Diciembre 23, 2000

Dedos con Futuro

Hevia, Jorge (2000)
Esta no es una lista exhaustiva de todos los jóvenes talentosos que en nuestro medio han tomado la opción del piano. Entregamos sí una muestra de los valores chilenos que están comenzando a asomarse al mundo de las presentaciones en público. Tienen entre 20 y 35 años y a todos ellos les hicimos esta pregunta: ¿Qué te dio y qué te quitó el piano?

Desde 1999 es contratado como pianista estable del Teatro Municipal de Santiago. Junto a Mariselle Martínez, participó en 1998 en el Concurso Internacional de canto "Francisco Viñas", en Barcelona, donde obtuvieron el Premio Schubert.

Lo más importante que me ha dado la música es el haber conocido muchos amigos y poder realmente comunicarme con muchas personas; pero más que todo me ha permitido conocerme a mí mismo. La música es cada vez una experiencia única para el intérprete y una vivencia concreta para el que la siente. Como la música viaja de tu interior hacia los demás es lo que crea en ti un desarrollo de los sentidos y de tu forma de vivir, pero siempre con dirección hacia tu interior.

Lo díficil del piano está en todo el sacrificio que significan las largas horas de práctica y ensayos en que debes dejar de lado tu vida "normal" y enfocarte en tu objetivo que es el concierto o presentación. A esto hay que agregar que el medio musical en Chile es muy reducido, con pocos centros de desarrollo, lo que hace difícil materializar todos los proyectos para poder llegar con la música a más personas.

Gonzalo Paredes

Alumno de Fernando Cortés, este año rindió su examen de título en la Sala Arrau del Teatro Municipal. En 1999 ganó el Primer Premio Concurso Sinfónico Nacional de Piano Federico Chopin; Primer Premio Concurso Nacional de Piano Rosita Renard y Premio a la Mejor Obra Común Concurso Nacional de Piano Rosita Renard.

Quizás el piano ha sido lo que más ha influido en mi vida. Y le estoy eternamente agradecido que me haya alejado de esa falsa personalidad e individualidad que percibo en muchos de mi edad; aquel afán por el mal ocio (el improductivo) y de todas las inseguridades propias del adolescente. Para decir lo que me ha entregado el piano, las palabras son torpes.

Javier Lanis

Estudió piano con Elisa Alsina y música de cámara con Elvira Savi en la U. de Chile. Continúa su carrera con Robert Roux en la Universidad Rice, Estados Unidos, y en la actualidad con Anatol Ugorski en la Escuela Superior de Música de Detmold (Alemania). Ha recibido tres veces el primer premio en el concurso Claudio Arrau.

Ser pianista (músico) es una forma de vivir, una forma de ver las cosas y la vida misma; por lo tanto lo que voy a señalar está condicionado a mi calidad de hombre-piano. Desde esta perspectiva puedo decir que el piano me ha dado mucho, me ayuda a expresar pensamientos y emociones imposibles de comunicar con palabras, me permite desarrollar una mayor capacidad de abstracción y de trabajo. En honor a la verdad, no siento que el piano me haya quitado algo, sino por el contrario me ha dado mucho. Es cierto que este camino no es fácil y requiere mucho trabajo, ya que condición ineludible al piano es la práctica. Es esta práctica y esta reflexión constante las que nos permiten evolucionar como músicos y a la vez como personas.

Dan Mainemer

Tiene 15 años y está finalizando su séptimo año de piano. Desde 1996 es alumno regular de la pianista y profesora María Iris Radrigán, en la UC. En 1997 participó en la XII versión del Concurso Nacional de Piano "Claudio Arrau" (Quilpué), obteniendo el primer lugar en la categoría II nivel (hasta doce años), premio al mejor intérprete de la obra común y al mayor puntaje del concurso. Ha intervenido en varios ciclos de conciertos y este año obtuvo el primer lugar en el XVI Concurso Internacional "Claudio Arrau" y premio a la mejor obra común del tercer nivel (hasta 16 años).

