La Revista Musical Chilena ha identificado como sus principales áreas de interés, la cultura musical de Chile, considerando tanto los aspectos musicales propiamente tales, como el marco histórico y sociocultural, desde la perspectiva de la musicología y de otras disciplinas relacionadas. Incorpora contenidos vinculados a compositores, ejecutantes e instrumentos de la música de arte, folclórica, popular urbana e indígena, al igual que artículos atinentes a manuscritos, investigadores, aspectos teóricos y modelos musicológicos, además de nuevos enfoques de la musicología como disciplina, tanto en Chile como en América Latina.
Aprueban alfabeto mapuche único
TEMUCO. La palabra "mapuche" (gente de la tierra, en voz indígena) continuará escribiéndose tal cual y no alternativamente mapuce o mapuxe, como figura actualmente en algunos textos, según sean empleados uno u otro de varios alfabetos.
Esto, porque desde ahora la enseñanza, difusión e impresos se hará con un único y oficial alfabeto, que fusionó otros seis textos en un solo grafemario, para terminar de esa forma con un caos lingüístico, con más de medio siglo de polémica vigencia.
La milenaria cultura mapuche no conocía ni desarrolló la escritura y lo más cercano a ella hasta antes de la llegada de los españoles fueron símbolos incorporados en tejidos o cerámicas (animales, grecas o figuras geométricas) que podían "leerse" como jeroglifos.
La carencia de un código o escritura más avanzada desarrolló en sus habitantes una gran capacidad mnemotécnica debido a que la historia, cultura y tradición era transmitida de memoria y de modo oral.
Dicha costumbre se mantiene hasta hoy por boca de los más antiguos o ancianos que no dominan la nueva escritura creada con vocales y consonantes de la lengua hispana.
El nuevo alfabeto, compuesto por 6 vocales y 22 consonantes, concordado al fusionar al menos seis propuestas distintas, puso fin a una discusión académica de más de seis décadas, que lejos de promover la hasta ahora inexistente escritura en un pueblo de tradición oral, provocaba un verdadero caos y confusión comunicacional.
El abecedario fue consensuado por una comisión integrada por tres organizaciones mapuches: Ad Mapu, Kellugküayiñ Pu Zomo y Aflaiay, a las cuales pertenecían al menos tres autores de los alfabetos más conocidos o difundidos.
Las propuestas correspondían a los autores Sofía Painaqueo, Clara Antinao, José María Huilcamán, Eliseo Cañulef y Anselmo Raguileo, entre los más importantes.
El idioma o lengua mapuche, según especialistas como Juan Ñanculef, cumple con todos los requisitos formales para ser denominado como tal porque cuenta con una estructura gramática similar al castellano, con conjugación de verbos, pronombres, signos gramaticales, interjecciones, entre otros, aunque no tiene acento o tilde gráfico.
Editan los Primeros 5 Mil Abecedarios
Para difundir la nueva grafía, la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) lanzará el próximo mes los primeros cinco mil ejemplares del azumchefi o abecedario mapuche para unificar el alfabeto y terminar de una vez y para siempre con todas las confusiones.
El grafemario incorpora una sexta vocal, la ü, las consonantes compuestas ch, nh, tx, lh, ll, sh y tc, pero elimina definitivamente las consonantes b, d, j y v.
Pese a que todos los alfabetos usados hasta ahora usaban indiscriminadamente distintas vocales y consonantes para escribir una misma palabra, su pronunciación, sonido o fonética y su significado era el mismo.
Aunque el tema parece casi un detalle lingüístico, tiene una importancia fundamental para la enseñanza de la escritura del "mapuzungun", como se escribirá ahora la lengua mapuche con la eliminación de la consonante d, aunque quizás por mucho tiempo más continuará escribiéndose "mapudungun".
En la actualidad, unas 200 mil personas del millón de mapuches habla y escribe en su propia lengua, razón por la cual la recuperación del idioma es uno de los grandes desafíos que están planteando los organismos educacionales e indigenistas y académicos y para muchos es igual o más importante que la recuperación de tierras.
El asesor de Educación y Cultura de la Conadi, Juan Ñanculef, dice que el alfabeto único es el primer paso para avanzar en la educación intercultural, imprimir nuevos textos de carácter educativo y didáctico y diseñar una especie de silabario, que será el documento oficial para la enseñanza de la lengua ancestral.
Cuenta que desde 1927 en adelante, con la imposición del primer alfabeto por los padres capuchinos alemanes, llegaron a existir hasta veinte grafemarios distintos, cada uno defendido a brazo partido por cada uno de sus autores.
Pese a ello, después de largas discusiones, congresos y hasta peleas públicas, prevalecieron dos grandes corrientes que postulaban, como el caso del lingüsta mapuche Anselmo Raguileo, la tesis de una letra y un sonido, con otra que fusionaba hasta dos consonantes como una sola letra o grafema.
La discusión, recuerda Ñanculef, no sólo enfatizó en matices, sino derivó en cuestiones de carácter político, territorial y religioso, donde cada autor recibió el pleno respaldo de sus partidos, comunidades y hasta de las machis.
Con el nuevo grafemario, por ejemplo, la "trutruca" nunca volverá a ser escrita en esa forma más académica o huinca ni "xuxuka" como lo hacía el mapuchista Raguileo, sino ahora será sencilla o complicadamente "txutxuka", porque la tx, por la fusión, sonará tr.
Similar cosa ocurrirá con la denominación del año nuevo mapuche. Con el alfabeto más académico se escribe hoy we tripantu y con el de Raguileo we xipantu. Ahora, con el nuevo, quedará como we txipantu.
Tras la concordancia de un alfabeto único, que dejará obsoleta la mayoría de los textos escritos hasta ahora en "mapuzungun" (sin tilde, porque también se elimina), el abecedario queda compuesto de la siguiente manera: A/Z/U/M/CH/E/F/I/K/T/NH/TX/O/Y/Q/G/LH/Ñ/R/S/LL/P/Ü (con cremillas) /W/L/N/SH y TC.