Septiembre 30, 2001

La Vieja Ola

Somarriva Q., Marcelo (2001)
La noche del miércoles pasado se presentó en el Teatro Oriente el grupo de jazz Angel Parra Trío, acompañado de "Rabanito", Rafael Traslaviña, Lalo Parra y la cantante Carmen Carena, auspiciados por una marca de cigarrillos que sostiene que fumar es cosa de artistas (tome en cuenta el lector que Lalo Parra tiene un solo pulmón funcionando y que toca con un pequeño tanque de oxígeno cerca). El grupo de jazz tiene proyectadas nuevas presentaciones con más músicos veteranos en esta misma serie de conciertos y se están anunciando varios proyectos discográficos de esta especie. Desde un tiempo a esta parte han reaparecido en escenarios y estudios de grabación los nombres de músicos chilenos a los que el tiempo transcurrido demasiado rápido estaba dejando a la orilla del camino.

En términos masivos puede considerarse que todo este auge data desde el redescubrimiento de Roberto Parra y del verdadero fenómeno que fue la escenificación de la Negra Ester por Andrés Pérez, según un proyecto original del músico Mario Rojas (aun cuando ya había sido representada con escaso éxito por Dióscoro Rojas). Fue entonces cuando Alvaro Henríquez y los demás integrantes del disuelto conjunto "Los Tres" tomaron contacto con el legendario guitarrista Roberto Parra en lo que fue el primer paso para el descubrimiento de una serie de músicos mayores que se mantenían vigentes en ambientes más bien periféricos. Más tarde, las fondas organizadas por el conjunto fueron el espacio ideal para la difusión de músicos de la talla de "Rabanito", Rafael Traslaviña e Iván Cazabón. Paralelamente, surgieron iniciativas similares como la de Mario Rojas que documentó y grabó el trabajo del veterano conjunto de cuecas bravas "Los Chileneros".

No es este el momento ni el lugar para especular sobre las razones que pudieron haber existido detrás de estas tentativas. Sin embargo, en forma paralela o quizá anterior a lo que estaba pasando en Chile, se producía a nivel internacional el surgimiento masivo de músicos también veteranos y semiolvidados, como, por ejemplo, la caboverdiana Cesaria Evora, la mexicana Chavela Vargas y los rumanos "Taraf de Haidouks". En un fenómeno de redescubrimiento de mundos musicales dormidos que alcanzó dimensiones estelares inéditas con la reaparición de los músicos cubanos del club social "Buena Vista".

Tanto en el caso de estos músicos internacionales como en el de sus pares chilenos puede decirse que se trata de artistas talentosos, sobrevivientes de un mundo camino a desaparecer que tienen detrás de sí una trayectoria casi legendaria. Con mayores licencias puede añadirse que se trata de músicos ancianos que paradójicamente entregan energía y vitalidad a un ambiente musical alicaído o tendiente a la uniformidad, con una mezcla de inocencia y sabiduría canalla. Se trata de artistas que no manejan los códigos ni los trucos vigentes en el mercado de la música actual, pero que al mismo tiempo vienen de vuelta desde hace mucho.

En un mundo en perpetua adolescencia estos músicos suelen representar cierta dignidad y una modesta elegancia. Lo que en chileno se llama "cuento".

El listado que se presenta a continuación pretende abarcar músicos de la tercera edad que continúan cultivando su arte. Se procuró una selección lo más amplia posible, intentando abarcar diversos estilos, desde el jazz hasta la cueca brava. Se lamenta la ausencia de algunos que por una u otra razón no pudieron dar su testimonio, como Iván Cazabón y de otros precursores como José Luis Córdoba y Domingo Santa Cruz, que a última hora debieron ser excluidos para privilegiar el espacio de quienes todavía siguen en el negocio.

Como sucede siempre, los que están aquí no son todos.