Septiembre 16, 2001

Las Consentidas

Molina, Paula (2001)
A esta altura del mes ya se habrá escuchado aquella voz que año a año reclama por qué la cueca no se toca más allá de septiembre y por qué en las fondas se baila cumbia. Tenemos ahí al menos un ejemplo de batalla perdida. La de la cumbia, porque ya son cincuenta los años que reivindican el sitial de los tropicales en la historia de la fiesta nacional; una historia coronada en el éxito transversal de Tommy Rey y su sonora o en la recuperación de legados como el de la Orquesta Huambaly (cuyo reciente disco, "100 éxitos inolvidables" no debería faltar en ninguna fonda casera).

Entre quienes la quieren, la cueca vive todo el año. Daniel Muñoz, exitoso actor que en el último tiempo ha grabado cuecas con Los Tricolores, enumeraba hace días algunos lugares de culto permanente (el Huaso Enrique, la Picá de Pepe Fuentes, reveló), a la vez que aseguraba, con desprecio, "Cuando tocan 'La consentida' yo no bailo". Y llegamos allí a un tercer lugar común de nuestras fiestas patrias: cierta sospecha ante la cueca "oficial", institucionalizada en los años del régimen y previos, la misma que nos acompaña hasta hoy en farmacias y supermercados, y que aparece pegadita a la rueda de carreta y la parrilla en ofertón. "El guatón Loyola", "Los lagos de Chile" (Pirihuei, Pirihueico, Panguipulli...), "Chicha de Curacaví" o la escolar "La rosa y el clavel", las cuecas consentidas.

Se erige, frente a ellas, la cueca chora recuperada por Los Tres en los años 90 y la cueca brava que Los Chileneros tocaron ante quince presidentes cuando Ricardo Lagos llegó a La Moneda, para escándalo de algunos diputados de la época (Cristi, Cardemil) que echaron de menos al Bafochi y a Los Huasos Quincheros. Cueca brava versus cueca oficial. Cueca "de parquet" reemplazando a la cueca auténtica, despreciada por la élite. Entrado el siglo 21, la dicotomía se hace menos evidente. El folclor de protocolo ya no se impone a la cueca genuina y la recuperación de esa cueca urbana ya ha sido emprendida no sólo por Los Tres, sino por otros hombres y mujeres como Pepe Fuentes, María Esther Zamora, Los Afuerinos, Los Paleteados del Puerto y, hoy, Los Tricolores o Los Santiaguinos.

El propio Daniel Muñoz es el mejor ejemplo. Si no es "La consentida": ¿qué baila Muñoz cuando sale a bailar cueca? Mucho: "Los chiquillos de la orilla", cueca porteña de Nano Núñez, entre las que grabó con Los Tricolores. O "Yo piso un corcho y me curo". O "Se llega a mascar de güena", entre muchas otras. La paradoja es que, siendo en su origen una música popular como pocas, por ahora la revaloración de esta cueca urbana sigue siendo un secreto que llega lentamente a los medios, y todavía más lento hasta la gente. Hasta ahora. Lo que Alvaro Henríquez hizo hace diez años con las cuecas choras, bien podría hacerlo ahora Muñoz, el actor de la TV y de "Huaiquimán y Tolosa", sacando a la cueca urbana de la semisombra en la que todavía se baila.

Para escuchar:
Se cargaron al Cañete - Fuentes Zamora

El boquera - Los Tricolores