Septiembre 15, 2003

Los secretos de "La Pérgola de las Flores"

Irarrázabal Sánchez, Elena (2003)

El alcalde y Laurita, interpretados por Justo Ugarte y y Silvia Piñeiro en 1960.
Estrenada hace más de 30 años, la comedia que sigue las andanzas de Carmela, de San Rosendo, forma parte de la memoria colectiva nacional y continúa atrayendo gente a sus funciones. Isidora Aguirre relata aquí detalles desconocidos sobre la génesis de la pieza, y la inspiración de sus personajes.

Ni un alfiler cabía en el Teatro Municipal hace algunas semanas, durante la función especial en que se montó de "La Pérgola de las Flores". Tres generaciones rieron con sus diálogos y entonaron las canciones del urbanista Valenzuela, de las sufridas floristas y del afectado Pierre, le peluquier. Al final, una ovación premió al elenco y a su directora, Carmen Barros. Pocos se enteraron de que la mujer bajita y menuda - que saludó junto al resto de los actores- era nada menos que una de las autoras de la obra.

A sus 84 años, Isidora Aguirre se encoge de hombros y se ríe. "Nadie cree posible que la autora de la Pérgola esté viva". "O ni saben que alguien la escribió. Es que la obra ya no es mía. Es del público". Autora del texto de la Pérgola - las contagiosas canciones y melodías fueron obra del fallecido Francisco Flores del Campo-, Isidora Aguirre demuestra una pasmosa lucidez al recordar el hito que marcó su vida y la historia teatral de Chile (sólo en su primer año de montaje convocó a medio millón de espectadores).

Tataranieta por partida doble de la musical Isidora Zegers - "por lo Tupper y por lo Huneeus"-, de ella dice haber heredado "el nombre, la estatura (medía un metro 50) y los genes artísticos". Genes que ha desplegado en su extenso trabajo como dramaturga, desconocido para muchos. Como ha señalado el crítico teatral Juan Andrés Piña, "el tumultuoso y sostenido éxito de "La pérgola de las flores" ha reducido a un segundo plano el trabajo dramatúrgico de Isidora Aguirre, que revela a uno de los autores nacionales de más variado registro".

La guagua y la Pérgola

Cuatro largos años tardó Isidora en convencerse de escribir "La pérgola de las flores". Amante del teatro, la música y el arte, tras su vuelta de París, donde estudió un año en la Escuela de Cine, inició una incipiente carrera de dramaturga y cosechó aplausos con su comedia "Carolina", escrita cuando tenía poco más de 30 años.

"En ese momento me pidieron que escribiera una comedia musical sobre la Pérgola de San Francisco. Las canciones las iba a escribir Francisco Flores del Campo. No tengo claro si la idea original era de Domingo Tessier o Pedro de la Barra". La proposición no la sedujo para nada. "No me tentaba el tema, menos el género. Me parecía muy falso que los actores que dialogaban de pronto empezaran a cantar".

La proposición le llegó luego a Sergio Vodanovic y después a Santiago del Campo, que escribió una versión que no fructificó. Finalmente Eugenio Dittborn, que quería obras chilenas para el teatro de Ensayo de la UC, convenció a una reticente Isidora Aguirre.

"Dos razones me indujeron a aceptar. Estaba apurada de plata y me decían que "Esa señorita Trini", una comedia de Heiremans y Carmen Barros, había dejado ganancias de ¡dos millones! Además, nombraron director de la obra a Eugenio Guzmán, lo que me daba absoluta confianza para asesorarme. Él no sólo conocía bien el género musical, sino que además era un excelente director".

Con un avanzado embarazo, Isidora Aguirre inició la escritura. "Empecé la obra en febrero de 1959 y mi hija nació en mayo. Quería hacerle su ajuar y tejerle su ropita, como había sido mi costumbre con mis hijos, pero la Pérgola me significaba una ardua labor. Escribí hasta en la clínica. Le guagua fue bautizada como Carol Manuela, en honor de Manuel Rojas, con quien acababa de escribir "Población Esperanza" y quien fue su padrino".

