La Revista Musical Chilena ha identificado como sus principales áreas de interés, la cultura musical de Chile, considerando tanto los aspectos musicales propiamente tales, como el marco histórico y sociocultural, desde la perspectiva de la musicología y de otras disciplinas relacionadas. Incorpora contenidos vinculados a compositores, ejecutantes e instrumentos de la música de arte, folclórica, popular urbana e indígena, al igual que artículos atinentes a manuscritos, investigadores, aspectos teóricos y modelos musicológicos, además de nuevos enfoques de la musicología como disciplina, tanto en Chile como en América Latina.
Compositores Chilenos en Dinamarca
En Copenhague.- Luis Orlandini, guitarrista; la pianista Valeria Zanini, el flautista Lars Graugaard, Sofía Asunción Claro, arpista, y Alberto Dourthe, violín concertino de la Orquesta Sinfónica de Chile, presentaron obras de los compositores chilenos.
Este Festival se inserta dentro de un intercambio músico-cultural entre Dinamarca y Chile que como su directora artística, he promovido desde allá. Las actividades de intercambio realizadas durante muchos años han contado con la participación activa del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, y ha consistido en implementar diferentes actividades como la presencia de músicos daneses en Chile y de chilenos en Dinamarca; tal fue el caso del Festival realizado este año en Copenhague en que Luis Orlandini, guitarrista, y Alberto Dourthe, violín concertino de la Orquesta Sinfónica de Chile, viajaron a esa ciudad. Ellos junto a la pianista Valeria Zanini, el flautista Lars Graugaard y yo, presentaron las obras de los compositores chilenos participantes de dicho Festival.
El encargo de obras nuevas o "estrenos mundiales" es de vital importancia para el compositor y hace del Festival mismo algo exclusivo ya que la obra es tocada por primera vez, atrayendo especialmente a críticos que tendrán la oportunidad de escuchar las últimas tendencias composicionales, y a las radios, que tendrán la primicia de su transmisión.
Compositores participantes
En el I Festival de este año se estrenaron ocho obras de los siguientes compositores: Jorge Arriagada, Rafael Díaz, Fernando García, Alejandro Guarello, Gabriel Matthey, Aliocha Solovera, Santiago Vera y Carlos Zamora. En el II Festival de 2002 se estrenarán obras de Miguel Aguilar, Oscar Carmona, Cecilia Cordero, Rafael Díaz, Andrés Ferrari, Fernando García, Alejandro Guarello, Miguel Letelier, Gabriel Matthey, Juan Orrego-Salas, Hernán Ramírez, Guillermo Rifo, Aliocha Solovera y Jorge Springinsfeld; en total catorce estrenos mundiales, seis más que en el Festival anterior. Esto muestra el boom actual en la composición chilena, fenómeno excepcional en cualquier país del mundo. Además se tocarán obras de Gustavo Becerra-Schmidt, Eduardo Cáceres, Andrés Maupoint y Cirilo Vila.
La Radio Danesa (DR) a través de Evan Vestegaard, encargado de la programación del canal radial "DR-P2Musik" dedicado a la música clásica, ha manifestado su interés en el próximo Festival. Es interesante señalar que esta emisora tiene además acuerdos con todas las radios europeas para la retransmisión de este tipo de programas. Por su parte, la radio local Mollea también se interesó en este proyecto y ambas emisoras grabaron el primer Festival, haciendo varios programas en que se han difundido las obras de los compositores participantes.
Para el II Festival viajarán desde Chile el saxofonista Miguel Villafruela, profesor de saxofón en la Universidad de Chile, y el violonchelista Celso López, profesor de la Orquesta Sinfónica de Chile. Además de Dinamarca, actuarán el flautista y compositor Lars Graugaard, profesor de la Academia Carl Nielsen, y yo como arpista, quienes formamos el Dúo Claro. Hemos visitado regularmente Chile y participado como solistas con la Orquesta de Cámara, que dirige Fernando Rosas, en los festivales de música contemporánea de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica, y en clases magistrales, entre otras actividades.