La música me ha enseñado a darme un tiempo para reflexionar, analizar, expresar y emocionarme, algo poco habitual en esta época donde prima el consumo material por sobre las manifestaciones del espíritu. También a descubrir que la belleza reside en el sentir y no solamente en lo que ven nuestros ojos. Nunca he considerado que el estudiar piano me signifique una pérdida, muy por el contrario: los momentos que le dedico representan para mí un placer y los placeres son siempre más breves de lo que uno quisiera.

Luis Muñoz

Obtiene el título profesional en 1998. Ha ofrecido múltiples recitales y presentaciones en ciudades de Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Estados Unidos, España, Austria y Rusia. En la actualidad realiza un "Magíster en Artes" en la Universidad Mozarteum de Salzburgo, con el pianista alemán Rolf Plagge, gracias a una beca de Fundación Andes.

Sin lugar a dudas el piano es lo más importante en mi vida. Este instrumento comenzó a apoderase de mí en la niñez. Recuerdo que muchas veces dejé de salir con mis amigos a andar en bicicleta o a jugar a la pelota por quedarme "jugando" con el piano, lo cual en un niño es algo extraño, porque el instrumento demanda gran concentración y dedicación. Esta vida impone muchos sacrificios. Son largas horas de estudio, a veces mucha angustia y una cosa inevitable: la soledad, que con el tiempo se vuelve nuestra amiga y compañera. Yo diría que esto último es lo más difícil de sobrellevar; sin embargo, el amor por la música en tan fuerte que nos permite seguir adelante. Es una cosa extraña, es algo así como una "felicidad sufrida".

Daniela Costa

Alumna de Carlos Botto, de la U. de Chile. Ha participado en los distintos niveles del concurso "Claudio Arrau", obteniendo el segundo, tercer y primer lugar sucesivamente. Además, ha actuado en varias temporadas de conciertos y en el ciclo "Pianistas Jóvenes" del Instituto Chileno-Norteamericano. En 1994 obtuvo la beca de la Fundación Andes y desde 1995 es becaria de la Corporación de Amigos del Teatro Municipal. En febrero de 2000 audicionó en la Escuela de Música de Rostock, Alemania, donde fue aceptada para realizar estudios de posgrado.

¿Qué me ha dado el piano? La posibilidad de penetrar en forma activa y creativa en el mundo de la música, de entrar en contacto directo con la sensibilidad y el genio de aquellos que a través de sus creaciones nos abren las ventanas hacia lo más puro y verdadero, hacia un mundo de belleza y perfección, donde se nos presenta lo esencial, lo absoluto, lo trascendente…, o como quiera llamársele a aquellas existencias superiores (¿divinas?) que de algún modo están en nuestro interior, pero que se encuentran dormidas, silenciadas, sumidos como estamos en la vorágine de estos tiempos, incomunicados con nosotros mismos y focalizando nuestras energías en objetivos vanos, fútiles. Las Artes, capitaneadas por la Música, nos recuerdan nuestros orígenes, nos revelan la divinidad del hombre y nos reconfortan el alma a través de los sentidos. ¿Qué me ha quitado? Después de reflexionar sobre lo que me ha dado, nada hay que el piano me haya quitado.

Christoph Scheffelt

Desde 1990 es alumno regular de María Iris Radrigán, de la U. Católica. En 1997 toca el Primer Concierto para Piano y Orquesta de Beethoven y gana el primer lugar, compartido, del concurso Schubert a Cuatro Manos. Como alumno de la pianista Germaine Mounier, participa en 1998 en la Academia de Verano organizada por el Mozartteum de Salzburgo en Austria, presentándose en importantes salas de esa ciudad. Ha realizado recitales en Honduras, Panamá y Ecuador y en numerosas salas de Santiago.