"Trabajé hasta marzo de 1960, mostrando siempre lo que escribía a Eugenio Guzmán. Él, sin intervenir en el texto, me iba guiando y haciendo sugerencias. Siempre lo repito, sin su apoyo no habría logrado escribir La Pérgola o no habría cosechado tanto éxito".

Brutal, colosal…

Una de las características del método de trabajo de Isidora Aguirre es la acuciosa investigación previa de sus temas. "Para escribir "Los papeleros" iba una vez por semana al basural de Guanaco Alto. Para "Los que van quedando en el camino" sobre el alzamiento de Ranquil, viajé dos veces a la zona. Es la forma en que siempre trabajo".

La Pérgola no fue la excepción. "Revisé los archivos de la Municipalidad de Santiago y me informé con el historiador Eugenio Pereira, que había participado en las protestas a favor de la Pérgola. La prórroga de la que se habla en la obra existió en un momento y me sirvió para terminar la comedia en alto, antes de su demolición efectiva, en 1945. Además me leí todas las revistas Zig Zag del año 1929, en que feché la obra. La investigación en terreno la realicé en la actual Pérgola a orillas del Mapocho y en la Vega. También hay personajes tomados de mi entorno familiar".

- ¿Cuáles, por ejemplo?

"Laurita Larraín, la viuda que
enamora al alcalde, está inspirada en una tía mía, Sofía Izquierdo Huneeus de Claro. Era todo un personaje, encantadora y muy chispeante".

"El lenguaje de la juventud de clase alta lo tomé en parte de una tía mía, Anita Tupper Huneeus y su grupo de amigas. En mi infancia vivíamos en la casa contigua a la de mis abuelos, casonas de tres patios comunicadas por dentro. Yo compartía mucho con esa tía, poco mayor que yo y que recibía en fiestas los sábados. De ahí tomé ese vocabulario, usado a fines de la década del veinte, con términos como "brutal", "colosal", "mundial"".

- ¿Para la Carmela, tuvo alguna inspiración especial?

"Cuando tenía unos 15 años, se me quedó grabada la imagen de una huasita que no se atrevía a cruzar en la calle Ahumada, por miedo a los automóviles y al carro eléctrico que circulaba entonces. Cada vez que intentaba atravesar, le daba vergüenza, se reía, se cubría la boca y se devolvía. Hasta que la tomé del brazo y la hice cruzar. La recordé al crear a la Carmelita con su vestimenta campesina: la chupalla, medias largas de algodón blanco, su canasto".

"La hice venir de San Rosendo porque hace poco había ido en tren a Concepción, el año 1957, al estreno de mi comedia "Dos más dos son cinco". Al ver por vez primera la pintoresca estación de San Rosendo, me imaginé que era de ahí de donde partían las huasitas a la capital. Era la imagen del campo que tantos abandonaban por la ciudad. Desde entonces he recibido muchos homenajes en San Rosendo".

- Entiendo que con las pergoleras se entrevistó muchas veces

"La Rosaura - el personaje de Ana González- está inspirada en la presidenta de las vendedoras de flores, y en otras con quienes conversé muchas veces. También me inspiré
en la Vega. Ahí descubrí un rincón oscuro donde había unas viejitas que vendían verduras: cebolla, perejil y ajo, sentadas junto a un brasero y con algunos nietos. Conversaban de un puesto al otro, parecían reinas en su pequeño dominio…".

El elenco legendario

Cuando Isidora Aguirre escribió "La Pérgola", conocía el elenco que la iba a montar, lo que le permitió delinear sus personajes de acuerdo al temperamento de cada uno. Era el elenco estable de la época de oro del Teatro de Ensayo de la UC, integrado por Silvia Piñeiro, Ana González, Justo Ugarte, Maruja Cifuentes, Violeta Vidaurre, Nelly Meruane, Charles Beecher, Anita Klesky y Mario Montilles, entre otros.

