Septiembre 14, 2003

"No tener onda con la cueca no es sinónimo de ser antipatriota"

Mena, Rosario (2003)
Sin descalificar a nadie y renunciando al dogma de que todo chileno debe querer nuestro baile nacional, Mario Rojas, músico y fundador de cuecachilena.cl habla de la cueca, de su esencia y sus proyecciones, al tiempo que critica su uso oficial y el bajo nivel de la interpretación que predomina en los ballets folclóricos. "Inyectarle un poco de glamour" y "hacer más taquillera la cueca" son los objetivos declarados de este apasionado admirador de la cueca urbana empeñado en rescatar y difundir la excelencia: "Así me gusta la cueca a mi, interpretada por maestros en este arte, por favor no me presenten cantores que tocan y cantan mal".

La operación rescate que en los años 60 lleva a cabo Angel Parra, poniendo de moda al Tío Roberto Parra y sus "cuecas choras", es el inicio de un despertar de la cueca urbana cuyos cultores acrecientan día a día su vigencia y sus fieles seguidores. En la última década se ha generado una verdadera subcultura promocionada por figuras como el grupo Los Tres y su vocalista Alvaro Henríquez, (la que fue posible apreciar en la reciente Yein Fonda, organizada en la Quinta Normal); el movimiento Guachaca (que también arrastra exponentes a su fonda de la Estación Mapocho) y las iniciativas lideradas por el músico Mario Rojas, ex integrante de la banda De Kiruza y gestor del sitio cuecachilena.cl. Con él conversamos cuando viene saliendo de dos trascedentales hitos cuequeros que han tenido lugar en el mes de septiembre: el Campeonato Mundial de Cueca realizado en Toronto y el aniversario de su página web, celebrado con un encuentro de dos días en la sala de la SCD.

¿Cuál es la diferencia entre la cueca chora y la cueca brava?
- No hay diferencia, es la misma cueca urbana con distinto nombre. Sin embargo, convengamos que debido a un disco long play que fue muy popular en los años 60's ("Las Cuecas Choras del Tío Roberto"), mucha gente asocia la "cueca chora" con la famila Parra. El estilo impuesto por el tío Roberto es muy característico y sin duda hoy en día es el sello de la familia Parra en la interpretación de cuecas. Son letras muy ingeniosas que relatan historias de la ciudad, muy similares todas entre sí, en melodía y estructura armónica. Sin embargo tienen un acento rítmico que suena más rural que urbano. Hay que considerar que los Parra son originarios del sur de Chile. Ese es el estilo que han reproducido sin grandes variantes Angel, Nano y Lalo Parra, y ahora también Alvaro Henríquez. Mi opinión personal es que ninguno le hace honor al maestro. Roberto era único y nunca me ha gustado la idea de imitarlo. Pero eso es una mera opinión personal. En cuanto a la "cueca brava" el fenómeno es muy parecido, porque muchos la identifican con Nano Núñez, uno de los más grandes compositores de cueca urbana de las últimas décadas, fundador de Los Chileneros y un gran articulador de la vida de bajos fondos santiaguinos y los cerros porteños durante el siglo recién pasado. Claro que la cueca de Núñez es definitiva y rotundamente de una tradición urbana muy profunda y recoge el estilo de las "casas de niñas" y los conventillos, que se remonta a los tiempos de las chinganas en el siglo XIX. Núñez ha practicamente patentado el nombre "cueca brava", también debido al nombre de uno de sus discos. Cueca brava, sin embargo, parece tener una mayor aceptación entre los antiguos cultores de cueca urbana, por cuanto se ajusta más a una tradición que todos identifican como propia. Otros nombres de la cueca urbana son "chilena", cueca chinganera, cueca tradicional.

¿Por qué crees que la cueca se ha llevado a una estilización tan alejada de su verdadera esencia?
- Si te refieres al baile, seguramente se debe a la proliferación de los ballets folclóricos y grupos de proyección. Eso va de la mano con el diseño del huaso y su china, con todos sus aperos, colgajos y las respectivas coreografías. Hay que ser sofisticado o estilizado para bailar con esas tremendas espuelas y esas pierneras de cuero, ahí no cabe la simpleza. Además, seguramente tiene que ver con una instrumentación institucional y nacionalista del Estado chileno, que exige una presentación escénica determinada para homenajear a la bandera, al escudo, a la patria. Sin embargo, nada de esto me parece tan terrible. Lo que si me parece lamentable, es la pobre interpretación musical de muchos de estos grupos: instrumentos desafinados, voces destempladas, un estilo cuadrado de cantar, como coro de iglesia, que dista mucho de la raiz musical de la cueca.

