MUSICA ANDINA EN SANTIAGO DE CHILE

MARCO TRIPARTITO DE ANÁLISIS PARA UN ACERCAMIENTO MUSICOLÓGICO A LA MÚSICA ANDINA



La práctica de música Andina en Santiago de Chile es el producto de la interacción dinámica de tres dimensiones: Espacio Cultural, Agrupación Cultural, Música (Función, usos y significados).

Estos tres aspectos se constituyen como pilares de sustentación del quehacer musical Indígena urbano Santiaguino. Tres dimensiones que garantizan una permanencia en el tiempo y en las que se estructura un discurso del Indio (Indianismo) y su música en yuxtaposición de temporalidades. El pasado a través del cultivo de las tradiciones y asumidas como tal, el presente a través de una asumida modernidad, con todos los problemas y contradicciones que esto implica para el conglomerado indianista en permanente conflicto con el mundo criollo. La necesidad de evidenciarse, hacerse presente en este proceso de carácter identitario se manifiesta en aspectos tanto musicales como extramusicales, construyendo una estética acorde con sus necesidades y aspiraciones como conglomerado indígena e indianista en un espacio urbano como el de Santiago de Chile.

Por tanto cuando hablamos de música andina en Santiago de Chile nos estamos refiriendo a una totalidad de variables manifiestas en esta visión tripartita (Espacio, agrupación y música) en cuyos niveles gravitan y se vehiculan sentimientos, aspiraciones ideológicas, necesidades expresivas, todas ellas manifiestas simbólicamente en la música y sus expresiones. Este contexto musical está constituido (en una primera aproximación) por una mezcla de géneros con base Andina, entendida ésta como el conjunto de sonoridades tipificadoras identitarias construidas con el uso de instrumentos tradicionales andinos y con sus correspondientes relaciones melódicas que evocan el mundo indígena. Se establece así un repertorio con un devenir emblemático en donde la sonoridad de los instrumentos tradicionales constituye el nexo de identidad con el colectivo que representa. Así "la música sirve frecuentemente como un índice fundamental de identidad social y las formas culturales derivan de su relativo status y de la aceptación de los grupos sociales con el cual ellos están asociados" (Turino: 1988). Vista así, la música comporta marcas de identidad que garantizarían la permanencia del conglomerado social con asumida conciencia de identidad grupal. En este sentido "Las marcas de identidad son esenciales para muchas existencias de cohesión social, en ellas legitiman y ubican a los miembros y así se unen - afectando los grupos de poder- y se legitima la unidad distinguiéndose a sí mismos de otras uniones" (Adams: 1975 citado por Turino: 1988). Así el fenómeno de la identidad adquiere un sentido de etnicidad "que viene definida básicamente por pertenecer a un grupo humano determinado por una serie de atributos predominantemente de orden sociocultural" (J. Martí: 1996); manifestándose en determinadas producciones culturales, como por ejemplo, la música, como una manera de satisfacer la necesidad de "contenidos expresivos para justificar la 'realidad' del constructo social referencial" (J. Martí, 1996). En este contexto los grupos que participan de esta visión, adquieren una gran importancia como portadores de variadas formas simbólicas tanto, poéticas como musicales, conformando una Indianidad sonoro-musical en abierta y asumida influencia de aspectos culturales propios del mundo "moderno occidental". En este caso "podría decirse que las marcas o rasgos tipificadores de procesos, a través de expresiones artísticas, funcionan como claves o códigos especiales dentro del conjunto de rasgos caracterizadores del hacer creativo del hombre y de sus formas espirituales de intercambio, comunicación y desarrollo." (D. Orozco 1992).