HISTORIA DEL ROCK CHILENO

CRISIS POLÍTICA Y DISPERSIÓN



A medida que se produce esta avalancha de cambios socio-políticos en Latinoamérica, los sectores de la derecha se sienten hondamente tocados. En Chile, ella cuenta con el apoyo del gobierno norteamericano, que ve peligrar sus intereses en el continente, y contribuye a la desestabilización de la Unidad Popular. A esto se suma la incapacidad negociadora de estos últimos y la casi ausente claridad de objetivos de los partidos de esta coalición los que cual más cual menos, van tergiversando el proyecto original. Las tesis de un socialismo democrático se ven contradichas por la existencia de grupos armados pertenecientes a la extrema izquierda. Los dogmas teóricos y la intransigencia cupular, aún entre los mismos partidarios, van desencadenando un total desconcierto, en donde el Poder Ejecutivo pierde paulatinamente el timón. Las confrontaciones callejeras se hacen cada vez más continuas y violentas, la producción sufre las consecuencias de prolongados paros, huelgas y marchas, en donde se confunden manifestaciones en apoyo y en contra. El juego de pequeños y grandes intereses entre beneficiados y afectados dificulta en extremo la situación. Este clima encuentra un claro reflejo en la imposibilidad de diálogo entre la Democracia Cristiana y la Unidad Popular, lo que termina por crear un clima de ingobernabilidad. Es así como se llega al Pronunciamiento Militar. La Doctrina de Seguridad Nacional entra en escena, y los militares se muestran como guardianes de los grandes intereses económicos, el orden público y la tradición institucional.

Tras el advenimiento del régimen militar, el escenario socio-político mutará radicalmente. La práctica democrática llegará a su fin, con la disolución del Congreso Nacional, la clausura de los partidos políticos, y el derrocamiento del Ejecutivo, representado en Salvador Allende. El carácter higiénico del nuevo poder intentará barrer con todo vestigio del pasado, y todo lo que pudiere representar transgresión a la norma. Por consecuencia, la escena artístico-cultural se verá afectada en toda su extensión.

La producción artística será puesta bajo vigilancia, y los circuitos de publicación, distribución y difusión estarán sujetos a la censura o desmontados. Entre éstos se contaban los sellos IRT y DICAP (este último patrocinado por el PC); la editorial QUIMANTU; y lugares de actuación, como la PEÑA DE LOS PARRA, el Cine Arte MARCONI, así como espacios públicos -Parque de la Municipalidad de La Reina-. Sólo en lo concerniente a la música asistiremos al retiro de masters -originales de grabación-, lo que presupone la destrucción de muchos de ellos. La Nueva Canción, casi en versión completa, partirá al exilio. Paradojalmente, Los Jaivas preparaban un recital en el Teatro Municipal de Santiago, junto a una Orquesta Sinfónica, que tendría lugar el 14 de septiembre. Al poco tiempo, partirán a Argentina en un viaje que durará muchos años.

Sólo Congreso, tras dos años de silencio, editará en 1975 el LP "Terra Incógnita", que habían comenzado a grabar antes del golpe. Este disco es importante no tan sólo por su exclusividad y carácter testimonial, sino también porque en él se sientan las bases para la futura línea creativa del grupo. Destacan aquí, temas como "¿Dónde estarás?" -especie de tonada-cueca- y "Los maldadosos" con una reminiscencia del huayno y un interesante juego de alturas y texturas en la introducción, característica que mantienen hasta nuestros días. Otro elemento interesante es el uso colorístico más acabado en instrumentos del altiplano -quena, zampoña- y percusiones afrolatinas.

En los años posteriores al '73, el rock será casi ignorado, y en la práctica no existirá movimiento, persistiendo sólo la actividad de grupos aislados. Tal es el caso de Tumulto, banda formada por Sergio del Río (ex-Jockers y Aguaturbia); Michel Bolsier (ex-Escombros y Tiza); y Alfonso Vergara (quien hasta hoy la integra). Comenzaron su trabajo en 1973, editando un LP con temas propios en el invierno de ese mismo año. Junto a grupos venidos de la etapa anterior como Los Trapos y Panal aparecerán nuevas bandas, como Arena Movediza, Influjo, Millantún, Miel, Teykers, La Sangre y Bambú, todos ellos -cual más cual menos- moviéndose dentro del patrón anglosajón, introduciendo, algunos, textos en castellano -como es el caso de La Sangre-. Todos ellos habitarán un circuito parcial, articulado en torno a algunas discoteques ubicadas en comunas periféricas. Tal es el caso de "Cocodrilo" (Renca), "Profecía" (Carrascal); y "Tinieblas" (Maipú). Este circuito se hizo extensivo posteriormente a gimnasios situados en Puente Alto, San Bernardo y Ñuñoa. La actividad tuvo sus puntos cúlmines entre 1975 y 1977, teniendo como punto de partida, la incorporación de Tumulto, banda estable de la Disco "Tinieblas". Este hecho se produce en enero de 1974. Nótese la coincidencia entre el nombre del local y el single "Prefiero tinieblas", aparecido en 1973. Esto condicionó a las bandas a la interpretación de covers, como también a su inserción en el mundo popular. Comienza así la resignificación del espacio escénico, que ahora se traslada a los gimnasios.

