Febrero 10, 2002

Ese swing en Chile

Ponce, David (2001)

RETAGUARDIA JAZZ BAND. Este es el mayor ejemplo de la oferta de viejo cuño del jazz chileno.
Era una prueba dura. Uno de los dos fundadores que quedaban a bordo de la banda decana del jazz chileno se retiró el año pasado: Domingo Santa Cruz dejó de tocar en la Retaguardia Jazz Band tras 42 años y dejó vacante el puesto de la tuba.

Pero la guardia vieja puede ser igualmente atractiva para nuevos músicos, y desde hace cuatro meses el tubista Cristián Álvarez es uno de los benjamines de la banda que más se enorgullece de ir a la retaguardia en el jazz local. No es lo único: tanto de gente enamorada de la escuela más tradicional como de jóvenes interesados en la raíz latinoamericana, en Víctor Jara o en Silvio Rodríguez está poblado el circuito del jazz activo en Chile.

La guardia vieja
Fundada en 1958, Retaguardia Jazz Band es el mayor ejemplo de la oferta de viejo cuño del jazz chileno: su estilo es el New Orléans, surgido en el 1900 con pioneros como Scott Joplin, Jelly Roll Morton, Duke Ellington o Fats Waller.

"En el New Orléans había sólo tres minutos disponibles en un disco. Y a los dueños de las fiestas no les gustaba que tocara un solo músico: había pagado por todos. Entonces tocaban en tropel", explica el arreglador Boris Ortiz, y la formación de la banda lo corrobora: las diversas melodías simultáneas van a cargo de Pedro Bacigalupe y Enrique Planas (trompetas), Ortiz y Alfredo Puga (clarinetes), Guillermo Gabler y Alfredo Espinoza (saxos) y Patricio Santibáñez (trombón), mientras la base está librada a Antonio Campusano (piano), Jorge León (banjo), Álvarez (tuba) y Jorge Carvallo (batería).

Vicedecanos del jazz local son los Santiago Stompers, iniciados en 1968 y con nombre derivado del stomp, un baile anterior al charleston. Su estilo es el dixieland, festiva escuela derivada del New Orléans por músicos blancos como Bix Beiderbecke o Pee Wee Russell. Son Víctor Roa (banjo y guitarra), Pedro Bacigalupe (trompeta), Hernán Salazar (clarinete), Mickey Mardones (saxo), Eduardo de Aguirre (piano), Marcelo Rojas (contrabajo) y Patricio Puelma (batería). Y una escuela afín cultivan Seis a la Dixie, con Rita Góngora (voz), Claudio Zamorano (trompeta), Renato Whiskey Muñoz (clarinete), Héctor Parquímetro Briceño (trombón), Walter Soto (contrabajo) y Álvaro Ponce (batería).

También añosa es la raíz del Santiago Hot Club (1987), el conjunto del guitarrista Francisco Panchito Cabrera, titulado según el nombre del célebre Quinteto del Hot Club de France que el guitarrista Jean Baptiste Django Reinhardt y el violinista Stephane Grappelli integraron en los '30 y '40. Es la ágil escuela del hot jazz, cultivada por Cabrera, Mario Pavón y Eduardo Riquelme (guitarras), Ernesto Pérez de Arce (clarinete), Walter Soto (contrabajo) y Santiago Aldunate (batería) en composiciones clásicas como "Nuages" o "La mer", de Trenet: la música que llevó a Roberto Parra a inventar el jazz guachaca.

La era del swing iniciada en los años '30 tiene finalmente exponentes locales como los Alfredo Espinoza y la Hot Swing Jazz Band (2000), cultores por igual del hot jazz y del swing con Alfredo Espinoza (saxo), Boris Ortiz (clarinete), Federico Dannemann (guitarra), Pablo Lecaros (bajo) y Antonio Gaete (batería), además del cantante Rodrigo González, conjuntos como Daniel Lencina y su cuarteto o Very Goodman y orquestas como La Banda del 30, The Universal Orchestra con Juan Azúa en la batuta, y la Big Band de la Universidad Católica al mando de Carlos Vera. Todos con domicilio en el capitalino Club de Jazz.

Los modernos
El saxofonista Patricio Ramírez es uno de los músicos más activos del jazz local, pero es también un indicio de cierta época de la que no hay muchas trazas tan directas. Cuando en 1963 grabó por primera vez, lo hizo con el adelantado Nahuel Jazz Quartet, pionero del jazz moderno en Chile al absorber escuelas como el bop y derivaciones menos radicales como el cool jazz o el West Coast, y en 1965 conoció a Matías Pizarro, un pianista llamado a cultivar el free o el jazz rock local.

El pianista Omar Nahuel murió en la misma década, y Pizarro vive hoy en Francia con otros vanguardistas de la época como los hermanos Manuel y Patricio Villarroel. Pero sí es posible ver y oír a Ramírez. En 1986 el saxofonista fundó Nexus junto a Carlos Vera (vibráfono), Jorge Rocha (contrabajo) y diversos pianistas y bateristas, y lleva dieciséis años cultivando repertorios de músicos de raíz bop como Shorty Rogers, Clifford Brown o Charlie Parker.

El pianista estadounidense Horace Silver, heredero del bop, ha sido objeto del más reciente tributo de otro experimentado músico chileno: Roberto Lecaros. Violinista, pianista y aún más diverso en cuanto a estilos, Lecaros se ha volcado al hard bop y a figuras más adelantadas como el contrabajista Charles Mingus con su nueva organización, La Tropa, pero antes se ha mostrado sensible por igual a escuelas tan diversas como la fusión en su grupo Kameréctrica o el viejo jazz francés con su disco "Hot jazz" (1994).

