Agosto 18, 2002

Arrau, según Vasconcelos

Claro, Sofía Asunción (2002)

Héctor Vasconcelos, alumno de Arrau durante siete años.
Héctor Vasconcelos nace en un medio cultural de elite, siendo hijo nada menos que de José Vasconcelos, Primer Secretario de Cultura del gobierno mexicano después de la revolución. Su hijo, también hombre de amplia cultura y formación intelectual, fuera de ser pianista y haber sido alumno de Arrau durante 7 años, es Licenciado en Ciencias Políticas de Harvard, con posgrados en Cambridge y Oxford. Su currículum abarca actividades profesionales relacionadas con la cultura como director general del Festival Internacional Cervantino desde 1977 a 1982. Con varias condecoraciones, actualmente es embajador extraordinario y plenipotenciario de México en Dinamarca.

- ¿Qué razones lo motivaron a escribir este libro?

"Yo pienso que es importante ocuparse de Arrau, para quien la música era algo más que el despliegue técnico, virtuosístico. Él tenía un enfoque que va mucho más allá del interés hacia el instrumento como tal. A músicos como Arrau les interesa la música en un sentido más profundo, más trascendente. La función del arte, en un mundo posreligioso como el que vivimos, por lo menos dentro de las clases pensantes, puede llenar ese papel que tenían antes las religiones. Me parece que hay que acercar a la gente al aspecto trascendente ulterior de la música, que era finalmente la preocupación de Arrau".

"Recuerdo un crítico en Inglaterra que decía que cuando Arrau tocaba, el piano desaparecía. Porque el instrumento era lo de menos, lo importante es el significado de las obras o de un compositor en particular o de un período en la historia de la música. Es decir, para algunos grandes músicos hay algo más que el tocar bien un instrumento".

- ¿Qué vio usted en la biografía de Arrau que le haya permitido ser un artista de tales profundidades?

"Pienso que su autoexigencia estaba más allá de lo humano. Siendo un niño sabía que una familia entera dependía de lo bien que tocara el piano y esto es una presión demasiado a los cinco o seis años, ¿no? Es algo monstruoso. Por otro lado, su propio profesor, Martin Krause, era un hombre de una exigencia y severidad terribles, casi despiadadas. Cuando Arrau sentía que no estaba a la altura usaba una expresión en inglés, living up to expectations, entonces le venía una depresión. En la edad adulta e incluso en la vejez ya no pesaban estas figuras que le exigían, pero se habían internalizado y su propia psique le urgía estándares altísimos".

- ¿Es ésta la situación psicológica que en algún momento se hace definitivamente insostenible y que lo lleva a recurrir al psicoanálisis tempranamente, en los años veinte?

"No sólo eso. Krause se había convertido en su padre sustituto. Cuando muere, en 1918, durante la famosa epidemia spanish flu, al final de la Primera Guerra Mundial, Arrau tiene quince años. Su muerte trae efectos psicológicos profundísimos para toda la vida de Arrau: dos veces pierde al padre. Arrau entra en una depresión profunda y queda completamente desorientado a los quince años sin su maestro y su mentor, quien además le abrió las puertas
del mundo musical, le consiguió sus primeros contratos. Él mismo consideró ése como el peor momento de su vida".

- ¡Qué historia!

"Yo diría que todos estos conflictos son elementos que él tuvo el talento de traducir en un enfoque artístico, en una creatividad artística. Otras personas son destruidas simplemente por este tipo de experiencias o de conflictos psicológicos, pero él pudo afortunadamente, como otros músicos también lo han logrado, canalizarlos y aprovechar".

- El padre, la figura masculina lo abandona, lo traiciona dos veces, ¿qué consecuencias ha tenido esto en la vida de Claudio Arrau?

"Fue una de las situaciones difíciles que enfrentó a lo largo de toda su vida, pero como digo en el post scriptum de este volumen, eso ya es tema biográfico, que realmente no es el propósito de este libro. Ojalá algun día se haga un buen estudio biográfico de Arrau".

El maestro

- ¿Cómo está construido su libro?

"El primer capítulo es una discusión del papel de Arrau entre todos los pianistas del siglo XX. El segundo es un intento de describir en qué consistían, cuáles eran las características de las interpretaciones de Arrau, cómo se diferencia él de otros pianistas según sus características. El tercer capítulo, "El maestro", relato todo lo que yo aprendí de él, tanto en cuestiones técnicas como de interpretación. Trato de recordar todo lo que me enseñó. Es una preocupación personal que tenía. Cualquier día de éstos me atropella un carro y entonces me llevo a la tumba una enorme cantidad de cosas que Arrau me enseñó. Y luego, el último capítulo es una discusión crítica de sus grabaciones".

- ¿La relacion profesor, alumno también debe haberle mostrado otros aspectos del artista?

