Mayo 8, 2005

El dum-dum de los tambores

Díaz, Iñigo (2005)

La Orquesta Huambaly con su cantante Humberto Lozán puso a los chilenos a mover las caderas.
En la música chilena, produjo una revolución. Pero pudo haber sido mayor.

Que un grupo de damas curicanas realizaran furiosos reclamos a El Mercurio en abril de 1929 por la visita de la salvaje bailarina y cantante afroamericana Josephine Baker (1906-1975) no significaba más que un hecho aislado. Real, pero olvidable.

"Como en Chile no hubo habitantes negros, tampoco hubo conflicto con su música. No era considerada amenaza general como ocurrió en Estados Unidos o en Colombia, donde al bogotano le costó mucho abrirse a la cumbia". Para Juan Pablo González, musicólogo de la UC, el efecto de la música afro en nuestra gente tuvo más bien un efecto positivo: liberaba al chileno medio, lo sacaba de su posición secundaria, del miedo al ridículo y de su sempiterna expresión a bajo volumen.

En ese sentido, las danzas rítmicas de caderas y hombros de la Baker y su tropa de músicos negros produjeron una de las primeras revoluciones en el siglo XX. Músicos chilenos le dedicaron foxtrots: "Josefina… ¡por favor!" y "¡Ay! Josefina", mientras que algunas descripciones de su show apuntaban que estaba "animada por un perpetuo temblor, su cuerpo se enrosca como el de una serpiente, o más exactamente, parece un saxofón en movimiento". Cómo no iban a reclamar las señoras de Curicó.

"Detrás de la Baker, entonces, aparecieron figuras clave en esta liberación del chileno a través de la música: el cubano Isidro Benítez y su orquesta tropical; los African Swingers, de Joe O'Quendo (de donde salió el saxofonista chileno Carmelo Bustos para fundar la Orquesta Huambaly), el pianista Bola de Nieve y el tumbador peruano Óscar 'Mulato' Salazar. "Los tambores fueron muy importantes en los años 40", dice Juan Pablo González.

Para Rodrigo Torres, musicólogo de la U. de Chile, los estudios realizados por Pablo Garrido en los años 30 sobre los orígenes de la cueca, parecerían tener hoy más respaldo que el que tuvo en su época: "Garrido sostuvo la idea de la presencia africana en esta música solitariamente".

Torres prepara un estudio sobre prácticas sociales de la música en el siglo XX, y uno de los hechos más importantes que ha detectado "son las conexiones entre la cueca arrabalera y la marinera limeña, donde la presencia morena es fundamental. Es la negritud del Pacífico, conectada entre los puertos del Callao y Valparaíso, la que nos toca a nosotros, y en la cueca urbana es evidente".

VÍNCULO

RODRIGO TORRES (musicólogo de la Chile): "Es la negritud del Pacífico la que nos toca a nosotros".