En cuanto al rock de síntesis, se puede decir que no tendrá presencia en el medio. A la extraña edición de "Terra Incógnita" se suma la del tercer y último álbum de Los Blops, conocido como "Locomotora". Este apareció en 1974, y fue grabado en Argentina, con la inclusión de un sintetizador; al parecer el primero utilizado dentro de la historia de nuestra discografía.

A este momento de dispersión, sólo se le enfrentó con aislados intentos de creación en esta línea. Entre estos podemos mencionar a Almadina -que participara en el XV Festival de Viña y, posteriormente, grupos como Luna Llena, Leña Húmeda.

Otro grupo que continuará trabajando será La Mariposa, que en ese entonces trocó su nombre a "Taller Mariposa". Ellos interpretaron el himno oficial de la Fiesta de la Primavera de 1974, montado especialmente a pedido de la Secretaría Nacional de la Juventud, organismo oficial del régimen militar.

Sin embargo, la mayoría de estos intentos rockeros fueron vanos esfuerzos formales por mantener un movimiento que había perdido su posibilidad esencial: la de decir, transgredir, develar, generar juego y reflexión, transformándose en reflejo de su propia carencia de libertad creativa.

Por esos años el rock comienza a sufrir un período de crisis y estancamiento también a nivel mundial. La muerte de los grandes líderes, como Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison; la neutralización, por parte de los sistemas de poder, de la energía transgresora del rock y sus sueños anarquizadores, terminan por hacerlo sucumbir al capital.

A consecuencia de la crisis energética provocada por la sexta guerra Arabe-Israelí, la industria mundial busca caminos diferentes; no arriesga, sino que se sustenta en las viejas glorias del rock, que constituyen una carta segura de ventas. Todo esto da como resultado una inversión de roles: ya no será como en los '60, donde la industria se verá obligada, por los requerimientos de la masa joven, a publicar y difundir a determinados grupos y solistas (fenómeno que tuvo lugar entro 1964 y 1969); esta vez será ella quien imponga sus criterios con el objeto de promover y grabar músicos rentables que responden a esquemas probados y seguros. Todo esto debido a las desmedidas alzas del petróleo y materias primas necesarias para el prensado de placas.

Comienza a gestarse la sensación poco vivenciada por la humanidad; la carencia de combustible produce cierta conciencia de la no renovabilidad de los recursos naturales. Empiezan a hacerse comunes términos como polución, desgaste y extinción. Este panorama, junto a una crisis en las ideologías, da como resultado lo que se ha denominado "década del yo" en el rock. Ahora será más importante que la utopía de una interacción sin límites en el espacio colectivo, y la refundación del sistema, la exacerbación y cuidado del status quo personal. Esto tiene relatos paralelos tales como el llamado "rock sinfónico", que con su postura del "viaje interior", preconiza una fuerte carga egocéntrica; aunque su discurso ocupa cierto espacio crítico, es bastante más elaborado y hermético. Todo esto, ligado a una puesta en escena fastuosa, oficializa su entrada al mundo del arte "culto".

Por otro lado, la "música disco" -nacida en los lugares de baile para negros y homosexuales- estimula ideas como la evasión y el goce final. Como minorías, ambas inhiben, por medio de la música, la postergación que sufren, creando así la ilusión de que ninguno de sus problemas -ni los del mundo- son ciertos.

Las dos estilísticas son reflejos complementarios de la misma situación: la incertidumbre frente al mañana, cuestión que verá una respuesta radical en el punk y su postura "No Future!" (si bien la aparición de ambos estilos no es absolutamente coincidente en términos cronológicos).