¿Por qué crees que la cueca ha sido por tanto tiempo considerada una lata, sobre todo por los jóvenes, por qué no prende en los colegios, por ejemplo, y en las celebraciones populares, como ocurre con los bailes propios en otros países?
- Bueno, es natural que haya sido considerada una lata, porque por muchos años interpretarla era equivalente a saber dos o tres acordes en una guitarra y no importaba si desafinabas o no te sabías la letra entera, lo importante era que cumpliera una función didáctica, una especie de tarea escolar, que iba unida a un fin patriótico, poco más o menos. No estoy de acuerdo conque no prenda en los colegios. Creo que se ha tocado demasiado en los colegios y poco en la vida diaria. Más bien los colegios y los profes desesperándose porque los cabros la aprendan la han ido matando. Aunque esto ha ido cambiando en la medida que han nacido muy buenos grupos jóvenes que la interpretan en todo el país, con gran virtuosismo y con sólida formación musical. Grupos como Los Bravos de la Cueca, Los Tricolores, Los Porfiados de la Cueca, Los Santiaguinos, Las Capitalinas, Altamar, Los Romanceros, Los Bohemios, Los de la Orilla, Los Dueños del Barón… etc. Es decir, hay todo un movimiento joven a nivel nacional en torno a la música de la cueca.

¿Crees que Los Tres, tú, Los Santiaguinos, etc, recogiendo la herencia de los viejos próceres como el Tío Roberto o Nano Núñez y reviviendo la cueca urbana podrán despertar un verdadero interés en las próximas generaciones en aprender a bailar cueca, por ejemplo?
- Bueno, ese es ya un proceso irreversible. Hay un amplio sector de la juventud que disfruta mucho esta música. En lo personal no estoy muy metido en el baile sino más bien en el canto. Pero no tengo duda, por lo que observo, que la danza entusiasma mucho a los jóvenes. No sólo en Chile, sino que también en el extranjero. Yo acabo de regresar del "Primer Campeonato Mundial de Cueca" en Toronto, Canadá, donde compitieron 8 paises (hijos de chilenos en su mayoría y unos cuantos de otras nacionalidades -muy curioso-) donde ganó Australia. Me sorprendió ver a toda esta gente joven que hablaba español con dificultad, que disfrutara tanto este baile, por amor a la danza, más que por el carácter de símbolo patriótico que le inyectan muchos acá. Ahora, hay algo en lo que me gustaría ser bien categórico: me da exactamente lo mismo que "toda la juventud", o "todos los chilenos" se sientan motivados por la cueca. No tiene por qué ser así, creo que esa idea es un poco fascistoide. Es muy natural que haya gente a la que le cargue la cueca. No porque sean chilenos tienen que sentirse obligados a entenderla y disfrutarla. Hay mucho argentino al que no le gusta el tango o mucho español que no tiene ninguna onda con el flamenco y nadie los acusa de anti patriotas. Esas son boludeces de los milicos que nos gobernaron por tantos años.

¿Qué es lo que te ha motivado a difundir la cueca y a crear el sitio web cuecachilena.cl?
- Simplemente la fuerte atracción que despierta en mí esta música. Tiene que ver con mi padre que era guitarrista y cuequero y con la música que escuché cuando niño. Ahora, lo del sitio web, se debe a que luego de varios proyectos, entrevistas y artículos relacionados con el tema, de pronto vi que había acumulado tanta información en mi cumputador que sería buena idea ponerla al alcance de todos. Así nació www.cuecachilena.cl

