COMO UNA HISTORIA

EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ



JOAN JARA: Su siguiente disco, publicado en abril de 1971 por DICAP, llevó el nombre general de "El derecho de vivir en paz", título que acentuaba sus sentimientos entorno a la situación que vivíamos, aunque la canción de la cual provenía estaba dedicada a Ho Chi Min y al pueblo del Vietnam. Muchos participaron en la elaboración del disco: Ángel Parra, Inti-Illimani, Patricio Castillo, además de Celso Garrido Lecca, un distinguido compositor que daba clases en la facultad, e incluso el conjunto pop Los Blops, que acompañaron a Víctor en dos de las canciones con guitarras eléctricas y sintetizador...

El derecho de vivir en paz

El derecho de vivir,
Poeta Ho Chi Minh,
Que golpea de Vietnam
A toda la humanidad.
Ningún cañón borrará
El surco de tu arrozal.
El derecho de vivir en paz.

Indochina es el lugar
Más allá del ancho mar
Donde revientan la flor
Con genocidio y napalm.
La luna es una explosión
Que funde todo el clamor.
El derecho de vivir en paz.

Tio Ho, nuestra canción
Es fuego de puro amor,
Es palomo, palomar,
Olivo del olivar,
Es el canto universal,
Cadena que hará triunfar.
El derecho de vivir en paz.

... Fue un momento en que todos se sentían dichosos trabajando unidos, con un espíritu que no era comercial ni competitivo, animándose y criticándose mutuamente sin preocuparse por cuestiones de posición relativa o de importancia personal.

En España, al igual que el disco Pongo en tus manos abiertas, se editó una parte en 1974 y el resto en 1977.

VÍCTOR JARA: Me gustaría ser diez personas para poder hacer diez veces todo lo que hay que hacer. Tenemos la maravillosa posibilidad de crear una sociedad socialista por medios pacíficos y no debemos desaprovecharla... El mundo nos contempla para ver si es posible.

Otra de las canciones del disco estuvo en las listas de éxitos ese año; en Ni chicha, ni limoná, Víctor Jara pide que tomen posturas y decisiones a los dubitativos y timoratos, a esa gente que no entendía que el proceso era cosa de todos, también de los que dicen "yo no me meto..."

Ni chicha ni limona

Arrímese más p'acá,
Aquí donde el sol alienta,
Si usté ya está acostumbrao
A andar dando volteretas
Y ningún daño le hará
Estar donde las papas queman.

Usté, no es ná,
No es chicha ni limoná.
Se lo pasa manoseando,
Caramba, zamba, su dignidad.

La fiesta ya ha comenzao
Y la cosa está que arde.
Usté que era el más quedao
Se quiere adueñar del baile.
Total, a los olfatillos
No hay olor que se le escape.

Usté, no es ná,
No es chicha ni limoná.
Se lo pasa manoseando
Caramba, zamba, su dignidad.

Si queremos más fiestoca
Primero hay que trabajar
Y tendremos pa' toitos
Abrigo, pan y amistad.
Y si usté no está de acuerdo
Es cuestión de usté nomás;
La cosa va pa'elante
Y no piensa recular.
Usté, no es ná,
No es chicha ni limoná.
Se lo pasa manoseando
Caramba, zamba, su dignidad.

Ya déjese de patillas,
Venga a remediar su mal,
Si aquí debajito el poncho
No tengo ningún puñal
Y si sigue hociconeando
Le vamos a expropiar
Las pistolas y la lengua
Y toito lo demás.

Usté, no es ná,
No es chicha ni limoná.
Se lo pasa manoseando
Caramba, zamba, su dignidad.

En el mes de junio se desató una gran tormenta, que aumentó peligrosamente el caudal del río Mapocho haciendo peligrar las vidas de los pobladores que vivían en sus márgenes. Después de la lluvia llegó un frío glaciar que terminó de empeorar la dramática situación. No sólo el gobierno salió en ayuda de los damnificados, también se movilizaron sindicatos, talleres, estudiantes, etc. El Departamento de Danza, donde trabajaba Joan, se convirtió en refugio ocasional de un grupo de niños harapientos y con barro hasta en las orejas.

JOAN JARA: Uno de los chiquitines que llegó a la facultad se convirtió en tema de una canción de Víctor. Luchín estaba gravemente enfermo de pleuresía y necesitaba constantes cuidados de día y noche. Quena lo había encontrado en uno de sus viajes a la población: un mugriento montoncito de harapos en el fangoso suelo de una choza donde vivía con su numerosa familia. Un caballo, única posesión de valor de la familia y fuente de su precario sustento, compartía la habitación. Luchín tenía casi un año pero era menudo para su edad. Necesitaba una prolongada convalecencia antes de que pudiera ser devuelto a su familia, de modo que Víctor y yo nos lo llevamos a casa y le atendimos durante algunas semanas hasta que más adelante, con el consentimiento de sus padres, Quena lo adoptó definitivamente.

Luchín

Frágil como un volatín
En los techos de Barrancas,
Jugaba el niño Luchín
Con sus manitos moradas;
Con la pelota de trapo,
Con el gato y con el perro.
El caballo lo miraba.

En el agua de sus ojos
Se bañaba el verde claro.
Gateaba su corta edad
Con el potito embarrado,
Con la pelota de trapo,
Con el gato y con el perro.
El caballo lo miraba.

El caballo era otro juego
En aquel pequeño espacio
Y al animal parecía
Le gustaba ese trabajo,
Con la pelota de trapo,
Con el gato y con el perro
Y con Luchito mojado.

Si hay niños como Luchín
Que comen tierra y gusanos,
Abramos todas las jaulas
Pa' que vuelen como pájaros,
Con la pelota de trapo,
Con el gato y con el perro
Y también con el caballo.

Víctor Jara incluiría esta canción en su próximo disco: La población.

En julio de ese año se celebró el tercer Festival de la Nueva Canción Chilena. Víctor participó cómo acompañante de Isabel Parra y cómo solista con la canción Muchachas del telar.

Muchachas del telar

A ti te llamaría Ana,
Te llamaría Juana,
Te llamaría Rosa,
Te llamaría hermosa
Hilandera morena,
Pequeña mariposa,
Orera del telar.

Que fuiste esclava de la fábrica,
Esclava de la máquina,
Esclava de un horario,
Esclava de un salario,
Hilandera morena,
Pequeña mariposa,
Obrera del telar.

Gira, gira, gira, gira muchacha,
Gira el ovillo de tu destino.
Gira, gira, gira, gira muchacha,
teje el hilo de tu destino.

Tu vida está en el taller,
Ahí se podrán tejer
Con tus manos y las demás
Telas que vistan la libertad.