En este escenario nada alentador, amén de los procesos sociales de Latinoamérica, es donde se desarrolla la pobre producción rockera nacionaL Si bien es cierto que los problemas del rock local no coinciden de forma exacta con los del primer mundo, tienen que ver con esta atmósfera mundial, produciéndose semejanzas fundadas en relaciones indirectas.

Los Jaivas y Congreso continúan creando. Los primeros, radicados en Argentina, graban junto a Manduka el álbum "Los sueños de América", del que se puede destacar "Primer Encuentro Latinoamericano de la Soledad", tema que en lo textual, no repite más que el título. Este conjugado con un trabajo percusivo, desencadena una profunda oración ritual, un llamado al ancestro, un lamento que aboga por las almas exiliadas en su propio continente.

En 1975, firman contrato con la EMI Argentina, editando ese año "Los Jaivas", el que incluía a Julio Anderson, quien reemplaza en bajo a Mario Mutis. Tras la grabación de este disco, Julio Anderson es reemplazado por el uruguayo Carlos "Pajarito" Canzani, agregando al año siguiente al argentino Alberto Ledo. Con esta formación graban, en 1977, "Canción del Sur", que profundiza la línea sugerida por el anterior disco, constituyéndose en una de las piezas claves de su discografía. En él se acentúa el rasgo docto a través del piano de Claudio Parra y construcciones como "Danza"; e interpretan temas que no les pertenecen, como "Dum Dum Tambora".

Para escuchar:

Canción del sur - Los Jaivas


Congreso edita en 1977 un nuevo álbum rotulado con el nombre del grupo (conocido también como el "disco café" o "Congreso II"). Continuación estilística de "Terra Incógnita" que pondrá énfasis en formas como la tonada. La cueca, la zamba y el joropo, diferenciándose con el anterior, que poseía una clara atmósfera nortina. La figura de Sergio González se afianzará en la composición y junto a los textos de Sazo irán produciendo notables creaciones. Entre ellas: "Los elementos" y "Arcoiris de hollín¯, las que acusan influencias del relato fantástico latinoamericano. En la primera, recoge la idea del mito de la creación existente en los pueblos precolombinos. En la segunda, compuesta de tres partes -"Zamba del sol humillado", "Cueca del apocalipsis" y "Final"-, describe el momento de la ruptura con un estadio histórico indefinido; que es también, una metáfora del proceso vivido durante el Golpe Militar.

Llegamos así a fines de la década, momento en que parece surgir una nueva oleada. Instante que coincide con la emisión del programa "Los Superdiscos" en Radio Nacional FM, que siendo paradojalmente un medio de información estatal, abre una posibilidad al rock, primero internacional y luego nacional. Este programa aglutinó a una cantidad de bandas de variados sesgos, produciendo además, conciertos masivos en recintos como el Estadio Chile y el Teatro Caupolicán. A esto se suma el circuito de los gimnasios, que había logrado ya una presencia permanente. La mayoría de los grupos que circularon en este locus histórico se identificaban con tendencias como el Hard Rock y la progresiva, alternando covers y creaciones propias. Entre estos se cuenta a Arena Movediza, Poozitunga, Espejismo -que cultivaba el jazz-rock y contaba entre sus integrantes a Juan Antonio Labra-, Tumulto -fundador de este circuito-; junto a algunos que intentaban continuar la línea de síntesis, como Motemey -que reconoce influencias directas de Los Jaivas y Congreso-, Llaima, Lucho Beltrán y, finalmente, Andrés y Ernesto. Estos últimos trabajaron de lleno en el circuito de gimnasios, introduciendo en este ámbito la poetización en castellano. Los tres primeros oscilaban entre las universidades y los circuitos masivos.

Si se pudiese recoger una canción que sintetizara el espíritu de esta subcultura, esta sería sin lugar a dudas "Rubia de los ojos celestes", de Tumulto. Este tema hard rock relata la experiencia evasiva y angustiante de una generación marginada cultural y económicamente. La "rubia…" no es otra cosa que la personificación del "Desbutal", droga de fuerte contenido anfetamínico.

Para escuchar:

Rubia de los ojos celestes - Tumulto


Por esos años, y desde su condición de marginalidad, el rock comenzará a parecer una expresión contestataria, lo que lleva al cierro de "Los Superdiscos", debido a las continuas enmiendas a la programación recibidas por su conductor, Rodolfo Roth. En este sentido, se torna parte relativa de la trama disidente. No obstante, en muy pocos casos existe reflexión directa o indirecta en relación al Estado Militar. El único punto de ruptura con el orden está en su carga energética, a diferencia de la escena Rock Argentina -que mantiene su sello a pesar de la dictadura- la vertiente nacional permanecerá, en su mayoría, sujeto al patrón formal anglosajón, careciendo de un discurso local. Esta falta de postura anarquizadora y banalidad cierta, será una poderosa razón para la ausencia de éste en la memoria colectiva nacional.

