COMO UNA HISTORIA

JOAN



JOAN JARA: Un día de finales de abril, cuando Víctor acababa de regresar de su primera visita a Buenos Aires, encontró a Patricio entre bastidores del Teatro Antonio Varas, paseando nervioso de un lado a otro. Víctor le preguntó por el niño que esperábamos y Patricio se arrojó materialmente sobre él, diciéndole que en aquel mismo instante se iba a la clínica, a verme por primera vez, y que le gustaría contar con su compañía. A Víctor le pareció bien, de modo que la primera vez que vio a Manuela, ella sólo tenía dos o tres días. A pesar de la tensión del momento, le recuerdo de pie, en el vano de la puerta, sonriendo tímidamente. En el curso de aquel año se enteró de que Patricio me había dejado definitivamente, que yo estaba sola y algo enferma.

VÍCTOR JARA: Ella se llama Joan Turner, es inglesa... es lo mejor que me ha ocurrido en la vida: rubia, alta, delgada, ojos azules; es preciosa, yo la encuentro preciosa. Llegó a Chile contratada por el Ballet Nacional y se nos enredaron las vías. Es bailarina, profesora de ballet y coreógrafa.

Deja la vida volar

En tu cuerpo flor de fuego
Tienes paloma,
Un temblor de primaveras,
Palomitay,
Un volcán corre en tus venas.

Y mi sangre como brasa
Tienes paloma,
En tu cuerpo quiero hundirme
Palomitay,
Hasta el fondo de tu sangre.

El sol morirá, morirá,
La noche vendrá, vendrá
Envuélvete en mi cariño
Deja la vida volar
Tu boca junto a mi boca
Paloma, palomitay.
¡Ay! paloma.

En tu cuerpo flor de fuego
tienes paloma,
Una llamarada mía
Palomitay,
Que ha calmado mil heridas.

Ahora volemos libres
Tierna paloma
No pierdas las esperanzas
Palomitay,
La flor crece con el agua.

El sol volverá, volverá,
La noche se irá, se irá.
Envuélvete en mi cariño
Deja la vida volar
Tu boca junto a mi boca
Paloma, palomitay.
¡Ay! paloma.

JOAN JARA: Era realmente inmadura a pesar de mi edad, pero poco a poco comencé a sentirme más joven que nunca. Me di cuenta de que la vida podía ser divertida. Incluso comencé a pasármelo bien.

(…) Lo que mejor recuerdo de la fiesta es que Víctor cantó. Insistieron para que lo hiciera y al final se dejó convencer. Interpretó canciones del folklor chileno, en su mayoría nuevas para mí, pues él mismo las había recopilado en sus visitas a Ñuble y a otras partes del país y canciones argentinas de Atahualpa Yupanqui. Si todavía no estaba enamorada de Víctor, su canto puso fin a mi resistencia.

No puedo decir que se convirtiera en otra persona, pero se transformó; era él mismo pero con alas. Mostró todo su calor, su ternura, su pasión, su capacidad de divertirse. Su voz expresaba todo eso, así como fuerza. (…)

Sentí ganas de gritar y bailar y cuando después de que diera la medianoche me abrazó y me deseó tiernamente en ingles "Happy New Years", supe que la "s" agregada no era un error. Era un modo simpático de decirlo.