Desde un punto de vista material, la música, o más bien el piano, me ha obligado a renunciar a ciertas actividades deportivas que me habría gustado ejercer. Además, el tocar un instrumento obliga a estar en contacto diario con él; lo que no se estudió un día no se puede recuperar al siguiente, por lo que las vacaciones que uno se puede tomar son bastante reducidas. A pesar de tener la meta de ser músico en un punto muy alto, soy de la opinión que no por eso hay que renunciar a la mayoría de las cosas que nos presenta la vida; hay que usar experiencias externas a la música, llenándola de colores y matices. Recién ahí se convierte en música verdadera. Si uno no la plasma con experiencias, sueños, misterios y miedos, la música se queda en el nivel del mero sonido y nunca llega a ser una obra de arte que burle las leyes físicas y el mundo material, llevándonos a lugares que sólo se alcanzan a través de ese vehículo sobrenatural que es el arte. Y esto es precisamente lo más valioso que me ha dado la música y el arte en general. Un regalo sobrenatural para toda la humanidad constreñida a vivir en el mundo limitado de las leyes físicas que le impiden ser libre.

Carla Sandoval

Alumna de María Iris Radrigán de la U. Católica. Nacida en 1982. Este último año recibió el segundo lugar y premio a la mejor obra común del concurso Claudio Arrau. En 1997 ofrece conciertos en Alemania, en las ciudades de Bonn, Siegburg, Hamburgo y Mainz, y en España, en Barcelona. Se ha presentado en diversas salas de Santiago.

Cuando pienso en esto se me vienen muchas cosas a la mente, las cuales son difíciles de explicar en líneas, porque son sentimientos que, a medida que pasa el tiempo, se hacen más fuertes. Conocí el piano a los seis años como una entretención, pasaban los años y me daba cuenta que tenía que dejar de lado algunas cosas para poder estudiar. Muchas veces me sentí como "bicho raro", por hacer algo que ninguno de mis amigos hacía, y "lata" por dejar de ir a algunos paseos y cosas así. Cuando gané mi primer concurso con mi primer concierto la cosa fue cambiando y sentí que valían mucho la pena todos estos "sacrificios". Siento que cada cosa que he dejado siempre ha tenido una recompensa. Este año me vine a vivir a Santiago sin mi familia, y la echo mucho de menos. Pero me he acostumbrado y he conocido gente linda acá. Ahora ya no siento esa incertidumbre de saber y entender qué era el piano en mi vida; me siento muy feliz y agradecida por Dios, y también con la tremenda misión de compartir este arte…

Edith Tagle

Fue alumna de Frida Conn desde 1994 en la U. Católica. Actualmente forma parte de la cátedra de piano del profesor Bernd Zack en la Hoschule für Musik und Teather del estado de Rostock (Alemania), dando variados conciertos y participando en el "XI Festival Musical" de la ciudad de Landow. En Chile se presentó en numerosas salas, ganando, de paso, el primer lugar del concurso Intermezzos de Brahms organizado por el IMUC.

Siento que es mucho lo que he ganado al estudiar piano. Primero, el incentivo de ir siempre más hondo en mí misma, de conocerme, aceptarme y amarme. El darme cuenta de que sola puedo mucho, pero no todo; y que eso hace del compartir algo importantísimo en mi vida. El darme cuenta de que en realidad nada es mío; el creer que la vida va siempre con cada uno de nosotros. También y sumamente importante ha sido para mí el aceptar que puedo cometer errores, lo que no es para nada algo negativo, sino más bien la oportunidad que me da la vida para abrirme a nuevas posibilidades y agrandar así mi universo. Esto me ha dado más seguridad al tomar mis propias decisiones.

Quizás he perdido también bastantes experiencias debido al estudio… Pero al decidirme por esta carrera sabía que optar significa tomar algo y dejar de lado otras cosas. Sólo puedo decir que a lo largo de mis estudios he comprobado que tocar piano es lo que más me gusta hacer.

Dafna Barenboim

Nació en 1975. Desde 1987 estudió con María Iris Radrigán en el Instituto de Música de la Universidad Católica de donde se tituló en 1998. Ganadora tres veces del Primer Premio del Concurso Claudio Arrau, y de varios otros logros en otros concursos, como Rosita Renard, Musica Clásica en la Universidad Católica y Franz Schubert, entre otros.