Así como parte del rock ha prendido en los sectores populares, transformándose en una subcultura o tradición de los márgenes, también han comenzado a resurgir en el ambiente universitario las primeras organizaciones culturales u organismos aglutinadores, como la "Agrupación de Músicos Jóvenes" -intento que recogía horizontalmente toda expresión musical (1978)- o la ACU, Agrupación Cultural Universitaria (1977), ligada a la Universidad de Chile. Hacia los '80 tanto estos colectivos como algunos lugares y locales, como la Parroquia Universitaria, la Casa Karnarundi y el Kafée ULM, van tomando singular fuerza en esta franja social. Sin embargo, las distancias estéticas y conceptuales entre este circuito y el de los gimnasios son de tal magnitud que el diálogo entre ambas será inexistente. Y si bien grupos como Congreso participan de iniciativas como los festivales de la AJM, en el terreno de la ACU el rock no tiene cabida como expresión artística válida. En este campo se agrupaba un importante número de creadores que se siente continuador del espíritu de la Nueva Canción Chilena. El modelo militante, que monopoliza la expresión cultural alternativa, desarrolló en el curso de la dictadura lo que Ernst Fischer denomina "fortaleza ideológica" tras la cual sus actores sólo tienden a la autoafirmación.

El miedo a ser penetrado por un sistema alienante y a verse comprometido en su integridad pretendidamente revolucionada, produce una rigidización de esquemas en los cuales el dogma del rock como elemento enajenante y punta de lanza de la penetración yankee pasa a convertirse en axioma.

De esta manera, el rock se torna algo ajeno al joven sector militante; cualquier sonido e instrumento que lo insinuara será mal visto al interior de este mundo. Se suceden así en la ACU discusiones acerca de la creación con raíz auténticamente folklórica o latinoamericana, como también acerca del cantor, su rol y su actitud frente a los medios de comunicación y los circuitos de distribución. Todo esto va sumiendo a los músicos -rotulados como cultores del "Canto Nuevo"- en una situación de estancamiento creativo y deformación de una actitud solidada, la que muchos actores amparaban tras la concepción del canto sólo como un apostolado al servicio del cambio social.

Esta nueva corriente, debido a su carácter opositor, reunió poco a poco a diversos segmentos sociales, junto a la proliferación de peñas, programas de radio ("Nuestro Canto", de Radio Chilena), revistas ("La Bicicleta") y sellos ("Alerce", "Raíces", SYM Producciones), configurando una nueva escena artística.

Es este escenario al que los medios de comunicación atienden. Advierten que tomando esta expresión y vaciándola de su contenido primario, se produce un "saludable" clima de pluralidad cultural y creativa, beneficiando en última instancia, al régimen. Toda esta situación coincide con la llegada de Los Jaivas en 1981, que provoca gran revuelo y llena teatros. Las radios AM y FM realizan programas especiales y los reparos políticos que aparecen antes de su llegada se esfuman. Los Jaivas regresan en gloria y majestad, transformándose en un verdadero fenómeno social; su llegada se produce en medio de una gran expectación, penetrando en un público ávido de alguien o algo que removiera su inconsciente y los conectase con la cultura del exilio. Muchas cosas habían pasado hasta entonces en materia artística a nivel mundial y el público se encontraba expectante ante cualquier estímulo interesante, nuevo y masivo con carácter latinoamericano. Llegan Los Jaivas cantando a Violeta Parra, musicalizando a Pablo Neruda en "Alturas de Machu Pichu" dos grandes artistas que permanecían en la memoria histórica del país, constituyendo símbolos que por sí solos generaban instancias aglutinadoras. Desde sus primeras actuaciones en el Teatro Caupolicán -que registran llenos totales- desatan una catarsis no vista hasta entonces: su energía arrolladora y profesionalismo impactan a los más jóvenes, que no los conocían y que sentían la necesidad de un estímulo de naturaleza más profunda: se suceden en la radio éxitos como "Mambo de Machaguay", reediciones de LPs como "Todos juntos" y "Canción del sur", llegando incluso a grabar un video especial en las ruinas de Machu Pichu junto al escritor Mario Vargas Llosa, el que fuera transmitido en horario estelar por Canal 13. El influjo de su presencia fue tan fuerte que provocó un cambio radical en la conducta de muchos rockeros y su música, presentándose un nuevo argumento para los medios de comunicación.

