Noviembre 15, 2003

Bailes para expresar la alegría de creer

Mandujano, Víctor M. (2003)
Libro recoge manifestaciones de profunda religiosidad de Chile central.


Cada baile visitante debe saludar al baile dueño de casa antes de saludar a la imagen sagrada. Cumplida esta ceremonia, los bailes se saludan unos a otros. Foto: Nicolás Piwonka
Danzas chinas a 40 kilómetros de Santiago parecen una locura. Sin embargo, existen y forman parte de una tradición cuyo origen se remonta al año 1500.

Esa es la temática recogida por el antropólogo Claudio Mercado, el músico Víctor Rondón y el fotógrafo Nicolás Piwonka en Con mi humilde devoción: bailes chinos de Chile Central. El libro de 150 páginas y 30 x 30 cm, financiado por el Banco Santander Santiago, será distribuido en el Ministerio de Educación, en el Museo de Arte Precolombino y en el banco patrocinante.

Aclarando conceptos

La verdad es que el término chino no tiene que ver con el milenario pueblo oriental. El vocablo viene de los quechuas y significa sirviente o ayudante. Por ello, las actuales nanas o empleadas domésticas antes fueron llamadas chinas.

La obra está basada en los bailes practicados por campesinos y pescadores, músicos danzantes agrupados en cofradías para expresar su fe en fiestas religiosas de villorrios y caletas próximas a Santiago.

Claudio Mercado investigó los bailes chinos que forman parte de rituales populares americanos que mezclan lo nativo y lo europeo. En ellos se observan aportes indígenas, como la música instrumental, la danza, los instrumentos musicales, y la relación directa con lo sobrenatural a través de estados especiales de conciencia. También hay aportes hispánicos, imágenes sagradas, un calendario ritual y otros elementos de la religiosidad cristiana.

Los chinos bailan, tocan sus flautas y cantan para asegurar sus necesidades fundamentales: salud, lluvias, buena cosecha, protección y una abundante pesca. A la vez, las fiestas sirven para estrechar vínculos sociales y familiares entre los integrantes de localidades vecinas.

Claudio Mercado se hizo bailarín chino hace 11 años. De allí su familiaridad con el tema, explica Nicolás Piwonka y agrega que este fenómeno se produce exclusivamente en la zona central del país: Es transversal, ya que se practica en la costa y en tierras agrícolas. Pensé que en la zona central esas tradiciones se habían perdido, pero están asociadas a festividades religiosas. En excavaciones arqueológicas se han encontrado flautas chinas de más de 1.500 años. Eran flautas líticas que hoy han sido sustituidas por instrumentos de madera en un proceso de adaptación.

Respecto a la relación de estos bailes con La Tirana, Piwonka explica que en la fiesta nortina también hay bailes chinos, pero un poco distintos, pues allí usan el bombo, los platillos, la quena y los bronces (bombardinos, trombones y trompetas). Aquí son sólo flautas con un sonido muy especial. Cuando los intérpretes están 'chiniando', aspiran, soplan muy fuerte y se agachan para entrar en un proceso de hiperventilación a través del cual llegan a un estado de trance.

Piwonka señala que desde el punto de vista de su crecimiento como autor, este trabajo significó mucho, pues desde mi anterior temática naturalista me he ido metiendo en la naturaleza humana. Ser aceptado por estos grupos requiere tiempo, pero al estar apoyado por la gente que estudia el fenómeno se puede llegar al fondo del problema. Al registrar estas manifestaciones, la idea es que el fotógrafo sea invisible.