FRUTO DE SU EPOCA

OFICIALIZACIÓN: EL PRINCIPIO DEL FIN

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El ascenso al poder de la Unidad Popular motivó aún más la difusión del género -con la creación de revistas como "Ramona"-, pero lo acomodó en esquemas no siempre creativos. El comunicador Ricardo García decía en 1971: "debe existir una severa autocrítica. Reconocer que no todo lo que se hace es de calidad. Que no todo debe ser aplaudido y elogiado por el solo hecho de ser comprometido con el proceso de cambios". En otras palabras, la Nueva Canción amenazaba con convertirse en la expresión instrumentalizada de un determinado mensaje oficialista. Mucho más en cuanto el movimiento -sus discos, sus giras y festivales- se encontraba en gran parte subvencionado por el propio gobierno. Sin embargo, no es menos cierto que ni ese apoyo suavizó su innegable carácter de disidencia con respecto al romanticismo más liviano de gente como Los Angeles Negros y José Alfredo Fuentes; logrando desarrollar un cancionero con hitos interesantes hasta 1973.

Haya tendido hacia el decaímiento, o haya logrado vislumbrar su camino de recuperación; será una duda para siempre irresoluta. El golpe de Estado efectuado por las Fuerzas Armadas y de Orden el 11 de septiembre de 1973 interrumpió violentamente no sólo el desarrollo de la Nueva Canción sino que de toda tendencia artística desarrollada entonces en Chile. Las consecuencias de ese quiebre tardaron décadas en evaluarse a cabalidad y acaso aún no puedan comprenderse del todo.

Las pérdidas más incomprensibles fueron, por cierto, las humanas. Cinco días después del asalto a la Moneda, el cuerpo sin vida de Víctor Jara fue reconocido por su viuda en una morgue de Santiago. El cantautor había sido detenido en la Universidad Técnica del Estado, su lugar de trabajo, y trasladado junto a otros miles de prisioneros al Estadio Chile, donde fue asesinado sin que hasta ahora se hayan identificado testigos ni culpables del crimen.

Angel Parra pasó los primeros días después del Golpe apiñado junto a otros miles en el Estadio Nacional, el mayor centro de detención instalado por la incipiente dictadura. Luego se le trasladó a Chacabuco y de ahí al exilio a México y posteriormente, París. No pocos cantantes siguieron su suerte. Quilapayún e Inti-Illimani se encontraban de gira en Europa para septiembre del 73 y no pudieron regresar al país hasta muy avanzada la administración militar. Gente como Isabel Parra, Patricio Manns y "Payo" Grondona partieron al poco tiempo al exilio.

Forzados por las circunstancias, los responsables de la Nueva Canción intentaron continuar con su desarrollo en el extranjero, aunque en general de modo disgregado y en una cultura ajena que motivaba antes la nostalgia que la reivindicación de sus ideas. El destierro le permitió a algunos enriquecer sus referentes y alejarse al fin del tono contingente, pero para otros constituyó un cierre definitivo de su labor creativa. El desarrollo de esas particulares experiencias merece, por lo tanto, un análisis más unitario que colectivo, pese a las numerosas publicaciones y conciertos internacionales que ocuparon a estos artistas, aún inspirados para componer desde Europa auténticos himnos de tan doloroso período como "Vuelvo" de Horacio Salinas y Patricio Manns o "Ni toda la tierra entera" de Isabel Parra.


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