"Durante los ensayos - febrero y marzo de 1960- fue cuando realicé el trabajo más interesante y definitivo de la obra. Fue un periodo alegre, rendidor y que disfruté mucho. Al observar el ensayo, se me hacían largos algunos parlamentos. O sucedía lo contrario. En el caso de Anita González, al descubrir la gran actriz que era, le agregué una escena, la de "La gran dama" y también el discurso final, lo que le dio fuerza al personaje y a la obra".

"También recuerdo a Elena Moreno, que encarnaba magistralmente a una de las floristas, Ramona (Tate callá Ramona, que no hay peor loca que la boca). Era igual a esas viejitas, chiquita, con moño cuete, nunca nadie la ha podido reemplazar".

"Silvia Piñeiro también hacía un trabajo excepcional. Me acuerdo especialmente de su actuación en la kermesse del Club Hípico, donde al final Elena Moreno, pequeñita y desafiante, avanzaba hacia ella y le decía a Laurita "una mugre su kermesse…"".

¿Vigencia o añoranza?

Finalmente, la obra se estrenó en abril de 1960. Estuvo tres años en cartelera y tuvo un éxito estruendoso, que incluyó giras por España y América Latina. Una acogida que perdura hasta hoy, con la venia del público y de críticos.

A juicio de Juan Andrés Piña, "al margen de la eficiencia de sus contagiosas canciones, la obra es también un modelo del género de la comedia por haber retomado uno de los temas tradicionales de la dramaturgia chilena en el siglo XX: las oposiciones campo-ciudad y tradición-modernidad".

Desde la década del 60, las versiones de la obra se han multiplicado en Chile y en el extranjero. Incluso en Buenos Aires hicieron una película, con Antonio Prieto como Tomasito. "Pésima", según Isidora Aguirre.

- ¿Qué le pareció la versión de Andrés Pérez?

"Él fue muy respetuoso. No tocó el texto y me invitó a los ensayos. Me pidió permiso para resaltar su crítica social, a lo que accedí. Tal vez alargó demasiado algunas escenas, como la del peluquero, porque le permitía a los actores poner mucho de su parte. Para él esa versión fue "un evento" y tuvo una acogida masiva del público".

- ¿En qué cree que radica su popularidad? ¿En la vigencia de su mirada o en la añoranza por un Chile perdido?

""Escriban sobre lo nuestro, porque ni Shakespeare ni Lope de Vega sabrían hacerlo mejor", nos aconsejaba Pedro de la Barra. En ese sentido, creo que la obra retrata con bastante exactitud una galería de personajes de las distintas clases sociales de esa época. Muchos de esos caracteres siguen vigentes, especialmente las mujeres del pueblo, orgullosas de su trabajo. Las floristas de la actual Pérgola siguen reconociéndose en los personajes. Laura Larraín, el político de "buen sí" y el peluquero afrancesado son personajes atractivos y con cierta continuidad".

"Lo que no se mantiene es quizá el espíritu de esa época. Cierta alegría, casi me atrevo a decir, cierta inocencia respecto a la sociedad de hoy. Un tipo de comunicación más cálida, entre gente de distintas procedencias que se encontraba en la calle y se hablaba cordialmente, sin conocerse. Desde esa perspectiva, la obra es más bien una añoranza".

El rigor

- ¿Cuál es su visión del teatro que se hace hoy en Chile?

"Hay una gran cantidad de obras y la calidad no es pareja. A veces hay una excesiva facilidad para montar, lo que quizás va en detrimento de su calidad. De entre las últimas producciones me interesan las obras de Jorge Díaz. Ramón Griffero también me gusta mucho. Su obra "Brunch" me pareció excelente. Esto es en forma muy general, porque no he visto todas las obras que debería para emitir un juicio".

"Suelo extrañar el rigor con que se trabajaba en el teatro universitario. Cuando empecé a escribir en la década de los 50 (con María Asunción Requena, Egon Wolf, Alejandro Sieveking) casi todos los dramaturgos éramos autodidactas. En cambio los directores y actores solían tener estudios en Estados Unidos, Europa. Y ellos fueron nuestros maestros: Eugenio Guzmán, Pedro de la Barra, Pedro Orthous. Nos corregían, nos aconsejaban. Debíamos tener mucho rigor para tentarlos. De la mano de ellos fuimos progresando".

