Julio 9, 2007

La fiesta de La Tirana

Varios

La Leyenda de la Tirana
"Ñusta Huillac, hija del último Gran Sacerdote de los Incas, alimentaba un odio mortal hacia los conquistadores españoles. Cuando Diego de Almagro volvió al Perú, ella se retiro acompañada de sus fieles guerreros a la Pampa del Tamarugal, en aquel tiempo rica región de bosques, donde persiguió y mató a centenares de españoles. Recibió el sobrenombre de Tirana, de allí el de la localidad de La Tirana. Un día sus soldados hicieron prisionero a un portugués y lo llevaron a su presencia. Se trataba de Vasco de Almeyda que venía de Huantajaya donde explotaba una mina de oro (?). La Ñusta se enamoró de él, pero ésto fue su ruina. Por amor se convirtió a la religión de los conquistadores. La pareja fue sorprendida por los guerreros indios cuando se disponían a huir. La princesa y su amante fueron muertos en el campo. Cien años después un monje, Antonio, encontró en ese mismo sitio una virgen tallada en la roca y una cruz de madera e hizo construir una capilla actualmente centro del culto de los miles de peregrinos" (Van Kessel 1987: 11). Aunque el origen del mito de La Tirana se puede fechar en los tiempos de la conquista, en el siglo XVI, el desarrollo del movimiento de peregrinos como tal sólo toma cuerpo como lo conocemos hoy desde principios de siglo XX, teniendo como marco de referencia la intensa actividad salitrera de la pampa y del emergente y combativo movimiento obrero chileno.


Los Libros de la Tirana
Los libros de La Tirana

Bernardo Guerrero Jiménez

Lo que más se conoce de la fiesta de La Tirana es su leyenda: el amor entre la Ñusta Huillac y el portugués Vasco de Almeyda. El desenlace daría origen al gran culto a la Virgen del Carmen.

Sólo en los años 70 las ciencias sociales regionales manifiestan su preocupación e interés por el tema. Paradojalmente es un holandés el Dr Juan van Kessel quien empieza investigar y publicar, desde una perspectiva sociológica estas manifestaciones de religiosidad popular.

A comienzos de los setenta Juan Van Kessel, en una edición mimeografiada, hecha en Antofagasta, publica dos tomos de "Los Bailarines en el Desierto". En esta obra, analiza la dinámica de los bailes religiosos del norte grande de Chile, en base al continum tradicional-moderno, planteando que estos bailes no son sociedades impermeables al cambios, sino que muestran un interesante estilo adaptativo y de integración a la sociedad nacional. Con la técnica del survey recoge datos acerca de la edad, sexo, ingresos, etc. En el segundo tomo, realiza un estudio etnográfico sobre tres bailesreligiosos del norte grande.

En los 80, aparecerá un nuevo libro del mismo autor, en la que retoma algunos temas de Los Bailarines. Se trata de "Lucero del Desierto" (1987). Un libro etnográfico, "Pescadores y Peregrinos de Tocopilla" permite entender la vida de los hombres del mar intrínsecamente ligado a la "china". Según van Kessel, el peregrinaje se caracteriza por un viaje difícil, por la vida en un campamento de carpas y en ambiente campestre, por la comida poco habitual -carne de llamo-, pero en especial por la vida en torno al baile. Los bailarines se ponen bajo la autoridad del líder ritual -el caporal-. Sus trajes y nombre de los bailes, son producto de una rica fantasía.

Lautaro Núñez, en su libro "La Tirana del Tamarugal. Del misterio al sacramento", plantea su estudio de La Tirana bajo la forma de un "ensayo antropológico e histórico" cuyo objetivo es preguntarse acerca de los orígenes que sustentan la festividad del Santuario de la Tirana. Para ello realiza un recorrido histórico desde los cultos precristiano de Tarapacá, los bailes religiosos inkaikos, la influencia de la conquista y el sincretismo religioso, para enseguida discutir la leyenda de la Tirana. El autor estable las coordenadas de tiempo y espacio que fundamentan la existencia del mito de la Tirana que diera a conocer el historiador tacneño Rómulo Cuneo Vidal. En otra dirección Eric Laan, en su ³Bailar para Sanar. Estudio de la praxis de la peregrinación de los bailes religiosos del norte de Chile² (1993), analiza a través de un baile religioso, el tema de la relación entre la búsqueda de la salud y el peregrinaje. Finalmente Patricia Henríquez en su libro "Por qué bailamos" hace una interesante investigación en la que analiza el mito fundacional de la fiesta y realiza una descripción de los bailes religiosos.

