Octubre 26, 2004

Azümchefe... Para escribir en mapuche

Espinosa, Pilar (2004)
CONCEPCIÓN. Casi diez años de trabajo silencioso necesitaron los mapuches para lograr el consenso sobre cómo escriturar la lengua común. Una decena de fórmulas vigentes, aunque unas más utilizadas que otras, no sólo dificultaban la preservación de la lengua sino también el avance en la aplicación de programas oficiales como la Educación Intercultural Bilingüe.

La tarea que se propuso la Conadi -y unos cuantos estudiosos mapuches y no mapuches- fue definir un grafemario -alfabeto- único para representar gráficamente la expresiva fonética de su lengua y facilitar su escritura.

Pero lo lograron y hoy están trabajando en seminarios y talleres para difundir el Azümchefe -instructor de la persona- que permitirá avanzar en el conocimiento y revitalización del mapuzungun, término que remplaza al de mapudungun, utilizado para referirse al idioma mapuche.

La Unesco considera que es una de las 6 a 7 mil lenguas existentes en el mundo y también que se encuentra entre las 3 mil en peligro o con dificultades de uso. Según las estimaciones de algunos investigadores, el mapuzungun ha sido relegado al ámbito familiar y comunitario, y los hablantes, con diferente grado de dominio, serían cerca de 300 mil.

Juan Ñanculef Huaiquinao, investigador y encargado del patrimonio cultural de la Conadi, es uno de los defensores del grafemario Azümchefe y participa en los talleres de difusión en zonas de alta concentración indígena. Ya se hizo en Concepción y en la Región Metropolitana. Luego les corresponderá a Temuco y a Osorno.

Está optimista sobre los resultados de esta herramienta para facilitar el aprendizaje sin desconocer que es "perfectible" y "mejorable", y ése es uno de los propósitos de estos talleres que reúnen a dirigentes, lonkos y personas, "que hablan bien la lengua", para incorporar las correcciones que sean necesarias.

Pero, lo que más le entusiasma es el reconocimiento final que se acordó con el Ministerio de Educación y que declaró oficial este grafemario para su uso en los servicios públicos y para producir material pedagógico bilingüe. Esto significa que el Estado chileno y sus servicios deben utilizar las normas del Azümchefe, al hacer uso público de esta lengua.

La lingüista María Catrileo, docente del Instituto de Lingüística y Literatura de la Universidad Austral de Chile, coincide en que durante años el sistema de escritura de la lengua mapuche fue caótico.

Cada persona o grupo inventaba grafías y lo hacía a su arbitrio, lo que fue motivo de controversia. "En 1986 nos reunimos en la Universidad Católica de Temuco para uniformar criterios y definir un grafemario unificado, pero lamentablemente no se llegó a acuerdo", recuerda la académica.

Ahora confía en que este nuevo grafemario no complique a los niños mapuches el aprendizaje de su lengua materna y luego el español, reconociendo que existe un mayor interés de los propios indígenas por valorar su lengua y su cultura.

Juan Ñanculef es categórico para asegurar que el pueblo mapuche no era ágrafo y tenía un sistema de escritura cuando llegaron los españoles. "Nuestro pueblo tenía doce grafemas y estaban expresados en sus tejidos", sostiene, agregando que "nuestro sistema de conocimiento es tan perfecto y amplio, que la sociedad dominante no pudo entenderlo".

Intentos hispanos

Recuerda que rápidamente los hispanos intentaron graficar los sonidos de la lengua mapuche e inventaron su propia forma de escritura para facilitar la colonización y evangelización. Uno de los precursores fue el padre Luis de Valdivia, quien en 1606 publicó la obra "Arte y gramática general de la lengua que corre en todo el Reyno de Chile".

Don Juan -Xuan según la escritura correcta- está optimista. Hay interés en la gente joven por aprender. Dice que están quedando atrás las generaciones con más problemas, como la de sus padres y la suya, cuando eran ellos mismos quienes impedían a sus hijos hablar la lengua.

Prestado del español

En el alfabeto Azümchefe se distinguen 26 grafemas del habla normal: seis vocales y veinte consonantes. Incluye también dos grafemas especiales: sh que expresa aprecio y t' que manifiesta desprecio.

La base está en los alfabetos de Anselmo Raguileo Lincopil, considerado "mapuchista" y el "unificado" que "castellaniza". Menos difundidos son los grafemarios Painequeo, Cañulef, Huilcamán y Antinao, con diferencias entre ellos. Los mapuches piden "prestados" los signos del alfabeto español que tienen el mismo sonido como la p, m, m, n, ordenándolos según el criterio de preferencia y uso. Otros sencillamente quedan fuera como la b, c, d, j, v, y. Una de las letras de uso más frecuente es la k. También tiene combinaciones de letras que constituyen una unidad: lh, nh, nh, tx.

Tiene además una vocal propia, la sexta que es una u con cremillas: ü. Entre u y ü cambia no sólo la pronunciación sino también el significado, como es el caso de rume, que significa muy, y rüme como se llama al junquillo.