- De ese aprendizaje usted sacó múltiples frutos. ¿Nunca sintió frustración por la atención que demanda "La Pérgola", en perjuicio de otras de sus obras?

"No, por supuesto que no. La Pérgola me ha dado mucha alegría, ha sido importante para mi carrera. Me ha dado a conocer en el extranjero, junto a mi obra sobre Ranquil, que se ha dado en Alemania y otros países de Europa. Además, cuando reponen la Pérgola tengo algunas ganancias, lo que es bueno, porque vivir del teatro no es nada de fácil".

NUEVA FUNCIÓN

En el teatro Oriente

Carmen Barros fue la primera actriz en encarnar a Carmela, en 1960. "Fue un trabajo actoral muy serio, como si estuviéramos abordando a Shakespeare. Varias veces estuve a punto de renunciar". Hoy ella dirige una versión de la Pérgola, la misma que se presentó recientemente en el Teatro Municipal. "He tratado de rescatar las directrices de Eugenio Guzmán en el primer montaje. Resaltar la precisión del texto, el ritmo de la anécdota", explica. Esta versión se exhibirá el 30 de septiembre a las 20:00 horas en el Teatro Oriente (Pedro de Valdivia 099), a beneficio de la Fundación Chilena de la Adopción. Informaciones:
665 2150 y 665 2139.

ISIDORA AGUIRRE

Más allá de la Pérgola

En el pequeño departamento de Isidora Aguirre se amontonan las huellas de su prolífica vida. Libros de cuentos infantiles ilustrados por ella misma, traducciones - enseña francés e inglés y también domina el italiano y el portugués- y novelas ("Doy por vivido todo lo soñado", "Santiago de diciembre a diciembre").

Pero lo que más ha hecho Isidora es escribir teatro. Comedias ("Carolina", "Entre dos trenes", "La micro", "Las sardinas", "Tía Irene, yo te amaba"); musicales ("La dama del canasto", "En aquellos locos veinte"); creaciones de denuncia social y política ("Población esperanza", escrita con Manuel Rojas, "Los papeleros", "Los que van quedando en el camino", "El retablo de Yumbel" ); obras de recreación histórica ("Lautaro", "Diálogos de fin de siglo", "Los libertadores, Bolívar y Miranda", "Almagro"); piezas inspiradas en leyendas chilenas ("Las Pascualas"). Además de obras de teatro infantil ("Anacleto Avaro") y adaptaciones de clásicos.

Según Juan Andrés Piña "a pesar de esta aparente dispersión, a gran parte del teatro de Isidora Aguirre lo recorre una vigorosa línea de continuidad: la exploración de las raíces chilenas y americanas, la reinvención escénica del pasado - organizada sobre la base de una estudiada documentación histórica- y la indagación en ciertos acontecimientos en apariencia lejanos, pero que explican realidades actuales". La inquietud social es otra característica de su obra, reflejada en varias de sus piezas. Lo dice el crítico Agustín Letelier. "El tono evocador y la suave ironía con que presenta a la sociedad chilena de principios de siglo, hace pensar que se trata de una autora de comedias amables, graciosas, discretamente costumbristas. Sin embargo, la característica más notoria y constante de su obra es la preocupación social, "Población Esperanza", "Lautaro", "Diálogos de Fin de Siglo" y "Retablo de Yumbel" son prueba de esa preocupación (…)"

Isidora Aguirre Tupper Nacida en 1919, el variado registro de su obra comprende más de 30 piezas. Comedias ("Carolina"), musicales ("La dama del canasto"), creaciones de denuncia social ("Población esperanza", escrita con Manuel Rojas, "Los papeleros", "Los que van quedando en el camino"); obras de recreación histórica ("Lautaro") y piezas inspiradas en leyendas chilenas ("Las Pascualas"). Su máximo éxito ha sido "La pérgola de las flores", cuyas canciones fueron escritas por Francisco Flores del Campo.
Fuente: El Mercurio de Santiago