Abril 29, 2001

El neofolclor chileno

Osses Muñoz, Julio - Contreras, Marcelo (2001)

La segunda y más importante formación de Los Cuatro Cuartos: Pedro Mesone, Willy Bascuñán, Carlos Videla, Fernando Torti y Luis "Chino" Urquidi, Se separaron tras la trágica muerte de Torti.
Empujado por grupos como Los Cuatro Cuartos, el neofolclor puso - a mediados de los 60- a competir, mano a mano, la tonada local con la música de The Beatles. El hombre detrás del fenómeno: el productor musical Camilo Fernández.

A mediados de la década del 60, un puñado de agrupaciones locales elevó la tonada y la refalosa a los primeros lugares de las listas de éxitos, llegando a disputar mano a mano con los entonces famosos The Beatles y con las consagradas estrellas de la Nueva Ola chilena.

Eran los grupos del neofolclor, miembros de una suerte de corriente musical, que sirvió de transición histórica entre la tradición musical huasa de la primera mitad del siglo XX y el surgimiento de la Nueva Canción Chilena que creció con fuerza a la vera de Violeta Parra.

Apoyado por el ojo comercial del periodista y productor musical Camilo Fernández, que ya había conseguido penetrar en el mercado artístico posicionando a la Nueva Ola, el neofolclor reinó durante un breve periodo. Los siguientes son algunos de los elementos esenciales de este fenómeno, a medio camino entre el marketing y el movimiento creativo. Seguir leyendo...
Fuente: El Mercurio de Santiago

Febrero 17, 2001

Vicente Bianchi: defensor de lo nuestro

González S., Cristián M. (2001)
A mediados de la década del cincuenta, el nombre de Pablo Neruda traspasó las fronteras de la poesía y llegó incluso a los rankings de ventas discográficos gracias a la musicalización que se hiciera de una de sus creaciones: "Las tonadas de Manuel Rodríguez". Vicente Bianchi Alarcón fue el responsable.

Para este compositor, arreglador, intérprete y director de orquestas y coros, aquello no sólo sería el comienzo de una estrecha relación de trabajo con el poeta, sino una nota más en la extensa composición que constituye su vida como infatigable creador y difusor de la música chilena, tanto sinfónica como popular, por más de sesenta años.

Fue durante unas Fiestas Patrias -el 18 de septiembre de 1955- cuando se sentó frente al piano y a las partituras, decidido a ponerles melodía a los versos de Neruda. Los últimos cinco años los había vivido en Lima y estaba muy involucrado con la música peruana, pero ya estaba de regreso en Chile. "Los tomé para ver si me venía alguna inspiración. Hacía mucho tiempo que tenía esa idea en mente y no lo había podido hacer, pero aquel día la canción salió muy rápidamente", cuenta. Seguir leyendo...
Fuente: El Mercurio de Santiago

Diciembre 23, 2000

Dedos con Futuro

Hevia, Jorge (2000)
Esta no es una lista exhaustiva de todos los jóvenes talentosos que en nuestro medio han tomado la opción del piano. Entregamos sí una muestra de los valores chilenos que están comenzando a asomarse al mundo de las presentaciones en público. Tienen entre 20 y 35 años y a todos ellos les hicimos esta pregunta: ¿Qué te dio y qué te quitó el piano?

Desde 1999 es contratado como pianista estable del Teatro Municipal de Santiago. Junto a Mariselle Martínez, participó en 1998 en el Concurso Internacional de canto "Francisco Viñas", en Barcelona, donde obtuvieron el Premio Schubert.

Lo más importante que me ha dado la música es el haber conocido muchos amigos y poder realmente comunicarme con muchas personas; pero más que todo me ha permitido conocerme a mí mismo. La música es cada vez una experiencia única para el intérprete y una vivencia concreta para el que la siente. Como la música viaja de tu interior hacia los demás es lo que crea en ti un desarrollo de los sentidos y de tu forma de vivir, pero siempre con dirección hacia tu interior. Seguir leyendo...

Diciembre 22, 2000

300 años de piano

El Mercurio de Santiago (2000)
Desde los instrumentos que estaban en los salones de los Medici a los pianos japoneses del siglo XX muchas cosas han cambiado. Sin embargo, la búsqueda que motivó el primer instrumento permanece: hacer nuevos encuentros en cantidad de sonido y permitir, a la vez, mayores posibilidades interpretativas. Los estandartes fueron matices y proyección.

Si bien se le atribuye el primer pianoforte a Bartolomeo Cristofori en 1698, 1700 es la fecha del nacimiento oficial del nuevo instrumento a martillo. En efecto, la primera descripción del arpicembalo che fa il piano e il forte, el invento de Cristofori, data de 1700, y se encuentra en un libro de inventario de la colección de instrumentos musicales de los Medici, conservado en Florencia. El pianoforte aparece dentro de un clima de controversia respecto del clavecín, cuya capacidad de matices se considera insuficiente. Al clavicordio tampoco se lo considera mejor, pues es de una discreción casi patológica, a pesar de que su mecánica paradójicamente permite matices "piano" y "forte", como asimismo un vibrato sobre la cuerda. Seguir leyendo...

Diciembre 21, 2000

Nuestros pianistas en el siglo XX

Quiroga, Daniel (2000)
La figura descollante que alcanzó Claudio Arrau en el mundo opacó fatalmente la vida y carrera de numerosos intérpretes de piano surgidos del Conservatorio durante la primera mitad del siglo y de los cuales se conservan escasos registros sonoros.

El historiador Eugenio Pereira Salas dice en su "Historia de la Música en Chile", que finaliza en 1900: "Se iba el siglo sin haber producido nada trascendental dentro de la jerarquía auténtica de las bellas artes, pero en el escenario quedaban los actores adolescentes que concertarían la producción musical".

Y gran parte de esos actores está formada por el número significativo de artistas del piano producidos en este país, en esa época lejana cuando apenas contaba con unos tres millones de habitantes. El piano era un personaje de primer orden en la vida social del país. En los hogares chilenos aseguraba el 'status'. La música en la casa era dedicación preferente de las hijas de familia, un complemento necesario de su belleza y de su posible talento artístico, a veces compartido con la pintura, la danza y la recitación. Fuera de la casa, el arte lírico y su influencia esparcida desde el Teatro Municipal de Santiago decía siempre la última palabra. Seguir leyendo...
Fuente: El Mercurio de Santiago