Mayo 20, 2005

Andacollo: Tradición y fe religiosa

Revista Mensaje (2012)
El primer domingo de octubre en la llamada Fiesta Chica y el 26 de diciembre en que se celebra la Fiesta Grande, miles de fieles se dan cita en este rincón chileno, incrustado en la montaña, para rendir tributo a Nuestra Señora del Rosario. Se calcula una asistencia de 30.000 y 150.000 personas, respectivamente, devotas todas, impregnadas de fe, quienes con el correr del tiempo han ido formando una tradición en este género, considerada como la más grande y significativa, no tan sólo del país sino de toda América.

Andacollo, con unos 120.000 habitantes, asentada en una montaña preñada de oro y cobre, a 1.050 metros sobre el nivel del mar y a 54 kilómetros de La Serena, fue llamada "la California chilena" a comienzos de siglo, cuando el noble metal era extraído de sus lavaderos por esforzados y sufridos pirquineros, quienes en las profundidades de la tierra buscaban el sustento diario encomendando su suerte y destino a la Reina de la Montaña. En la actualidad su inagotable riqueza continúa ofreciéndose, por lo que la característica del lugar permanece inalterable en relación con su hermoso y significativo pasado.

El origen de Andacollo se encuentra muy ligado a la invasión de los incas, mucho antes de la conquista española. La palabra "Andacollo" es de raíz quechua y significa "reina del oro" (anta: oro, cobre, metal; coya: reina, emperatriz). Tal era entonces la riqueza del lugar, que los aborígenes, después de lavar el oro, lo enviaban en grandes cantidades al Perú donde pasaba a engrosar el tesoro de los incas, para ser utilizado posteriormente en los ritos y ofrendas a los dioses.

La cronología nos lleva en manos del tiempo hasta el año 1549, fecha en que La Serena, fundada cinco años antes por Juan Bohon, fue incendiada por los indios. Un grupo de españoles huyó hacia las montañas andacollinas llevando consigo una imagen de la virgen. Se supone que los hispanos, una vez llegados al poblado, la escondieron antes que los lugareños les dieran muerte. Este hecho estaría vinculado estrechamente al descubrimiento posterior de aquella imagen, ocurrido unos quince años después.

Lo anterior, que no estaría alejado de la realidad se une a la tradición, a la leyenda y a la fantasía, por medio de una circunstancia muy especial, que tiene como desenlace la aparición de la Virgen en aquel apartado lugar. Entre 1560 y 1570 se cuenta que un indio llamado Collo encontró la imagen escondida por los españoles bajo el tronco de un arbol. La Virgen habríale hablado de esta manera: "Anda, anda Collo, muéstrame a tu pueblo y venérame". Surge así otro posible origen del nombre Andacollo, de acuerdo con la frase espresada por la imagen en el momento del hallazgo, al dirigirse a Collo.

El indio la llevó a su rancho donde comenzaron a darle culto. Diez años más tarde se le construyó una pequeña capilla, y hacia 1590 surgen los primeros Bailes Chinos, danzas ofrendadas por los nativos del lugar. Esta primera imagen desapareció misteriosamente, por lo que en 1676 el cura párroco Bernardino Alvarez de Tobar encargó otra al Perú, que es la que actualmente preside las fiestas.

Hasta la montaña llegan peregrinos de todas la esferas sociales y de variados niveles culturales. Todos le hablan a la Virgen, piden sus favores y dan gracias. Una manda en el santuario se paga de cualquier forma: el lenguaje podrá ser diferente, pero la actitud es la misma: orar ante la imagen de la Virgen, entrar al templo de rodillas, manntener por horas en las manos un cirio haste que éste se consuma, caminar kilómetros y kilómetros descalzos, elevar una letanía en verso o danzar interminablemente, llevan un mismo fin: cumplir con la promesa en retribución a un favor otorgado por la Virgen de la Montaña.

