MUSICA POPULAR CHILENA (1900-1960)

LA CUECA



A pesar de que no todos los chilenos saben bailar cueca y que su compleja estructura poético-musical es dominada sólo por algunos, la cueca es sentida por todos como el máximo emblema musical de chilenidad. Existen diversas teorías sobre su origen, las que sumadas, hacen converjer en ella influencias rítmicas africanas; influencias armónicas e instrumentales hispanas; e influencias poéticas, vocales e interpretativas arábigo-andaluzas.

En Chile se ha desarrollado tanto una cueca folclórica rural como una cueca folclórica urbana, o "chilenera". La cueca urbana constituye una crónica de su medio histórico y social. Ha narrado guerras y revoluciones, catástrofes naturales y crímenes, y le ha rendido homenaje al roto chileno y a celebridades del arte, el deporte y la política. Al mismo tiempo, le canta a la felicidad e infelicidad del amor y exalta la naturaleza y el vino.

Hacia 1928, el profesor Juan Valero creó una coreografía de pareja enlazada para la cueca de Saúl Salinas Corazones partidos, poniendo de moda en Chile la cueca de salón. Valero mandó a París este nuevo baile, que competiría con el tango, pero su "cueca chilena moderna" no obtuvo todo el éxito esperado.

La cueca no ha sido un género demasiado cultivado por los compositores de música popular chilena debido, entre otras cosas, a la complejidad de su estructura. Posee una estricta forma poético-musical, formada por una cuarteta octosílaba, una seguidilla de siete y cinco sílabas, y un dístico o pareado. Esta forma es modificada al ser cantada con anticipaciones y agregado de sílabas, y con repeticiones de versos según cánones precisos. De este modo, la cueca se escribe de una manera y se canta de otra, siempre de acuerdo a estrictas medidas métricas y musicales.

La cueca Los lagos de Chile (1957) de Petronila Orellana ha alcanzado supremacía en el repertorio de conjuntos de música popular de todo tipo, llegando a constituirse en modelo y símbolo del género. En ella se evocan los hermosos lagos del sur de Chile de nombres mapuches, que los habitantes de las ciudades del país recuerdan como idílico lugar de descanso.