Octubre 23, 2005

Cora Bindhoff en el recuerdo

Merino Montero, Luis (2005)

Cora Bindhoff tuvo una multifacética labor en la música chilena.
Al cumplirse un decenio de su partida, el formidable legado que nos dejó mantiene plena vigencia, acorde con el amor que ella tuvo por la música, como un componente fundamental en la formación integral del ser humano.

El 27 de octubre de 1995, a la edad de 90 años, falleció en Santiago la gran educadora Cora Bindhoff. Gracias a los estudios que realizó en prestigiadas instituciones de Chile, Argentina, Bélgica y Alemania (Berlín), alcanzó una completa preparación en la música que le permitió desempeñarse, entre otros cargos, como profesora de cátedra de piano del entonces Conservatorio Nacional de Música de la Universidad de Chile.

Fue en la educación musical general donde concentró una parte importante de su vida y su quehacer, en lo que respecta al trabajo en aula, tanto como en los aspectos curriculares, técnicos, metodológicos y musicales.

El año 1966, señaló en la Revista Musical Chilena que la educación musical en las escuelas, "debe salir al encuentro y llevar la música a todos los niños sin distinción de condiciones específicas, como medio de enriquecer y recrear sus vidas capacitándoles para participar, en la medida de sus posibilidades, en las diferentes actividades musicales que incluyen la audición inteligente de la música culta, con comprensión de su lenguaje estilístico y formal; el canto coral, la actividad instrumental y dancística y la libre expresión creadora a través del movimiento, palabra y sonido musical".

Abundando en este pensamiento, subrayó la importancia de la música en la formación integral del niño y su cultura general. Junto con desestimar la enseñanza musical de manera teórica y libresca, destacó la necesidad de "que el niño haga música en contacto directo con ella, desde su más tierna edad". Empezar la educación musical en el nivel secundario, sería, como ella señalaba, iniciar la construcción de un edificio por el segundo piso.

En el extranjero

Una influencia iluminadora fue el gran músico y educador húngaro Zoltan Kodály, a quien conoció personalmente en Budapest, cuando Kodály presidía la sexta conferencia del ISME (Sociedad Internacional de Educación Musical) en junio de 1964. Posteriormente, se reencontrarían en Interlochen, Michigan, en los Estados Unidos, en agosto de 1966, y continuarían en contacto epistolar hasta poco antes de la muerte de Kodály acaecida el año 1967.

A su contacto personal con Kodály, se suma el haber podido conocer in situ la labor de educación musical que Kodály desarrolló a un nivel de país en Hungría. Entre los variados aspectos que llamaron su atención, fue la importancia de la música tradicional en el proceso educativo, junto a la variedad del repertorio auditivo, el que además de la música tradicional debería incluir tanto la música de arte contemporánea como del pasado, de modo que el niño se pudiera familiarizar con los más variados lenguajes y estilos de la música desde su más tierna edad. Esto con el propósito de formar seres humanos cultos, y no necesariamente músicos profesionales. Su experiencia personal de la educación musical general en Hungría le produjo, en sus propias palabras, "un impacto tal que será difícil verla superada por cualquier otra experiencia similar".

Junto con empaparse del método Kodály, Cora Bindhoff demostró un conocimiento acabado de otros métodos clave de la educación musical general del siglo XX, tales como el método de Carl Orff (Alemania), el método de Justine Ward (Estados Unidos), el método Martenot (Francia) y el método de Shinichi Suzuki (Japón). Además, le llamó profundamente la atención un Proyecto de Música Contemporánea que patrocinó el año 1958 la Fundación Ford, consistente en ubicar compositores jóvenes en escuelas primarias y secundarias de los Estados Unidos, lo que permitió a estudiantes norteamericanos muy jóvenes lograr una comprensión profunda de la música del siglo XX.

