Septiembre 2, 2001

Un hurto con homenaje

Cabezas, Esteban (2001)

Disco de "The Sampler's", uno de los alias utilizados por el músico alemán radicado en Chile, Uwe Schmidt.
En el comienzo fue el Sampler y luego el Sampler se hizo verbo, samplear. "Sample" en inglés es "muestra" y lo que hace el aparato llamado sampler es grabar digitalmente muestras de sonido. Tanto de instrumentos como de sonidos no musicales. ¿Y qué es lo que se hace con estos pequeños pedazos, identificables o no? Se crea música.

Dos ejemplos recientes: uno cercano, otro lejano. El nacional se llama "Hurtos", y no es metáfora. El australiano, en tanto, acumula cerca de 900 samples ordenados en 62 minutos de música. Es "Since I Left You" y su sexteto creador lleva como chapa el nombre The Avalanches. Están entre los diez más vendidos en el Reino Unido, mientras los chilenos - Bitman y Roban- , tiene su Apes ganado el año pasado.

Tomar la obra de otros no es nuevo. "Un buen compositor no imita: roba", dijo Stravinsky. Lo nuevo es hacer un disco con, prácticamente, un noventa por ciento de obra ajena.

¿Para qué imitar?

Esta es historia reciente. Tan flamante como las nuevas tecnologías. Hasta mediados de los ochenta, lo que se buscaba con las máquinas era otra cosa. Carlos Cabezas era parte del grupo "Electrodomésticos", pioneros en el uso de la electrónica en la escena rock chilena. "Mucho del trabajo de síntesis original trataba de imitar instrumentos. Por ejemplo, analizaban la onda de un violín con un osciloscopio y emulaban esa onda. Hasta que aparece el sampler, que es como sacar una foto. Y se dieron cuenta de que era mejor 'fotografiar' que 'pintar'. ¿Para qué reproducir el piano si lo tenemos?".

La evolución fue rápida. "Un sampler famoso de los primeros fue el Emulator. Y era caro. Otra máquina grande, el Sinclavier, costaba 200.000 dólares. Hoy debe valer 500", cuenta Cabezas.

Alguien que vivió con estos cambios fue un productivo músico alemán radicado en Chile, Uwe Schmidt. Su primer sampler, en 1985 u 86, fue un SK-1 Yamaha. "Era casi un juguete. Tenía uno o dos megabytes y capturaba como 30 segundos de sonido, y en mono". Hoy maneja 256 megabytes en RAM, los necesarios para darle vida a sus distintos alias. Uwe también es conocido como Atom Heart, Atomu Shinzo, Señor Coconut, Lisa Carbon Trío, Los Sampler's o Eric Satín. Estos "son personajes escogidos para abordar cada proyecto. Por ejemplo Satín es un sujeto con cierta arrogancia, pero con humor. Y muy francés". Los nombres artísticos de Uwe son muchos más y sus discos - entre cedés, vinilos, reediciones- se distribuyen a lo largo y ancho del mundo. Suman cerca de 180 títulos.

"Ha habido un cambio de rol del sampler", explica Uwe. "Antes era limitado y los sonidos rescatados eran percusivos o cortos. Hoy puedes samplear desde minutos a horas. Puedes hacer cualquier cosa con él". Por lo mismo, y por un asunto de ordenamiento mental, este creador funciona "con una biblioteca básica de sonidos bastante chica. Y para cada canción que hago, creo samples específicos y luego los boto. Pensando en determinadas canciones, hago los sonidos que necesito".

Cut, paste y mix

Collage y patchwork son los calificativos más comunes para este tipo de obras, pero llaman a equívoco. Escuchar "Hurtos", por ejemplo, no es como ver un cubrecama en el que se distinguen los trozos de tela reciclados. A veces asoma algo reconocible, pero mucho del material que utilizan ha sido desnaturalizado. En la carátula explican "Bitman y Roban es una estructura mínima de sonido, por lo que su resultado final se compone solamente de pequeños hurtos musicales sacados de contexto y reordenados". A continuación vienen mencionados una serie de músicos y grupos que, dependiendo de la melomanía del que escucha, pueden reconocerse. Pero son anécdotas en medio de la historia más grande que las cobija.

José Antonio Bravo, Bitman: "Empecé a jugar con cosas que ya existían. Decidí agarrar cosas de todos lados, y juntarlas. Luego nos juntamos con Cristián". Cristián Powditch, Roban: "Y el sample en nuestro caso es como una cámara de foto. Como Rauschenberg. Si te llama la atención una imagen, la tomas prestada, la sacas de contexto y la juntas con otras. Y la alteras. La pasas por un photoshop". Bitman: "Es como un instrumento más evolucionado". Roban: "Es como una pistola, que usa el ladrón o el policía. Lo puede utilizar alguien con criterio musical o lo puede usar un chanta".

Distintas muestras componen el álbum "Hurtos", cortadas y reutilizadas, "como sacar de un libro una frase y darle otro sentido". El ejemplo de Roban: Una línea de texto como "No está bien", que podría transformarse en "No, está bien" o "No está, bien".