Boom
El fenómeno que actualmente sucede en nuestro país es notable y digno de un análisis más profundo. Por ahora y de paso, podemos delinear la situación de los últimos años, consistente en un sorpresivo e inesperado florecimiento de la composición musical. Cabe destacar, como características especiales de este fenómeno, su particular heterogeneidad, su gran creatividad y el carácter personal, individual, de cada proposición. En suma, nos encontramos frente a un variadísimo lenguaje musical en donde cada compositor se explaya a su manera y en donde todas las propuestas son válidas. Después de los programas presentados en el Festival de 2001 no se puede sino guardar grandes expectativas para el Festival de 2002. Llamaron la atención algunos aspectos de las obras: el lirismo fluyente de Solovera en el quinteto "Silence Please"; el dramatismo, a la manera de George Crumb, en la obra "Una flor lanzada a la fosa de los desaparecidos" de Rafael Díaz; la mezcla de modernismo y minimalismo con colorido rítmico latinoamericano del "Cuarteto para la Asunción" de Gabriel Matthey; el esquematismo expresionista de Fernando García en "Nueve relatos" para piano y en los "Comentarios breves" para flauta y arpa; el uso de materiales folclóricos americanos o la introducción de elementos de una tradición local, como en el caso de la obra de Santiago Vera para violín y guitarra llamada "Los Toleskas" y del trío para flauta, violín y arpa "Movimiento" de Carlos Zamora; así como el ascetismo intelectual de Alejandro Guarello, que en su "Solitario VI" para flauta sola, muestra una vez más su afán de ruptura a través de la búsqueda de una nueva proposición estética con una gran claridad formal. Además, es notable la riqueza sonora instrumental de Juan Orrego Salas en las "Glosas" para violín y guitarra y en el dramatismo de las "Variaciones sobre un canto", en donde el efecto del pedal del arpa se integra magistralmente a la idea musical del lamento de la melodia judía del Yemen. Es también sorprendente la introducción del nocturno de Chopin en "Jetzt", obra para flauta y guitarra de Pablo Aranda, consiguiendo una armonía y equilibrio a través de un elemento de indudable humor y novedad. Por otra parte, entre las obras para piano merecen nombrarse la bien lograda "Rapsodia chilensis" de Cirilo Vila, el "Preludio y balistocata" de Gustavo Becerra-Schmidt, - en donde se oyen diferentes citas musicales- y el "Seco, fantasmal y vertiginoso" de Eduardo Cáceres. Así mismo, provocaron interés "Solo por el Ande" de Juan Amenábar, "Suite Ruiziana N. 1" de Jorge Arriagada, "Tres mo-men-tos" de Cáceres, "Aria" de Ramón Campbell, "Suite Transitorial" de Edmundo Vásquez y "Música Innecesaria" de Fernando Torm, todos ellos parte importante y muy representativa de la composición chilena de los últimos años.
Todas esas obras muestran una enorme amplitud de lenguaje y riqueza de estilos que, para el auditor danés, son una experiencia sin duda enriquecedora, sorprendentemente variada comparada con la uniformidad de la composición danesa en su conceptualismo homogéneo y más bien estático. Esta variedad atrae enormemente y hace de su audición algo verdaderamente único.
La fuerza de estas obras reside en la diversidad estilística de los compositores, como se indicaba anteriormente, manifestaciones radicalmente opuestas que a veces nos recuerdan lo que fue la escuela de Damstadt o las escuelas francesas de Messiaen o Boulez pero, eso sí, con una originalidad antes no vista ni permitida.
Hoy todo parece permitido, incluso el pecado mortal de la melodía ya no es ni venial. La armonía clásica también puede estar presente en este sinnúmero de tendencias que, finalmente, han liberado a la composición contemporánea de un fundamentalismo que limitaba las diversas expresiones y que hoy felizmente parece superado.
Globalizar, internacionalizar nuestra música actual es, antes que todo, reconocer la creatividad musical que tenemos en nuestro país; luego, ser debidamente respetuosos con ella, dándole el espacio y apoyo que se merece como una manifestación de alta excelencia, de la que sin duda esta sociedad, más bien frívola y consumista, se ha marginado; lo que significa, más temprano que tarde, marginarse de un humanismo esencial - contrapunto y armonía de la música- en que lo primordial es y debe ser siempre el ser humano.