Tras un receso en el año 1979, Congreso reaparece en el mercado con "Viaje por la Cresta del Mundo". Antes de este receso habían grabado "Misa de los Andes", un intento por fusionar la música docta, lo folklórico popular y el rock que no tuvo mayores resultados. Esta se basaba en el misal Católico y contó con la participación de varios artistas vinculados a la EMI, como Juan Antonio Labra, Gastón Guzmán (Quelentaro), Mariela González, María Inés Naveillán y Natacha Jorquera, entre otros. Esta nueva etapa muestra un salto cualitativo en materia musical. Al desarrollo de algunos de sus fundadores -en particular la figura de Sergio González- se agrega el talento de cuatro nuevos integrantes: Aníbal Correa, piano; Ricardo Vivanco, marimba y accesorios de percusión; y Ernesto Holman, bajo Fretless. En la voz encuentran un singular reemplazante para Francisco Sazo (quien había partido a Bélgica para realizar un Doctorado en Filosofía), Joe Vasconcellos, quien además es percusionista y compositor. En su calidad de chileno-brasileño, aportó una nueva faceta, profundizando la veta afrolatina.

Es entonces cuando Congreso logra su mejor momento discográfico, popularizando el tema "Hijo del sol Luminoso", compuesto por Vasconcellos. Esta es una declaración de amor por el continente, acompañada de un ritmo cercano al huayno.

Para escuchar:

Hijo del sol luminoso - Congreso


A ellos, se van sumando una serie de grupos de rock con raíz latinoamericana nacidos en la segunda mitad de los '70: Vientos del Sur, El Crisol y Agua, quienes grabaron un álbum con Milton Nascimento en Brasil. Ellos, juntos a Viento del Sur, regresan a Chile a principios de la década, tras una estadía en otros lugares del continente. Agua había realizado una fugaz visita en 1978 sin acogida de los medios de comunicación. Cada uno de estos conjuntos tuvo una particularidad: Agua desterró los instrumentos electrónicos, Viento del Sur los utilizó; ambos eran creadores de instrumentos y sonoridades (luthiers), labor también realizada por la banda experimental Campanario y antes Congreso.

De esta manera, el impacto producido por Los Jaivas, la suma de agrupaciones que surgen o se mantienen, la herencia de la ACU -representada por Santiago del Nuevo Extremo y cantautores como Eduardo Peralta- llevan a su clímax al Canto Nuevo, que finalmente pasó a ser una etiqueta, sujeta al manejo de los medios e inconsistente entre sus partes. En él todo cabía, lo bueno, lo malo, lo mediocre, el rock de raíz folklórica, el folklore propiamente tal, lo que no hubiese sido cuestionable si existiera una finalidad y correspondencia con su rótulo, el que sugería una voz nueva.

Sin embargo, la mayoría de sus cultores se limitó a readecuar viejos códigos textuales y musicales, y a excepción de los músicos y grupos mencionados no hubo un aporte fresco.

En el circuito más popular surgirán múltiples agrupaciones, como Andrés, Ernesto & Alejaica, quienes profundizan su propuesta afrolatina; Amapola, cuyo rock progresivo presentaba textos esotéricos: Banda del Gnomo, semblanza castellanizada de Focus y Jethro Tull y Banda Metro, la primera imitación registrada en Latinoamérica del trío The Police. También llega a nuestras costas el Heavy Metal, con agrupaciones como Feed Back. Este fenómeno presentó en sus comienzos rasgos frontalmente imitativos, tomando posteriormente un rostro local, sin llegar aún a producir una elaboración distintiva.

Grupos como Poozitunga, Millantún y Sol y Medianoche, que llevaban a cuestas algunos aciertos en el cultivo del rock progresivo, viran hacia una sonoridad latinoamericana. Sin embargo, uno de los móviles de este cambio parece ser la búsqueda de nuevas posibilidades de marketing surgidas entre otros factores, por el éxito del modelo de Los Jaivas.

