HISTORIA DEL ROCK CHILENO

INTRODUCCIÓN



Ya sea por vía perceptual, intuitiva o racional, la gran mayoría reconoce al rock como un vehículo expresivo central en la cultura de nuestro tiempo. Su alcance planetario es un hecho y su capacidad de traspasar etnias, costumbres e instituciones, nos hablan de un fenómeno sin precedentes, que tiene su origen en un hondo cambio experimentado en los últimos ochenta años.

Sin duda el rock forma parte de una serie de artillerías de diverso calibre lanzadas a partir del siglo dieciocho en contra de un orden inmemorial, sostenido en el dogma de la Edad Media y luego reafirmado en la Era de la Razón y el gobierno de la Ilustración, construcción donde no cabe la desreferenciación con respecto a la matriz logocrática. Desde la primera alerta de Rousseau pasando por Proudhon, Bakunin y los románticos quienes le apuntan, hasta los albores del siglo veinte con el dadaísmo y el surrealismo los intentos por desviar la mirada hacia el lado oscuro-negado, se suceden ante una sociedad que cree dominar los códigos de la naturaleza.

El rock es sin duda el reconocimiento de las potencias orgásmicas y sensuales -que el psicoanálisis reconoce- y Whilhelm Reich abre camino, confrontando sus tesis de la sanación por vía de la plenitud sexual a las de sublimación argumentadas por Freud, reflexiones que tendrán consecuencia directa en las transformaciones erótico-conductuales de los cincuenta en adelante y en las tendencias reivindicacionistas como el amor libre. Así el hombre satisfecho (contrapartida de ser para el consumo), se enlazará con los movimientos contraculturales de los '50 y '60.

Sólo es posible entender la aparición de rock, ligado a la tribu, al Rythm & Blues, al desarrollo del ser erótico de negro, opuesto al proyecto de sociedad cerrada, occidental moderna.

En su emergencia esta música causará escozor en las viejas estructuras de poder transformándose en un instrumento de la líbido contra la razón que en la segunda mitad del siglo veinte conjugará además contenidos y propuestas para una reordenación de la existencia social. Esta expresión vendrá a insertarse en un paisaje que cuenta con: la aparición de un mundo simbólico de representaciones desconocido, una renovada lectura en torno a la tradición, un nuevo universo gramático tecno-perceptivo (audiovisual), un cuestionamiento en los hechos del concepto de nación, el surgimiento de nuevas conjugaciones del capital (post-capitalismo, capital global), el desaparecimiento paulatino del imperialismo tradicional y la transformación aparente del mundo en un hábitat cosmopolita. La inserción del rock en esta escena comenzará a concretarse en los 60, momento álgido en la historia: Cuba, Vietnam, la Beat Generation, la psicodelia, Mayo del '68, los disturbios estudiantiles en EE.UU., constituyen un locus histórico en el cual no parece absurdo poner en cuestión un sistema que maneja y regula el placer y la muerte.

Mientras esto sucede y los adalides de la tradición cacarean contra el influjo rebelde, el capital entiende la necesidad de subversión al interior de sí mismo y estudia las coordenadas para la transformación del rock en un producto altamente transable que pareciendo agitativo, opera funcional al sistema.

La gran ilusión de ver encarnados los males sociales en un gobierno o nación, serán un correcto distractor para que los dispositivos del poder actúen, desechando la utilidad obsolescente de la tradición y fetichizando la escalada rebelde. La premisa básica será entonces cambiar el principio de la libre autoasignación de placer, por el de una entrega transable de razones para ser feliz, transformando así en productos a los mismos agentes levantados antes como banderas de subversión. En el caso del rock, el stablishment jugará con la tensión producida entre la obra primigenia y rebelde y su posterior condición de superventas.

En el Tercer Mundo asistiremos al desarrollo de una trama social, cruzada por el proyecto desarrollista, intento emulador del occidente capitalista. Ya hacia los '50, la inserción paulatina de latino-américa en los mercados internacionales de información será un hecho. El rock comenzará a vivir así en todos los rincones de la tierra.

Pero, ¿es posible entender hoy al rock (sus derivaciones y cruces creativos) como un espacio de libertad y más aún, en tanto, expresión de esta parte del globo?, ¿será quimérico pretender construir desde él una relativa base inmunitaña que nos permita un discurso periférico con caracteres y dinámica medianamente independiente? Está claro, el viejo sueño de la destrucción total del sistema desde su interior mudó con los '60. Pero, ¿será el rock otro habitante que mira desde el balcón de los desencantados, que el juego desmesurado de hiperoferta e ilusiones colapse? No lo creemos así, menos cuando éste es en su génesis una propuesta sensual-vital, que a pesar de mostrar a veces los signos mortuorios de un agonizar en medio de la «realidad», es un espacio para la vida.

En esta perspectiva la fabricación de un discurso local espontáneo o preconcebido que rescate las zonas menos contaminadas de nuestra existencia mestiza es esencial. Para ello debemos contar con la memoria de estos intentos, y un historial de la inserción del género en Chile, que es el objetivo primero de este texto. Está claro que esta visión es interesada, pero dará pie a una posterior discusión sobre el tema. En un mundo que galopa a velocidad informática en donde lo que fuimos hoy no será, es fácil sucumbir al encanto y sentirnos habitantes -en igualdad de condiciones- de un mundo total, pero a nuestro juicio seguimos siendo un país de cultura refleja que debe continuar hurgando sobre sus claves expresivas, para las cuales no hay respuestas ni fórmulas: sí experiencias. De esta manera nuestra obligación ha sido la mención de los fenómenos y el seguimiento de los procesos creativos que desde diversas miradas han producido híbridos musicales eficaces o no. Así, la definición del rock será tomada en su sentido más amplio, de modo que nos permita abarcar la mayor diversidad de expresiones: con cuna inicial en él, o cruzadas por éste, sin caer en reflexiones acerca de la definición per se, ni ocupar conceptos como la World Music que responden a otros referentes. En este sentido hemos segmentado su desarrollo en Chile desde el año 66 hasta la actualidad, no desconociendo en la Nueva Ola un válido antecedente.