Desde 1999 Dafna Barenboim es alumna de Leonard Hokanson en Indiana University (Bloomington, USA).

Por sobre cualquier consideración, el piano me ha permitido satisfacer una necesidad de expresión que personalmente no habría podido canalizar de otro modo. Es el medio a través del cual tengo la mayor capacidad de sentir, vibrar y transmitir un mensaje.

En un plano más terrenal, el piano me ha dado la posibilidad conocer distintos países y culturas, al tiempo que ha sido la fuente de grandes satisfacciones y frustraciones que me han hecho crecer.

Lo que me ha quitado. . . Principalmente de niña me costo aceptar que había juegos y deportes en los que yo no podía participar por poner en riesgo mis manos. Pero más importante, al ser el piano una carrera que requiere de muchas horas de estudio solitario, siento que me ha impedido tener todo el tiempo que hubiese querido para compartir con mis amigos. De hecho, me habría gustado que mi carrera, como la mayoría, se pudiera estudiar en forma colectiva, en vez de tener que pasar tantas horas sola frente al piano.

En todo caso, al final, soy quien soy, mi carrera es parte de mí, y estoy segura que no podría haber sido distinto. Con esta certeza, no tiene mucho sentido tratar de dividir lo bueno de lo malo, porque es todo parte de lo mismo.

Javier Gutiérrez

Nacido en 1977. En 1998 obtuvo el primer premio en el certamen Flora Guerra de la Sociedad Federico Chopin. Al año siguiente efectuó una gira por Brasil, Uruguay y Paraguay y durante este año en Londres. Ha sido becado por la Corporación de Amigos del Teatro Municipal y en su examen de titulación, efectuado en la sala Claudio Arrau, obtuvo la máxima calificación por unanimidad.

El piano me ha dado el gozo de experimentar y entender o interpretar la música. Como lenguaje, la música (a través del piano en este caso), en cada pieza que uno toca, le entrega a uno esa "imagen", ese "mensaje" musical que no hace otra cosa que dar día a día un extraño placer. En el plano más material podría decir que también me ha dado la oportunidad de viajar y conocer gente de muchas culturas, cosa que me interesa mucho. ¿Lo que me ha quitado? Estudiar piano, por ser una actividad tan demandante, me ha privado de muchas cosas puntuales, pero básicamente puedo recordar viajes familiares y tiempo con los amigos. Por ser el estudio además muy solitario, tal vez pienso que afecte en algún sentido, pero eso se lo dejo a un psicólogo.

Mario Cervantes

Desde 1994 es alumno de Elisa Alsina de la U. de Chile. Ha ofrecido recitales en diversas salas de Santiago y el país. Desde 1997 es acreedor de la beca otorgada por la Corporación de Amigos del Teatro Municipal. Se destacó en el Concurso Iberoamericano de Piano "Amadeo Roldán", realizado en La Habana, Cuba, obteniendo en 1999 la Tercera Mención, siendo el único chileno participante. Obtuvo el segundo lugar en el XIII Concurso Internacional de Piano "ArtLivre", siendo el menor de los participantes.

La música me ha dado plenitud; es lo que realmente yo quiero para mí; es lo que me hace feliz estudiar, porque no hay nada más rico que dar un concierto con un público o participar en un concurso y que te vaya bien. Alguna vez pensé estudiar medicina o algo así, porque la música es muy envolvente. En cuanto a lo negativo, uno siempre opta, la vida está llena de elecciones y nunca la posibilidad que eliges va a ser ciento por ciento maravillosa. Todas las opciones implican algo de sacrificio. Para estudiar piano hay que empezar desde chiquitito, lo que significa estar en el colegio y en la universidad a la vez. No llevas una vida totalmente igual a la del resto. Hoy estudiar piano es ser un bicho raro. Como todo en la vida, tiene sus altos y bajos, aunque no me quita el sueño vislumbrar un futuro laboral absolutamente inestable.