¿Cuáles son tus objetivos?
- Realmente, muy desde el comienzo del sitio web mi objetivo ha sido inyectarle un poco de glamour al cuento de la cueca, hacerla taquillera. Que exista un circuito real de adeptos y apasionados por el tema, con su respectivo código de valores, sus estrellas cuequeras. Una subcultura social y cultural con un particular estilo de oir y entender la música. Como sucede con el jazz, con el rock, con el country… el tango, el flamenco, la salsa, qué sé yo, con toda la música popular. Creo que eso está pasando ahora. No por mis méritos, sino porque se han ido dando las condiciones. Me gusta que eso suceda. Sobre todo cuando estamos reunidos personas que entendemos claramente los códigos del canto cuequero, que sabemos cuándo y cómo debe entrar cada cantor, quien lo hizo bien y quien lo hizo mal, quien sabe más versos y tiene mejor "pito" (voz), etc. Así nos han enseñado los maestros (Nano Núñez, Fernando González Marabolí) que era en alguna época de oro de la cueca. Revivir esas situaciones es una experiencia casi mística para quienes disfrutamos de esta música. Obviamente que la gran masa no tendría idea de qué estamos hablando. Y eso no tiene nada de malo.

¿Cuándo y cómo surge en tí la inquietud por la cueca?
-Siempre me ha gustado, siempre. Aunque no siempre la he tocado. Las primeras cuecas que aprendí en la guitarra fueron "El chute Alberto" y "El sacristán vivaracho" de Roberto Parra, por allá por los años 60's. Luego no toqué cuecas por muchos años hasta que conocí personalmente a Nano Núñez a finales de los 80's.

¿Crees que hay exponentes del folclor que definitivamente han destruido el espíritu de la cueca?
-No me atrevería a acusar a nadie en particular. Ni siquiera me atrevería a afirmar que eso sea una realidad. Más bien creo que el espíritu de la cueca se ha visto afectado por el permanente rechazo de un Chile ilustrado e institucional a los valores culturales del roto y/o el mestizo. No es nada nuevo, es una dialéctica permanente a través de nuestra historia. Hay períodos en que nacen ciertos sentimientos un poco paternalistas de aceptación de la "rotería" por parte del Chile culto, pero son siempre efímeros. La cueca petenece a ciertos márgenes culturales y sociales desde sus orígenes, y seguramente seguirá así por mucho tiempo. En los estratos sociales más bajos está su sustento, eso es indiscutible.

¿A qué folcloristas y cultores admiras más y por qué?
¿Cómo no admirar a Violeta Parra, si se trata de folcloristas y creadores. Cómo no admirar a Víctor Jara, Patricio Manns, Rolando Alarcón, Angel Parra. Fue Angel quien volvió famoso al tío Roberto en los años sesenta. Y el tío fue muy famoso, todo un personaje del folclor, de la mano de su sobrino, que grabó con él "Las Cuecas Choras…", un disco histórico. En cuanto a la cueca brava, todo este gran descubrimiento que hemos hecho los últimos años de Los Chileneros, es parte de un proceso comenzado por Héctor Pavez, Gabriela Pizarro y Margot Loyola en los años sesenta. Ellos fueron fundamentales en la primera grabación del grupo liderado por Nano Núñez, en 1967. También el grupo Aparcoa, estudiantes universitarios que reprodujeron a la perfección este estilo "chilenero" de cantar cueca brava, a principio de los setenta y salieron segundos en Viña del Mar con una cueca del mismo Núñez (1972). Es decir, tras este oscuro paréntesis histórico que todos conocemos, hemos salido a extender puentes para retomar la tarea emprendida por todos los que he mencionado. Cómo no sentir respeto y admiración por cada uno de ellos. Dentro de los cultores cuequeros, que todos admiramos, yo tengo a tres personajes que ya no están con nosotros, pero que a mi modo de ver representan lo profundo del espíritu cuequero en cuanto al arte de cantar e interpretar. Ellos son el cantor y pianista de Los Chileneros Raúl Lizama (el Perico Chilenero), el guitarrista Humberto Campos y el acordeonista Segundo Zamora. Los dos últimos fueron compadres de mi viejo, y tuve el placer de escucharlos y admirarlos cuando era muy niño. Perico falleció hace pocos años, alcancé a ser su amigo personal. Un tipo reservado de un talento innato para el canto y de un estilo incomparable en el piano. Así me gusta la cueca a mí, interpretada por maestros en este arte, por favor no me presenten cantores que tocan y cantan mal, que tienen letras picantes o humorísticas (tipo Guatón Loyola), por muy entretenidos que sean. Esa cueca no es mi cueca.