Todos estas investigaciones y otra más que no alcanzamos a reseñar Uribe, Durán, etc) dan cuenta de la vitalidad de la fiesta, y sobre todo de una fe irreductible. Los libros leídos demuestran que la religión popular, no es un opio; al contrario es el apio del pueblo.


La Fiesta de La Tirana según el diario El Tarapacá
Amanecía el 15 y en el camino blanquizo y prolongado, después de abandonar las últimas colinas de la zona salitrera, divisábamos las siluetas oscuras de una arboleda que se confundía con la tupida neblina que un airecillo frío iba disipando poco a poco. En el horizonte dibujóse la claridad del día con los hermosos tintes de la aurora y se nos hicieron más perceptibles las siluetas de la arboleda y una torre blanca que uno de nuestros guías nos dijo que era la Iglesia de La Tirana.

Entusiasmados por el contraste de ver árboles en medio de una esterilidad manifiesta, apuramos nuestros caballos lanzándolos al galope y llegando después al terreno en que comienzan a verse diseminados, en forma de alameda, unos frondosos tamarugos cuyas ramas se inclinaban a merced del suave viento como saludando a los viajeros, tanto a nosotros como a los de diferentes direcciones que veíamos llegar a caballo, en carretas y a pie en demanda de La Tirana.

>A poco oímos el eco monótono de unos pitos y tamboriles que a cada momento se hacían más sonoros. Era que llegábamos, pues al doblar a un recodo de tapias viejas desembocamos a una calle que hallamos casi llena de comparsas de individuos vestidos como en el carnaval. Tal era la variedad multicolor de sus trajes y lo que significaban, pues ni Mefistófeles (nombre del Diablo en el ³Fausto² de Goethe) faltaba en esas reuniones.

Ejecutaban unas danzas acompasadas y sin gracia alguna, al son de unos pitos pésimamente tocados y que semejaban el alarido desafinado de su triste condición humana. Eso sí, la indumentaria de algunos era lujosa. De muchos trajes pendían pesos fuertes, del terciopelo o paño fino de aquellos. Vimos un bailarín que en el birrete llevaba una cruz de libras esterlinas.

Pasamos de largo y llegamos a donde éramos esperados. La grata compañía de amigos y amigas hizo que las horas transcurrieran felices, aun hasta en la noche, en que se organizaron amenas tertulias donde campeaba el buen humor y la exquisita atención de los dueños de casa.

Allá en la plaza, las comparsas seguían con sus danzas monótonas, quemando cohetes a millares y las campanas de la iglesia llamaban a la oración. Siendo este el motivo principal de la fiesta -permitiendo a los Sres.párrocos y vicarios vender una cantidad apreciable de indulgencias, misas y otras "cosas divinas" que se compran a buen precio- quisimos conocer el templo, que por cierto es bien construido y cuidado. Tiene una nave hermosa que en estos días se llena con las comparsas de feligreses. Los sacerdotes se ven bien ocupados en su ministerios y hay buenos rezos que tal vez no se terminan o se dejan para después, con protestas de algunas pollerudas devotas de sayas rojas, carmesí, verdes, amarillas, que aquéllas, llaman "tatitoi".

Podríamos calcular en más de 5.000 almas las que ha ido este año a La Tirana, pues los trenes no dan abasto para conducir del Norte y Sur a tanta gente.

De Pozo Almonte hacia allí salían y regresaban carretelas, coches, cabalgaduras, interminablemente, el día en que nosotros llegamos, sitúandose en las callejuelas de La Tirana carpas con refrescos y licores, para la venta en general, fondines al aire libre, en cuyas mesas humeaba, más tarde una cazuela de un color indefinido. Más allá punteaba una guitarra y unos ojos soñolientos nos miraban al pasar… mientras se alienaban unos cuantos vasos vacíos como para llenarlos de "chuflay" y ponche bien helado.

Y en los extremos o esquinas de ese pueblo abigarrado se oían voces como éstas: "Juar, juar niños y cubrir la pinta".

El 16 de abrió el día con un calor excesivo, de tal manera que las gargantas se secaban. Quisimos beber agua y al probarla tuvimos que arrojarla: Era amarga.