"Bueno, él tocaba todo el tiempo. Sus giras abarcaban todo el año, pero lo veía yo una o dos veces al mes entre viaje y viaje. Constantemente Arrau volvía a Nueva York y en esos regresos escuchaba a sus alumnos. Siempre tenía, yo diría, entre cinco, diez o doce alumnos. En el capítulo "El maestro", hablo de sus alumnos y de cómo era él como maestro. Por un lado, desde luego lo que él tenía que enseñar era interesantísimo, pero yo creo que su influencia podía tener un efecto negativo sobre sus alumnos. Por eso no hay muchos alumnos de él que hayan resultado pianistas logrados".

- ¿Figura Arrau, como intérprete, a la misma altura de la creatividad musical del compositor?

"Habría que ver, dependiendo de qué obras estamos hablando. Por tomar un primer ejemplo, las Sonatas de Beethoven. Creo que de las sonatas del período intermedio, del período temprano, yo diría que estaría a la misma altura de la creatividad de Beethoven. Cuando se habla de las últimas cuatro, cinco sonatas, a partir del Opus 101 al Opus 111, se trata de obras de tal riqueza, de tal complejidad, que cabría la hipótesis al menos de que ningún intérprete en lo individual pueda realizar absolutamente todas sus posibilidades, porque son obras que como decía el gran pianista Schnabel, quizá sean mejores a cualquier forma que exista para tocarlas. Esta es una idea, una hipótesis de Schnabel. De lo que no cabe duda es que de los grandes intérpretes que ha habido de Beethoven, Schnabel, Fisher, Bachhaus, Kempff, Serkin y tal vez en generaciones más cercanas, Brendel y Barenboin, dentro de todos esos intérpretes, yo creo que Arrau llega tanto o más lejos que cualquiera de ellos. Pero que hipotéticamente pueda realizarse todas las posibilidades de las sonatas Opus 106, eso es ya un moot point, es decir, son cuestiones que realmente no pueden ser decididas, sobre las cuales no hay una respuesta definitiva".

- ¿Existen compositores que Arrau haya engrandecido directamente él, o bien se limitó sólo al repertorio de los grandes?

"Yo diría que él tocó, sobre todo en los últimos 50 años de su vida, exclusivamente el repertorio de los más grandes, pero en su juventud dio a conocer compositores como Satie. Hizo el estreno en Nueva York de la obra de Satie llamada Sports et Divertissement's; tocaba mucho Schönberg, Berg, Stravinski, compositores latinoamericanos como Carlos Chávez (tocó el Concierto para piano y orquesta de Chávez); en fin, de joven estuvo muy interesado en tocar la música de su tiempo, pero en las últimas décadas se concentró en los principales compositores de la historia".

- ¿Considera que Arrau en los últimos años después de su muerte ha aumentado o mantenido su popularidad?

"Yo diría que se ha mantenido más o menos igual. Pero ha ido cambiando su popularidad, según los países. Por ejemplo, en Inglaterra quizá la admiración a Arrau llegó a su punto culminante en los años 50 y 60 en un momento en que en el mundo francés no le admiraban tanto, y luego se invirtieron un poco los papeles. Ahora en Francia, en los últimos 20 años, hay una especie de culto a Arrau y, en cambio, en Inglaterra se vive quizá comparativamente un eclipse de su reputación. Donde ha sido más constante la apreciación de Arrau es en los países de lengua alemana, desde finales de los años 30 hasta el presente".

Sin prejuicios

- A mi juicio, la fuerza de su interpretación reside en la libertad que transmite en su interpretación que experimentó como algo muy potente, una voluntad obsesiva de liberarse de ataduras en la búsqueda de transparencia y honestidad total.

"Y eso era un ideal muy claro en él, esta idea de quitarse todos los prejuicios, las ataduras, las convenciones sociales o religiosas, de vivir y pensar como un ser humano libre. Esto era, evidentemente, un ideal consciente que él tenía, lo buscó, lo hizo toda su vida y creo que lo logró con creces. Era un librepensador que no tenía dogma del mundo, ni
se encuadraba en capilla o en religión alguna".

- ¿Incluye usted el tema de la sexualidad en esto de soslayar todos los prejuicios?

"Obviamente. Era una persona que creía que la vida debía vivirse con la mayor libertad y sin ningún prejuicio, y lo hizo. Era un hombre con un alto sentido de todos los placeres sensoriales. El sexo era importantísimo para él. Consideraba que sin eso podría sobrevenir la neurosis que domina al ser humano. Y entonces no había posibilidad de desarrollar la personalidad".

- ¿Lo hizo sin diferenciar los sexos?

"Sí. Él exploró sus posibilidades sexuales sin ningún prejuicio, con una libertad digna de una persona que no acepta ningún tabú ni telaraña mental; con una amplitud de criterio total, que corresponde al gran estudioso que era de la filosofía, de las religiones y de la historia de las ideas".

FICHA

"CUATRO APROXIMACIONES AL ARTE DE ARRAU".
Héctor Vasconcelos.
DGE, ediciones, México, 2002.