Lo que no estuvo bien, para sus representantes fue el uso de la voz de Frank Sinatra. En la primera edición, casera, de "Hurtos" va una muestra de la Voz que en la edición para disquerías no va.

Mejorando el original

"Eso de ser creativo a partir de materiales ajenos está en un área gris" comenta Carlos Cabezas. "Es una línea muy frágil con el plagio", señala Roban. "Existen los derechos de reproducción, de comunicación pública y de modificación de una obra", especifica Jorge Mahú, director de estudios de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD). "Para tomar una obra y modificarla hay que contar con expresa autorización del propietario, porque entran en esa situación los derechos de reproducción y modificación".

Una expresa autorización que muchas veces no está. Y el caso de la voz de Sinatra no es aislado. El grupo Tiro de Gracia sampleó en su hit "El juego verdadero", un tema del compositor Grove Washington Jr. Y en otra canción hicieron lo mismo con un trozo musical de Miles Davis. En el primer caso llegaron - tuvieron que llegar- a un arreglo comercial con el autor. En el segundo, pesaba una cláusula en el testamento de Davis: la prohibición de ceder su legado a quien no fuera de piel negra. "Finalmente le contraargumentamos a la viuda, recuerda el ex manager Víctor Cabrera, que los latinos también éramos una minoría. Y finalmente aceptó".

La ley es distinta en cada país. Y en muchos casos se ha quedado atrás al enfrentar problemas suscitados por nuevas tecnologías. Uwe Schmidt: "¿Qué pueden hacer si realizo un disco en Alemania, es comprado por sello inglés y es editado en Estados Unidos? Nunca he tenido problemas, pero si, por ejemplo, el disco de Eric Satin fuera un hit en mi país, al tener el trozo de una canción popular alemana de los setenta, podría tenerlos". No es raro que la no-información sea la estrategia utilizada por muchos de los sampleadores, pero como puntualiza Uwe: "el concepto del copyright siempre termina entrando cuando hay dinero. Si vendes 2.000 copias, no dicen nada. Si vas en 20.000, dicen hum. Si llegas a las 200.000, vamos viendo".

La discusión ha tomado un cariz moral en la argumentación de los sampleadores. "Esto de rearmar utilizando ideas ajenas es algo que la pintura ha hecho desde hace mucho tiempo. Y al recurrir a las citas, haces un homenaje ¿es malo eso?", argumenta Cabezas. Una de las pocas respuestas de la industria a los creadores, en este caso del RIAA (Asociación de la Industria Fonográfica de Norteamérica) a los fans del grupo Negativland, argumentó: "Claramente, no todas las grabaciones que se catalogan como collages pueden apelar a la 'libertad de uso'. La música de baile o para hacer gimnasia, por ejemplo, está llena de mezclas y no es más que trozos de grabaciones populares sonando fuerte sobre un marcado beat. ¿Son esos collages legítimos? El artista que ha creado los temas originales piensa que no".

Así lo pensó, en otra área de la creación, el fotógrafo Pete Turner. Cuando Robert Rauschenberg utilizó en uno de sus collages un viejo aviso publicado en la revista Time, con una foto realizada por Turner, el afectado fue a juicio y lo ganó. ¿Qué pasaría con muchas obras de arte si los "citados" o "sampleados" confrontaran a los creadores? ¿Qué habría pasado, por ejemplo, con la Sonata para piano número uno (de 1909) de Charles Yves, que incluye trozos de himnos religiosos y canciones populares? El plagio, dijo Milton, se produce "si el que copia no mejora el original". Pero eso, lo de mejorar, ¿quién lo califica?

LA RED Y EL SAMPLER

Internet es un sitio lleno de direcciones relativas a nuevas propuestas frente a nuevos problemas. Algunas son: www.copyrightwebsite.com
Este sitio no trata sólo casos relativos a la música, sino que también aborda otros juicios en los cuales fue disputada una cita o un plagio, según el punto de vista.

www.icomm.ca/macos/
Sitio del MACOS o "Músicos en contra de los derechos de autor de los samples". Su logotipo, la letra "cé" del copyright, pero tachada, caracteriza a los integrantes de esta iniciativa.

www.atom-heart.com
Página donde se puede encontrar la historia y extensa obra del músico alemán radicado en Chile Uwe Schmidt.

www.pagina.de/hz
Sitio de la "Revista de Músicas Periféricas", publicación barcelonesa. Allí se puede encontrar la ponencia de John Oswald "Mejorando el original. Apropiacionismo o la piratería sonora como prerrogativa compositiva".

www.negativland.com
Sitio del grupo musical norteamericano Negativland, quienes perdieron un juicio contra los irlandeses de U2 por "apropiación" de uno de sus temas. Este caso y otros más, con toda la cobertura de la prensa al respecto, están en este lugar.
Fuente: El Mercurio de Santiago