Igualmente versátil aparece el pianista y contrabajista Moncho Romero, quien en el disco "Chile jazz" (1998) fusionó folclor chileno y jazz, y que en estos días ha vuelto a la cartelera tocando con diversas cantantes en El Mesón Nerudiano.

Los Andes Big Band, fundada en 1993 por el trompetista Gustavo Bosch y dirigida por Santiago Cerda, nace de una tradición swing, pero también sabe abrirse a otros lenguajes como el funk o música de Lalo Schiffrin y Chick Corea. Y un joven devoto del bop al modo del guitarrista neoyorquino Mark Elf es Federico Dannemann, a la cabeza de un trío junto a Felipe Chacón (contrabajo) y Daniel Oliva y Alejandro Espinosa (batería).

Contemporáneos y populares
A sus 27 años, el guitarrista Mauricio Rodríguez ya tiene una marca inscrita en la historia: en 1998 trajo a grabar su disco "Datriza" al pianista neoyorquino Kenny Kirkland, socio de los hermanos Marsalis y fallecido poco después. Frecuente viajero entre Santiago y Chicago, Rodríguez está de vuelta desde septiembre y tiene un nuevo en la nueva guardia del jazz local: Supertrío.

"La influencia de esos viajes no ha salido tanto en las composiciones como en el trabajo en talleres. Llegué más influenciado por Hermeto Pascoal o Egberto Gismonti", dice el guitarrista, aunque algún influjo queda. Con Rodrigo Galarce (contrabajo) y Félix Lecaros (batería), Supertrío toca a menudo sobre compases irregulares, incluso si se trata de standards de John Coltrane o Herbie Hancock.

"Está un poco de moda tocar cifras diferentes, hay que decirlo. En Nueva York están todos tocando así: odd meters. Métricas raras", sonríe Rodríguez, quien además tiene lazos directos con la generación anterior: tomó lecciones con Ángel Parra y es actual invitado de Pancho Molina y Los Titulares, donde también toca Galarce.

Tanto Parra como Molina se mostraron a su vez activos en el último año. El primero tiene listo un disco doble en vivo de Ángel Parra Trío entusiastamente mezclado con todo lo que va de foxtrot a Buddy Richard , y el segundo cerró 2001 con la edición del segundo álbum de Pancho Molina y Los Titulares, "Perseguidor", que incluye homenajes a músicos como Art Blakey. En un circuito próximo operan el trompetista Cristián Cuturrufo, que también terminó el sucesor del disco "Puro jazz" (2000) y el inquieto bajista Christian Gálvez, que puso en su álbum "Christian Gálvez" (2000) un jazz de raíz popular, funk, criolla o de fusión.

Un lenguaje más personal es el de La Marraqueta, dedicados a una fusión con la raíz latinoamericana ya volcada en un segundo disco, "Sayhueque" (2000). Músicos jóvenes como el trompetista Sebastián Jordán, el saxofonista Agustín Moya, el guitarrista Rodrigo Dañobeitía, el guitarrista Jorge Díaz o los bajistas Felipe Chacón e Igor Saavedra también pueblan la nueva escena, cruzada además por tríos cultores de diversas escuelas: está por reaparecer Emilio García Trío, inclinado al jazz rock; y el Marx Trío del guitarrista Pedro Rodríguez ya ha mostrado un jazz hecho de vanguardia, blues, rock, funk o Víctor Jara.

Más nuevos aún son el Beto Trío, con Jorge Díaz (guitarra), Daniel Navarrete (contrabajo) y Félix Lecaros (batería), y el Díaz Lecaros Oliva Power Trío, con Díaz, Pablo Lecaros (bajo) y Nelson Oliva (batería), ya previstos para una temporada de días jueves en el Club de Jazz. En tanto, el reciente escenario de El Perseguidor es la sede de Supertrío, un grupo que no por nuevo prefiere un bajo eléctrico al noble contrabajo de Rodrigo Galarce. "Eso nos obliga a no tocar tan fuerte. Y además nos da un lenguaje más jazzero", explica Mauricio Rodríguez. Porque tocar en la "Vanguardia Jazz Band" tampoco es obligación.

Dónde escuchar Jazz en vivo
El Perseguidor. Antonia López de Bello 0126, Bellavista (7776763). Recientemente abierto, funciona cinco días a la semana y ha convocado a figuras mayores como Roberto Lecaros o el guitarrista Ricardo Arancibia o a nuevos tríos de guitarristas como Pedro Rodríguez y Mauricio Rodríguez.

Club de Jazz. José Pedro Alessandri 85, Ñuñoa (2741937). Destina los jueves a grupos emergentes, y los viernes y sábados a los músicos habituales del club, desde cultores tradicionales como Retaguardia Jazz Band o Santiago Stompers a hardbopers como Nexus.

El Mesón Nerudiano. Domínica 35, Bellavista (7321097. 7371542). Acaba de abrir sus puertas al jazz los días sábados, con músicos como el saxofonista Patricio Ramírez y Moncho Romero, que suele acompañar a diversas cantantes.

Libro Café Mediterráneo. Purísima 165, Bellavista (7353901). Cada noche de sábado actúa Pichanga Trío, liderado por el baterista Cristián Bidart.