GRANDES VOCES DE LOS 50 Y 60

LUCHO GATICA: ¡SIGUE SIENDO EL REY!



Mientras en el extranjero alaban una y otra vez a Lucho Gatica, en Chile cada vez que viene -ha comentado algo sentido varias veces-, "me preguntan sobre mi retiro". Incluso le han dicho, en su cara, que guarde la voz "ya que la tiene muy gastada". Pero el intérprete de los célebres "Bésame mucho" y "Sinceridad", por nombrar algunos, no se complica. Defiende la vigencia de su estilo aterciopelado y sensual, el mismo que lo convirtió, con el aplauso de muchos -incluyendo a Luis Miguel, el nuevo símbolo romántico-, en el "Rey del Bolero".

Su voz, su nombre a la par, son conocidos por todo el mundo. No importa dónde cante, por ejemplo "Sabor a mí", igual lo reconocen de inmediato y lo aplauden en los lugares más remotos. Es que con sus 48 años de carrera, sus más de 90 discos y un repertorio por todos conocidos, bien se ha ganado el respeto del planeta, pero no de sus compatriotas. Todavía recuerda, sin ánimo de revancha, cuando el monstruo de la Quinta Vergara lo pifió porque el jurado que él presidía eligió en 1992 ganador a Fernando Casas en lugar de Fernando Ubiergo. En 1997 Lucho, o "El Pitico" Gatica, reeditó un álbum de tangos, grabado en 1962 y también una producción de boleros que salió al mercado en 1975. Ambos volvieron a ser súper ventas. Los inicios de Lucho Gatica fueron en 1949. A los 21 años, junto a su hermano Arturo, graba su primer disco, dedicado sólo a las tonadas.

Durante los '50 el bolero conquistó el mercado nacional. En las radios sonaban "Nosotros", "Oración caribe", "Virgen de medianoche" y otros títulos en las voces de cantantes mexicanos como Elvira Ríos, José Mojica y Fernando Fernández, además de las estrellas del momento: la cubana Olga Guillot y el argentino Leo Marini. Gatica se inspiró en ellos, especialmente en Guillot. Pero no fue un papel calco de lo que hacían sus referentes, le agregó su estilo a la interpretación, llenándola de sentimiento, de un suave fraseo y antepuso su voz a la orquesta.

Así entre 1951 y 1960, Lucho Gatica grabó más de 50 discos para Emi Odeón en Santiago, Londres, Río de Janeiro, Buenos Aires, Caracas, La Habana y Ciudad de México. Su nombre, lentamente, se asoció al bolero. Sus discos de velocidad 78 y 45, de acetado, se vendían como pan caliente por todo el continente y estaban en todos los Wurlitzer: "Me importas tú" (1951), "Contigo en la distancia" (1952), "Bésame mucho", "Las muchachas de la Plaza España", "Sinceridad" (1953), "No me platiques más", su primer éxito en México, "Tu me acostumbraste" (1957) y "Voy a apagar la luz" (1959).

En 1956 estos éxitos se traspasaron a un long play, disco completo de temas. Algunos L.P, "Inolvidables con Lucho", "El Gran Gatica" y "Envenenados" en 1958 fueron sus primeros álbumes. Luego siguieron, entre otros, "Encadenado" (1958), "Canciones de huasos y gauchos" (1959), "Mis primeros éxitos (1960 y 1963)" o "Recuerdos de amor" (1963).

El éxito lo llevó a vivir muchas aventuras, giras a lugares top como Europa y otros lejanos como Medio Oriente y Filipinas. Gatica no era sólo música, las fans gritaban por él y los hombres soñaban con cantarles a sus novias como lo hacía el ídolo. En los '70 Lucho Gatica se alejó de los estudios de grabación. La mayoría de los compositores que lo abastecían murieron: Alvaro Carrillo, Agustín Lara y Gabriel Ruiz. Durante los ochenta su fama, se mantuvo intacta, incluso en la categoría de ídolo, de artista de culto. En 1996, en Miami, figuras como Luis Miguel le rinden un homenaje, cosa que su patria no ha hecho. En pleno nuevo siglo, nuevo milenio, sus discos, todavía se venden. Por toda Latinoamérica, Europa y Asia -dicen que incluso en Africa-, lo llaman "Señor Gatica. El rey del Bolero", mientras acá le consultan: ¿ya se retira?