Su conocimiento de los más avanzados sistemas de la educación musical general se conjugó con un descarnado diagnóstico del estado de la educación musical en nuestro continente. En el año 1965, manifestó lo siguiente en otro artículo publicado en la Revista Musical Chilena. "Los países de la América Latina incluyen, en su casi totalidad, la educación musical obligatoria en el planeamiento de la instrucción pública. Mas ésta sigue sufriendo una postergación general en los programas educacionales, ya que sólo parece considerársele como medio para ilustrar actos públicos, animar fiestas patrias y del establecimiento. Además, es la primera de las clases que se suprime cuando otra asignatura necesita un refuerzo momentáneo o se ha citado un consejo de profesores".

Esta percepción dio pábulo a una intensa labor organizadora y de gestión. Desempeñó diversos cargos en el Ministerio de Educación, orientados al mejoramiento de la educación musical general chilena en lo referente a sus aspectos técnicos, curriculares y de disponibilidad de repertorio musical. Fue una de las socias fundadoras de la Asociación de Educación Musical de Chile (1946). Le cupo un papel fundamental en la creación del Instituto Interamericano de Educación Musical (Intem) en 1960, para lo que contara con el apoyo de dos decanos de la entonces Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile, inicialmente don Alfonso Letelier Llona y posteriormente don Domingo Santa Cruz Wilson, además del impulso brindado por el entonces jefe de la Sección Música de la Unión Panamericana y secretario ejecutivo del Consejo Interamericano de Música, Guillermo Espinoza. Junto a Brunilda Cartes, Cora Bindhoff presentó el proyecto de creación del Intem a la I Conferencia Interamericana de Educación Musical, realizada entre el 13 y el 17 de diciembre de 1960 en la Universidad de San Germán, Puerto Rico, el que fue aprobado como una de las recomendaciones de la Conferencia.

Posteriormente, el presidente del Cidem propuso, al rector de la Universidad de Chile, el establecimiento del Intem bajo la tuición de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales. Por su parte, el Consejo Universitario acordó que el Instituto Interamericano de Educación Musical dependiera de la Facultad.

Gran legado

El Instituto Interamericano de Educación Musical, bajo la dirección de la profesora Cora Bindhoff, inició entonces la preparación académica de especialistas en educación musical, capacitándolos para desempeñar las funciones propias de profesores de música, directores de conservatorios, asesores, supervisores y también para iniciar y continuar estudios de investigación musical.

Además, el Intem se preparó para prestar asistencia técnica y proporcionar adiestramiento a gobiernos, individuos e instituciones que lo solicitaran.

En su Reseña del Instituto Interamericano de Educación Musical y su proyección en América el profesor Luis Donoso Varela, director académico del Intem entre 1983 y 1996, expresa que, entre 1963 y 1997, el Instituto atendió 386 becarios de 21 países del continente americano, incluyendo a Chile. Ello demuestra la benéfica irradiación americana de Cora Bindhoff, como la forjadora de las metas esenciales del Instituto. Su labor fue reconocida, entre otras distinciones, con un premio que lleva el nombre de un gran educador musical del siglo XX: Edgar Willems.

Silabario musical

Dentro de esta multifacética y fecunda labor como educadora, se destacan también los escritos publicados entre 1957 y 1988, señalados en la bibliografía selectiva publicada en la Revista Musical Chilena (1996).

Sus prólogos para el volumen I y II de Canciones para la juventud de América, publicados en 1957 y 1960, respectivamente, como su valedictorio Silabario musical (…del niño común y corriente), publicado en 1988, relacionado con el Kindergarten musical, un proyecto muy querido por ella que desarrollara junto a su hermana Elisa, reflejan la importancia que le atribuía a la música como algo vivo en la educación del niño. Por otra parte, sus artículos publicados en la Revista Musical Chilena y el Boletín del Intem, demuestran un conocimiento de los pliegues más íntimos de la educación musical, nutrido por una variada, pero muy bien dosificada actividad internacional.

Al cumplirse un decenio de su partida, el formidable legado que nos dejó mantiene plena vigencia, acorde con el amor que ella tuvo por la música, como un componente fundamental en la formación integral del ser humano.