Después de la Misa solamente nos pusimos en el atrio las beldades devotas que fueron a pedir a la virgencita blanca de El Carmelo "muchas importantes cosas", que seguramente ella se habría visto en amarillos apuros para concederlas y contener tantas exigencias… Aquí compramos su "medida" en cintas carmelitas, que se vendían como fuera el parroquiano, mientras en la plaza seguía y seguía el traqueteo de las comparsas y sus pitos, interrumpidos a veces por el: "Juar, juar niños y cubrir la pinta".

Más tarde, allá debajo de algunos tamarugos frondosos, hacíamos colación con algunos fiambres regados con San Pedro, Santa Inés o cualquier otro santo de la corte vinícola, mientras llegaba la hora de la Procesión y de emprender la retirada a nuestro punto de partida.

Y la procesión tuvo lugar. Sólo nos apercibimos por la grandiosa y estupenda quemazón de cohetes y las campanadas del Santuario que se prolongaron desde su comienzo hasta su terminación y siendo difícil seguir el trayecto por el pueblo que acompañaba a las andas en medio de una batahola que, muy lejos de ser piadosa, era altamente disonante, pagana, alejada de toda idea de respeto, misión y hasta moralidad.

Preferimos requerir nuestros jamelgos y lanzarnos a campo traviesa por entre los diseminados tamarugos hasta Pozo Almonte, dejando atrás el rumor que se perdía a la distancia del repique de campanas, los cohetes que reventaban y el traqueteo de los chunchos, morenos, lacas, llameros y otras comparsas, con su son… son.. Tricq, tracq, tricq tracq son.. Son… son..tricq, tracq.

He ahí la bullada fiesta de La Tirana, que este año ha sido el gran acontecimiento de la Pampa, con su brillo de un rídiculo paganismo de otra época.

PICK NICK
Alto San Antonio, julio 17 de 1911
Publicado en el diario El Tarapacá, el día 19 de julio de 1911.


El Antiguo Baile Religioso
El antiguo tipo: En el antiguo tipo de compañía de la zona, la estructura es menos diferenciada. La autoridad es de tipo tradicional, paternalista y religiosamente garantizada, y el poder está en manos de una sola persona, de la cual la compañía lleva a menudo su nombre. Esta persona, es el miembro más representativo del clan familiar. Tiene la plena - y pesada - responsabilidad de la organización: la de las finanzas y de los problemas jurídicos, la de los actos de culto, del orden, etc. El dirige personalmente los bailarines en las celebraciones religiosas, en las que, es también, la persona responsible y competente, lo que le confiere en el grupo una autoridad religiosa. Goza de gran prestigio y respeto. No se muestra autoritario en sus decisiones, -como lo es-, algunas veces, el caporal en las compañías de tipo moderno -pero toma solamente las decisiones que sabe aceptable y aceptadas por todos. No castiga ni sanciona, a la manera que el caporal "moderno" lo hace ordinariamente. La cohesión del grupo, la opinión y el deseo del jefe son tan fuertes, que es la presión social que sanciona al individuo desobediente, y el miembro rebelde se elimina por sí mismo. No hay reglamento escrito. Las costumbres tradicionales son normativas y los acontecimientos del pasado, de los cuales la memoria colectiva es el depósito, (soluciones dadas a conflictos y a casos dudosos), constituyen el código regulador del comportamiento del grupo y del rol de sus miembros. A causa de un cierto aislamiento y de la homogeneidad de su sociedad, esos grupos participan apenas en los conflictos sociales exteriores. Este tipo de autoridad y de poder haría suponer un alto grado de estabilidad y de cohesión de la familia y de condiciones socio-económicas estables, o incluso estáticas (rurales) así como un contexto socio-cultural de tipo tradicional. No se encuentra este tipo de compañías sino en los oasis y algunas veces también en las ciudades donde se han concentrado grupos de migrantes provenientes de un mismo oasis, y aun así, no se dan más en su pureza de "tipo ideal" describa arriba, puesto que la compañía tradicional está en todas las partes en vía de descomposición. El nombre de los grupos, es a menudo revelador. Los que son llamados "Cuerpo de baile…", o "Compañía…", pertenecen más bien a este tipo. Pero generalmente, la modernización de estructuras precede a la adaptación del nombre.