En algún momento, el fenómeno del Canto Nuevo llegó a tener una imagen vendedora y los medios de comunicación oficiales (como TVN) lo incorporan en forma sesgada a sus shows, introduciendo además, intérpretes que no pertenecían en esencia a esta corriente. Los Jaivas aparecen como invitados en la versión 1983 del Festival de Viña. Oscar Andrade lo había hecho el año anterior como parte del jurado. Santiago del Nuevo Extremo participa en la competencia folklórica, obteniendo premios menores y nunca el primer lugar (siendo favoritos del público). Hugo Pirovic fue jurado en la versión 1983 del Festival. Agua presentó su tema "Amanecida" en 1981. Un caso de peculiaridad extrema lo constituye Miguel Piñera: presentado por los mass media como uno de los cultores más importantes del Canto Nuevo, era rechazado por el circuito alternativo que originó el movimiento. Su repertorio estaba basado en covers de autores emblemáticos: Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Los Blops, Julio Zegers, más composiciones de sus acompañantes, como "Luna llena¯ perteneciente a Nelson Araya (Agua). Su rítmica bailable, carencia casi absoluta del Canto Nuevo, sumado a una caracterología cercana al modelo "artesa" (barba, pelo largo y ropa de factura artesanal), hicieron de él un fenómeno de éxito.

Finalmente, este intento de movimiento sucumbe a mediados de 1985 víctima de su inconsistencia, el manejo interesado de los medios de comunicación y la censura, que motivaba textos eufemísticos y crípticos en extremo, en la mayoría de los casos no acompañada por una poesía eficaz. No obstante, es esta escena la que permite el desarrollo de interesantes trabajos y cultores como: Hugo Moraga y Cristina González vinculados a la trova y el jazz fusión; Rudy Wiedmaier quien con su canción de la "Quinta cuerda" logra un punto de tensión entre Rock y Canto Nuevo; Sol y Lluvia, quienes llenaron un espacio energético; Santiago del Nuevo Extremo que, con "Barricadas", insinúa la transición de varios de sus integrantes a lo que más tarde será Fulano; Ricardo Duhart cuya estilística se inclinaba al Folk-Rock y la figura de Eduardo Gatti quien se consolida tras un fallido intento de rearticulación de Los Blops, a fines de los '70. Por útimo un caso de excepción, Flor Motuda quien configuró un camino propio a partir del año 77 con un LP que antecede al fenómeno Jaivas y en el cual encontramos referencias a la música popular, al folklore y al rock. Tal vez fue este el único trabajo que confrontó al momento histórico, un espíritu lúdico de fuerte carga transgresora y sensual no exento de polémica.

Tanto el soporte de los gimnasios, como el de los cafés que sobrevivieron al boom -"Café del Cerro", "Casona de San Isidro"- resultaron favorecidos con la difusión que les dieran programas como "Hecho en Chile". El circuito originado por las peñas decanta en el de los cafés. El Kafée ULM cambia de dirección, convirtiéndose en el Café del Cerro. Locales como la "Casona de San Isidro" y la casa Karnarundi siguen en funcionamiento. El circuito de los gimnasios se verá favorecido tangencialmente en términos de difusión, especialmente en programas como "Hecho en Chile", creación de Sergio "Pirincho" Cárcamo, que programaba de manera amplia y abierta no sólo a cultores del rock con raíz latina, sino a toda producción rockera y de otras estilísticas que no tuviera cobertura en el medio, respondiendo así al concepto de Música Alternativa de aquel entonces.

Haciendo una lectura a la distancia, podemos decir que el Canto Nuevo fue el reflejo evitable de un momento histórico cruzado por una serie de conceptos confusos; puesto que el Canto Nuevo pretendía decir cosas sin decirlas y la dictadura pretendía parecer plural sin serlo. En esta extraña dualidad, el Canto Nuevo trataba de constituir un movimiento sin tener claridad estética, sin propiciar los espacios para lograrla, ni las herramientas técnico-musicales, ni los circuitos alternativos que pudiesen mantener un movimiento exógeno al sistema. Mientras el mundo capitalista avanzaba a pasos agigantados al concepto macluhaniano de la "aldea global", el Canto Nuevo se aferra de manera enfermiza a un pasado imposible de reconstruir. La amplitud de expresiones asociada a éste, en donde cabían grupos de calidad, como Congreso, Los Jaivas, Andrés y Ernesto; trovadores como Hugo Moraga y Eduardo Gatti; fue propiciada, paradojalmente, por los medios de comunicación oficiales. Estos, en su afán de desvirtuar los principios del movimiento, fueron inclusivos con cultores a quienes los fundadores del Canto Nuevo no consideraban.