Los Bailes Religiosos
Los bailes religiosos poseen raíces incaicas. Se puede definirlos como una manifestación cultural, rito de una religiosidad popular íntima del ser humano. Asoman sus principios allá por 1585: El Baile Chino es el más antiguo. Los integrantes de estas comparsas usaban ancho calzoncillo corto, ojotas y faja de minero; en la cabeza llevaban un gorro y adosado a la cintura amarraban un culero. Con el tiempo fueron agregándole otros implementos, como la camisa blanca, espejitos, lentejuelas, medias de color y pomponcitos de lana. Sus intrumentos eran toscos: una flauta de caña y pequeños tambores para llevar el compás.

Hacia 1750 aparecen los Turbantes, vestidos de uniformes blancos, pantalón, chaleco y zapatos de este color; sobre la cabeza lucian una especie de cucurucho. Empleaban guitarra, acordeón, triángulos, tambores y pitos de tubo. Su danza, mantenida hasta la actualidad, muy ágil, es opuesta a la de los Chinos; los Turbantes la bailan acompasadamente durante horas. En 1800 son creados los Bailes de Danzantes. No se presentan tan lujosamente ataviados como los Turbantes ni tan monótonos como los Chinos. Su vestimenta es colorida resaltando los colores verde, rojo, azul y amarillo. Usan los mismos instrumentos que emplean los Turbantes, peron agregan cantos y expresiones entre un baile y otro. Actualmente se han unido otros tipos de bailes e indumentarias, destacando entre muchos los grupos de Pieles Rojas y Gitanos.

Cada baile tiene nombre propio (Chinos de Tambillo, Baile del Molle, Danzantes de Cutún, Tambo de Elqui, etc.) y un jefe directo sobre quien se encuentra el cacique, líder máximo de toda la cofradía y cuyo mandato cesa cuando muere, siendo sucedido por un hijo suyo pues el cargo es hereditario; a falta de sucesor, la jefatura es elegida entre todos los jefes de bailes. Un dato ilustrativo señala que en diciembre de 1983 llegaron a Andacollo más de cien bailes procedentes de Iquique, Antofagasta, Copiapó, Calama, Vallenar, Ovalle y algunos del sur formando una pláyade de colores y ritmos para alabar a la Chinita o Negrita, como cariñosamente se le llama a la patrona de los mineros andacollinos. Los bailes están formados por hombres, mujeres y niños de corta edad; ellos han sido entregados a la Virgen en pago de una manda o favor concedido.

Aparte de sus danzas, los Chinos también le cantan o le recitan a la imagen. Estos son algunos de los versos más escuchados y conocidos:

Las gracias te damos
con cariño amante
de tu bello pueblo
somos tus danzantes.

Somos tus mineros
de este tu Santuario
los que te saludan
Reina del Rosario.

Dadnos, Madre nuestra,
si lo merecemos,
el perdón sagrado
a tus promeseros.

A cumplirte agradecidos
por tu milagro divino,
venimos a tu presencia
este baile andacollino.

Ya nos retiramos,
pronto volveremos
y en tu procesión
te acompañaremos.

Ya con ésta me despido
junto a todos mis hermanos
volveremos a encontrarnos
a la vuelta del año.


Andacollo tiene dos templos: el más antiguo cuya edificación en su primera etapa data de 1772 y el nuevo, que se comenzó a construir en 1873. Este último es mucho más extenso y de mayor capacidad que el primero. La imagen de la Virgen permanece en el antiguo todo el año, siendo trasladada al nuevo sólo para las festividades. En 1855 el antiguo se amplió construyéndose en su interior una dependencia especial, hoy usada como museo donde se guarda el tesoro. Debajo de él se exhiben las ofrendas de valor que ha recibido la Virgen de diferentes partes del mundo. Unida a esta dependencia está la Capilla del Indio, donde se cree que allí fue encontrada la imagen por Collo. De ahí la denominación dada al referido sitio.
Fuente: Revista Mensaje