Diciembre 22, 2000

300 años de piano

El Mercurio de Santiago (2000)
Desde los instrumentos que estaban en los salones de los Medici a los pianos japoneses del siglo XX muchas cosas han cambiado. Sin embargo, la búsqueda que motivó el primer instrumento permanece: hacer nuevos encuentros en cantidad de sonido y permitir, a la vez, mayores posibilidades interpretativas. Los estandartes fueron matices y proyección.

Si bien se le atribuye el primer pianoforte a Bartolomeo Cristofori en 1698, 1700 es la fecha del nacimiento oficial del nuevo instrumento a martillo. En efecto, la primera descripción del arpicembalo che fa il piano e il forte, el invento de Cristofori, data de 1700, y se encuentra en un libro de inventario de la colección de instrumentos musicales de los Medici, conservado en Florencia. El pianoforte aparece dentro de un clima de controversia respecto del clavecín, cuya capacidad de matices se considera insuficiente. Al clavicordio tampoco se lo considera mejor, pues es de una discreción casi patológica, a pesar de que su mecánica paradójicamente permite matices "piano" y "forte", como asimismo un vibrato sobre la cuerda.

El nuevo instrumento de Cristofori es una revolución. Permite los matices "piano" y "forte" y su mecánica a martillos provista de un sistema de escape totalmente inédito permite la repetición de las notas. Es Gottfried Silbermann el primero en dar a conocer el pianoforte, perfeccionando su mecánica. Silbermann se entera de la existencia del piano de Cristofori en 1726 leyendo una traducción en alemán del artículo de Scipione Maffei. Fabrica entonces dos instrumentos provistos de una mecánica conocida bajo el nombre de "Prellmechanik", integrando un riel de rebote. En 1736 hace escuchar sus pianos a Bach quien tiene serias reservas sobre la pesadez de la ejecución y la debilidad del registro agudo. Diez años después, le presenta sus instrumentos totalmente modificados al rey de Prusia, Federico II. Este último adquiere una quincena.

Los doce apóstoles

En 1781, Johann Andreas Stein transforma el invento de Silbermann, agregándole un sistema de escape, la "Prellzungenmechanik". Esta mecánica se llamará "alemana". Por lo tanto, desde sus orígenes se van a distinguir dos tipos esenciales de mecánica: la inglesa y la austríaco-alemana. La "Stossmechanik" implica un martillo independiente de la tecla, estando la cabeza del martillo orientada hacia la parte trasera del instrumento. La "Prellmechanik" tiene un martillo solidario de la tecla en tanto la cabeza del martillo está orientada hacia la parte delantera del instrumento. La mecánica de Cristofori, que comporta un escape (Zunge) es llamada "Stosszungenmechanik" o también "Englische Mechanik". Más adelante, la mecánica perfeccionada por Stein está dotada de un atrapa-martillo y adquiere el nombre de mecánica vienesa.

La guerra de los Siete Años que está en su apogeo en Sajonia durante los años 1750 lleva a numerosos fabricantes alemanes a instalarse en Inglaterra. Estos serán doce, llamados "los doce apóstoles", entre los que se encuentran Johannes Pohlmann y Johannes Zumpe. Este último es el promotor del increíble desarrollo del piano en Inglaterra. Rápidamente se aparta de las formas tradicionales del pianoforte desarrollando el piano cuadrado - ¡cuya caja es en realidad rectangular!- , una idea que le debe mucho al fabricante Christian Ernst Friederici. Johann Christian Bach lo alabará mucho, en tanto John Broadwood reposiciona las cuerdas desplazando el travesaño y las clavijas hacia la parte posterior. La producción de pianos cuadrados cesará en 1860 en Inglaterra y en 1880 en Norteamérica. Debemos precisar que en 1868, la producción de Steinway estaba constituida de un 80% de pianos cuadrados. ¡Para terminar con ellos, la Society of American Piano Manufacturers mandó quemar, con ocasión de la convención annual de Atlantic City en 1903, todos los pianos cuadrados sin más trámite!

La revolución Erard

En 1822, Sébastien Erard hace un invento decisivo, el doble escape, que permite una excelente repetición de las notas, y por lo tanto la interpretación de obras virtuosas. Durante su estadía en Inglaterra durante la Revolución Francesa, Erard presenta una patente para una mecánica de doble piloto y de escape simple. Poco tiempo antes, Luis XVI le había otorgado una patente autorizándolo a construir instrumentos musicales por servicios prestados a la industria francesa, en tanto Haydn y Beethoven adquieren un piano Erard.

Por su lado, Pleyel se convierte en su gran rival. Ignace Pleyel instala sus talleres en París en 1807. Su hijo Camille trabajará mucho en la exportación de pianos y el 1 de enero de 1830 se inaugura en el 9 de la rue Cadet en París una sala de conciertos donde tocará por primera vez Chopin el 2 de marzo de 1832. La producción alcanza la cima de 100 mil pianos bajo la dirección de Gustave Lyon en 1889. A él se le debe la industrialización del marco metálico fundido de una sola pieza, como asimismo el piano doble, el clavecín de marco metálico y, ciertamente, la célebre Sala Pleyel, en la rue du Faubourg-Saint-Honoré en París.

El despertar japonés

Austria, con el Bsendorfer, creado en 1828, perpetúa las tradiciones de los fabricantes Stein, Streicher, Conrad Graf y Anton Walter, en tanto la fábrica norteamericana Chickering, creada en 1825, rivaliza con Steinway, instalada en Nueva York en 1853 y autora de 41 patentes. El comienzo del siglo XIX ve el nacimiento de las grandes firmas alemanas Bechstein, Blüthner, Feurich, Grotrian-Steinweg y Steingraeber. Por su parte, los japoneses no faltarán en el gran despertar de esta industria floreciente. Yamaha surge en 1887, pero su producción de pianos no comienza realmente hasta 1900. Su piano de cola de concierto aparece en 1967, tocado por Sviatoslav Richter, con quien se inicia un lazo de amistad que continuará hasta su muerte en 1997. El gran rival de Yamaha se llama Kawai, que producirá su piano número un millón en 1978. ¡Entre ellas dos, estas firmas suman un total de producción cercano hoy en día a los ocho millones de pianos! Sin embargo, el piano dista mucho de haber dicho su última palabra: está Fazioli, creado solamente en 1979 y que rivaliza con los más grandes. A ello se debe también la apasionada investigación de la cual ha sido objeto el piano en los últimos veinte años: señalamos la patente de pedal armónico de Denis de la Rochefordire, la patente Kummer de asistencia para la repetición sobre piano recto montado sobre Steingraeber, el último invento de Evert Snel y Hans Velo que permite, a partir de un sistema de imanes, reglar el peso necesario para la introducción de la mecánica del 308 Fazioli.

Sin olvidar el golpe de genio de Stephen Paulello con un piano concebido por él de 2,85 metros que integra un sistema inédito de regulación de la carga como también un cierre revolucionario de tipo alveolar. Muchas razones para creer en el porvenir del rey de los instrumentos, un tricentenario tan joven.