El nuevo tipo. El tipo moderno de las compañías, tiene una estructura interna más diferenciada y posee estatutos y reglamentos. El nombre "Sociedad de baile…", es a menudo un indicio de este tipo. Las relaciones familiares pueden ser múltiples, pero no hay una familia dominante o propietaria de la compañía. Hay dentro de ella, dos clases de dirigentes: en primer lugar el presidente y los cuatro directores. Son elegidos todos los años y controlados por la asamblea de miembros. Son responsables de toda la vida social del grupo: organización y administración de finanzas, gestiones ante las autoridades civiles, organización de los viajes, compras y obligación de representar a la compañía en la asociación y federación de bailarines. Por otra parte, está el Caporal, sucesor directo del antiguo "pater familias" de la compañías tradicional. Secundado por dos "guías" (los bailarines-guías), es el único que tienen competencia en lo que concierne a las actividades religiosas: fiesta, culto, ensayos. Dirige y controla de manera autónoma, bailarines, músicos y todos aquellos que tienen una función en el culto. Es el único responsible de la disciplina durante el culto, de la "buena presentación" y de la ejecución perfecta del complicado ritual, en el cual él es considerado como experto. En principio el caporal no está sujeto a sanciones, pero posee un gran poder punitivo personal que está definido en el reglamento. Mientras que los dirigentes sociales forman un equipo elegido democráticamente, el rol del dirigente religioso lo cumple una sola persona, con función permanente y poder absoluto. La autoridad social, representa ordinariamente la compañía al exterior. La autoridad religiosa, la representa solamente en determinadas ocasiones, por ejemplo, cuando los caporales de una asociación federación se reúnen como especialista del culto, para elaborar los programas y fijar los detalles rituales de las celebraciones religiosas colectivas.

Aunque las dos autoridades de la compañía sean en principio autónomas, cada una en su propio dominio de competencia, la autoridad social ha adquirido un prestigio mayor desde el desarrollo de las asociaciones y la acción común de las compañías. La autoridad religiosa, que antiguamente era la autoridad única, y además la autoridad suprema, ha perdido este primer lugar en provecho de la autoridad social. Al mismo tiempo que el caporal tiende a convertirse en el ejecutivo-técnico ("staff"), se desarrolla un mecanismo de control al servicio de la autoridad social ("line"); el consejo de tres "prudentes", llamando consejo de disciplina, y elegido por la asamblea, debe controlar la observación de los reglamentos y proponer las soluciones en caso de conflicto en la compañía. Cuando el caporal dirige el culto, este consejo está a su disposición y lo secunda para mantener la disciplina y el orden; y aunque tiene a su cargo la vigilancia, el derecho de sancionar corresponde en ese momento sólo al caporal. Dado que los derechos y obligaciones del caporal están definidos en los estatutos y reglamentos, el consejo tiene también el derecho de recordar al caporal sus deberes y de pedirle cuenta de sus actos, a pesar que, durante la celebración del culto el consejo esté enteramente a sus ordenes. El desarrollo de este tipo de control ha provocado algunas veces reacciones en el caporal, que pretendía así defender su supremacía tradicional. Estos conflictos son examinados por el consejo de disciplina de la asociación correspondiente. Hasta ahora, el caporal no estaba sometido a las sanciones de ninguna autoridad de su compañía, a pesar que ya han habido algunas tentativas en este sentido, dejando presagiar un cambio. Actualmente se tiende a que el caporal sea controlado por el consejo de su grupo y pueda ser sancionado por la autoridad social de la asociación. En caso de haber sido declarado culpable por el consejo de la asociación, el caporal puede apelar a la Federación.

De este modo, en 20 años, hemos asistido a la aparición y desarrollo de un nuevo tipo de autoridad, una autoridad meramente social, junto a la antigua autoridad, ahora dedicada exclusivamente al culto. Esta nueva autoridad más moderna, más ágil y más diferenciada, es elegida democráticamente por los socios reunidos en asamblea. Opera en equipo, en base a los estatutos y reglamentos. Ella ha sabido limitar y controlar la antigua autoridad. Ha logrado agrupar las diferentes compañías, hasta entonces aisladas y autónomas, en una organización única y centralizada que ha hecho posible la acción común y coordinada de toda la población de bailarines, según un modelo moderno y democrático.

Tomado del libro Lucero del Desierto de Juan van Kessel.
Más informaciones en www.crear.cl/publicaciones

Fuente: http://www.unap.cl/index.pl?iid=3639

Véase también: