FRAGMENTOS DE UN SUEÑO

POLÍTICA Y FUTURO



LUCHO: Por muchos años tuvimos como norte el socialismo; queríamos construir una sociedad socialista en Chile. ¿Cómo vemos hoy el socialismo, a la luz del desarrollo de los países que ya han emprendido esta tarea?

LORO: Yo creo que seguimos teniendo claro que las sociedades capitalistas tienen debilidades fundamentales insalvables y que no ofrecen soluciones a los problemas de grandes grupos de la población. Sin embargo, la alternativa socialista no ha sido hasta aquí apabullantemente superior. Creo que nuestra argumentación en pro del socialismo tiene aún mucho de religioso.
El problema central nuestro es la caída de los mitos. La época que vivimos es muy apasionante, porque a porrazos nos hemos ido despojando de todo el misticismo, los esquemas y los dogmas gastados y absurdos. Escuchando a Gorbachov, llega a dar vergüenza las cosas que defendimos en el pasado, cuestiones realmente indefendibles. Fuimos educados en un destacamento de dogmas. A lo mejor fue un reflejo de la infancia ineluctable de las doctrinas nacientes, que deben crear corazas para defenderse. La infancia del cristianismo fue similar. Por muchos siglos fue una doctrina que se manifestó en forma despiadada y cruel.
Gorbachov está poniendo en tela de juicio cosas fundamentales respecto de la manera de ser de la sociedad, de las relaciones humanas, de la concepción del cuadro, del compromiso, de la libertad, la democracia, etc. Estimo incomprensible esa velada o descarada represión al arte disidente, el concepto de "arte burgués", etc. y lo peor es que se han creado mecanismos de autocensura. A mí me parece una estupidez que se prohiban exposiciones pictóricas, que haya arte disidente en los países socialistas. El arte es un esfuerzo de interpretación de la realidad, al igual que la ciencia. Tú no lo puedes reprimir ni ignorar. Creo que mucho de esto se está yendo al tarro de la basura, felizmente.
Yo he escuchado argumentos defendiendo la práctica de internar en hospitales psiquiátricos a los disidentes, alegando que al cabo de más de 60 años de socialismo, un opositor tiene que estar loco. Las direcciones, por lo tanto serían infalibles. También he oído opiniones defendiendo el alto standard de vida de los grupos dirigentes dando como justificación la importancia de su contribución a las tareas del socialismo. Para que esto cambie, va a ser necesario que las directivas dejen de desconfiar de su propia gente. Yo concuerdo por tanto con las críticas de los partidos eurocomunistas. A mí me preocupa mucho que pudiera darse en Chile un socialismo burocrático impuesto por la fuerza, con la mayor parte del país en contra. La situación tendría parentesco con la que existe hoy bajo la dictadura. Lo que está en crisis no es la revolución, sino que una concepción particular de ella. Yo creo que el socialismo se desarrolla abriendo compuertas y no cerrándolas, haciendo participar a otras fuerzas...

LUCHO: Para mí, la cultura progresista es la suma de todas las ideas a favor de la igualdad, de la libertad, la fraternidad, el respeto por el ser humano, por el medio ambiente, ideas críticas respecto de las estructuras de dominación y las ideologías que las sustentan. Por tanto, nuestra visión del mundo debiera abarcar toda la problemática cultural.

LORO: Sí. A veces leemos que los ríos en los países socialistas también están contaminados... Hay que producir un cambio, sentar precedentes que formen parte del patrimonio cultural de la izquierda, a objeto de contribuir a la formación de un bloque histórico capaz de enfrentar los problemas de hoy y de mañana. Hay que enterrar el sectarismo y el dogmatismo. Un viejito del PC contaba una anécdota de un dirigente obrero muy promisorio, que fue enviado a un curso de cuadros en la Unión Soviética. Pero a su regreso, comenzó a crear serios problemas, con actitudes autoritarias e impositivas. Este viejito explicaba el problema así: "Se trataba de un compañero ejemplar, modesto, ansioso de saber, era un diamante en bruto. Pues bien, el partido lo manda a Moscú y al cabo de 9 meses, nos mandan al bruto y se quedan con el diamante" (risas).

LUCHO: ¿Crees tú que en la izquierda, y en particular en el PC, haya habido un avance en este sentido, contra el sectarismo y el dogmatismo que desafortunadamente tienen un carácter tradicional?

LORO: Yo creo que las condiciones actuales son las más desfavorables. Se necesitan niveles de debate democrático que hoy no existen en Chile, y menos para el PC, que lucha día a día por sobrevivir en la clandestinidad.

JOSÉ: Me parece que se está produciendo un cambio en la gente que está presionando el interior de las estructuras. Hay una mayor tendencia a asumir responsabilidades por las deficiencias, sobre todo por las terribles consecuencias que puede tener el fracaso de un proceso político, como el que se dio en Chile. El rol de las mujeres hoy en Chile es, en muchos casos, más prominente que el del movimiento obrero. Esto es un factor nuevo, y de inmenso valor. Este proceso va a tener que llegar a manifestarse en las estructuras partidarias, a todo nivel. Esto es inevitable.

LORO: Los que soslayan estos procesos vitales cometen un error mayúsculo y hacen el ridículo más grande. No ha habido todavía cambios notables, pero no por falta de inquietud intelectual sino que porque las condiciones son horribles. En las actuales circunstancias en Chile, el problema central es cómo arribar a una concepción estratégica y táctica que incluya una comprensión del país real y no de alguna idealización. Crece, al parecer, la constatación de que hay una parte de la población que no está muy interesada en el cambio o en los métodos que se proponen. Y no parece ser una minoría ínfima. Yo veo que el problema de las prioridades siempre es difícil en un proceso de cambios. Una manifestación de amoralidad es la de plantear "ahora nos toca a nosotros", es decir, justificar abusos alegando que, cuando nuestros oponentes estaban en el poder, ellos lo hacían. Por otra parte es claro que crece la influencia del pensamiento político de la Iglesia católica. Ya se están dando, en toda Latinoamérica, experiencias inéditas...

LUCHO: Aún contra la oposición del Vaticano.

LORO: En efecto. Creo que las ideas del humanismo cristiano han ganado ascendiente y se transforman en una alternativa vocal a las ideas antidemocráticas.

LUCHO: ¿Cómo ves tú la experiencia italiana, el eurocomunismo, el pensamiento de Gramsci?

LORO: En el PC italiano hay toda una tendencia a canalizar discusiones en torno a temas que entre nosotros pudieran ser tabúes. Esto es muy interesante. El italiano está vacunado, por siglos de clericalismo, en contra de enfoques dogmáticos. Se tiende a desconfiar de las verdades absolutas. Como método de reflexión, es extraordinariamente positivo. Así, han hecho muchas contribuciones en cuanto a poner en tela de juicio cuestiones sagradas para los dogmáticos. Gramsci creó una escuela con su talento particular de ver la realidad tal cual es, sin inventar situaciones "convenientes" o tratar de ajustar la realidad a alguna teoría. Parte de que Italia es Italia y la Italia socialista va a ser en primer lugar Italia. El socialismo no va a cambiar milenios de historia cultural. El tema de la hegemonía, planteado por Gramsci, ayuda a entender el fracaso de algunas experiencias socialistas. Dominio o dictadura no equivalen a una cultura hegemónica.

JOSÉ: Los términos en que Gramsci plantea el concepto de hegemonía de un bloque histórico tienen una relación mucho más directa con el desarrollo de las sociedades capitalistas que el que se usó durante la revolución rusa, por ejemplo. Responde mejor a las sociedades modernas. Es claro que el enfoque gramsciano se ajusta mucho mejor a sociedades en las que hay una clase media fuerte, como Italia o Chile. Hablar de hegemonía de un bloque histórico es muy distinto que hablar de dictadura del proletariado. La experiencia chilena está demostrando que hay fuerzas distintas del proletariado que adoptan posiciones de gran combatividad, tales como las mujeres, los estudiantes. Ellos están generando experiencias de extraordinario valor, y exitosas.

LUCHO: ¿Y cómo ven ustedes al PC italiano?

JOSÉ: La primera sorpresa que yo me llevé al respecto fue constatar el gran prestigio intelectual, cultural, histórico del PCI en toda la sociedad; su papel en la resistencia al fascismo y al nazismo antes y durante la segunda guerra, etc. Por otra parte, no hay en Italia ningún temor de decir "yo soy comunista", no hay estigma asociado con la militancia en el PCI. Además están las "zonas rojas", gobernadas localmente por el PCI solo o en alianza con los socialistas. Esto le ha dado a los comunistas una valiosísima experiencia de gobierno y les ha permitido diferenciarse de otros gobiernos locales. Ellos están metidos capilarmente en toda esta estructura, lo que convierte al partido en un cuerpo vivo, observante, receptivo de la realidad social y demostrando un gran respeto por las tradiciones culturales.

LUCHO: Hay un pasaje, para mí, brillante de Gramsci en el que critica una obra de Bujarin acerca del materialismo histórico. Gramsci dice que el problema de ese libro es que el autor se dedica a atacar a los representantes más débiles de la ideología burguesa, cuando debería haber concentrado sus esfuerzos en los mejores y más difíciles exponentes de esa ideología

LORO: Bueno, en la actualidad el PCI está pasando por un período de autoanálisis, tratando de comprender el rol de un partido revolucionario en la sociedad actual, en las condiciones de un capitalismo desarrollado. Hasta las reivindicaciones están en tela de juicio hoy en Italia y esto afecta a todos los partidos. Yo creo que, aunque no nos demos cuenta, esta forma italiana de ser de los comunistas ya la tenemos incorporada en nosotros. Ya no creemos en paquetes de verdades interpretables en un solo sentido. Tú sabes que poco después de nuestra derrota apareció un libro de Enrico Berlinguer acerca de la experiencia chilena, donde el introdujo el concepto del compromiso histórico, enfatizando la necesidad de compromisos políticos reales.

LUCHO: ¿Pero no está un tanto gastado ya este concepto, entendido como una alianza programática entre el PCI y la Democracia Cristiana, simplemente por no haberse concretado en tanto tiempo?

LORO: Bueno, quién sabe, ya que la política de alianzas excluyentes de la DC, es decir, excluyente respecto del PCI, está hoy en crisis aguda; ha tratado todas las combinaciones posibles y todas han naufragado con más o menos escándalo. Ha habido todo tipo de componendas, negociados, acusaciones mutuas, etc. y esto ha dañado toda la relación entre los partidos que han integrado estas coaliciones. Hay una imagen de corrupción en toda esta seguidilla de acuerdos excluyentes.

JOSÉ: En toda esta problemática contemporánea cobra importancia el cuestionamiento de viejas aspiraciones, como son las de la sociedad industrial. Tanto derechistas como izquierdistas han compartido un concepto de progreso basado en la industrialización, sin embargo hemos visto como este proceso ha llegado a amenazar la vida en todo el planeta y, como lo discutíamos unos días atrás, ha empobrecido en forma aguda las relaciones interpersonales. Toda la problemática ambiental es gravísima. Leí hace poco a un autor que señala que en esta carrera de polución en que las sociedades industriales parecen estar empeñadas, es posible que ya hayamos pasado el punto sin retorno, que el daño sea ya demasiado grande, acaso irreparable. Resulta por tanto escandaloso que las fuerzas progresistas no pongan un énfasis mucho mayor en estas cuestiones.

JORGE: Sin duda la izquierda ha tenido debilidades. Nos hemos enredado en las palabras, le hemos dado una importancia excesiva a la ideología... Sin embargo, en lo fundamental, hemos estado en lo cierto: la batalla central es la que hay que dar por la dignidad humana; en eso no nos hemos equivocado. Pienso que una de nuestras debilidades en la izquierda chilena es una cierta reticencia a estudiar problemas complejos. Las ciencias sociales han sido vistas como un invento burgués. Esto debido a algo que conversamos anteriormente, es decir a que el movimiento obrero en Chile ha desarrollado su propia cultura independientemente del resto de la población, y una cultura poderosa, con gran inercia.
El poder de la televisión es un factor relativamente nuevo, y ha sido utilizado por los grupos dominantes en forma sistemática y nada ingenua, aunque, afortunadamente, con un profundo desconocimiento de la cultura de la clase obrera y la izquierda. Todas estas telenovelas acerca de la costurera que llega a ser dueña de una gran empresa de la moda, etc. pueden engañar a algunos, pero no a los sectores más conscientes de sí mismos. Entre otras cosas, porque en la clase obrera y la clase media baja existen numerosas experiencias de intentos empresariales fallidos. Es difícil, por tanto, que la gente se trague estas ruedas de carreta. Por cada persona que "triunfa" en el capitalismo, cien fracasan; algunos, en forma desastrosa.
Otro factor importante es que muchas experiencias señalan que no basta con representar los intereses de las mayorías, sino que también los de las minorías. Ya sea por razones culturales o étnicas, hay minorías que no pueden ignorarse, que no pueden dejar de ser respetadas, a riesgo de romper todo el equilibrio social. El antiguo concepto de dictadura de la mayoría está en cuestión. No tanto, por supuesto, como el de la dictadura de la minoría (risas). Otro concepto que requiere de análisis y discusión es el de pluralismo. Pluralismo, democracia, son conceptos que hay que rediscutir. Pluralismo no es soportar a las minorías, o en algunos casos soportar a las mayorías, sino que darles a todos su lugar en el proceso democrático. Bueno, quiénes son todos es otro problema.
¿Hay que meter a alguno en la prisión de Spandau por 40 años?. A lo mejor Sí. Pero lo fundamental es que la sociedad debería tener sus mecanismos de defensa sin extirpar las variantes no convencionales. Es el cuerpo social el que debe ser suficientemente sano para aislar y neutralizar al microbio y no tener que amputar al menor furúnculo. Yo tengo un método de analizar estos problemas que consiste en llevar las cosas a su extremo. Así por ejemplo la irracionalidad del sistema capitalista se manifiesta, a mi juicio, en que si toda la población de la tierra viviera como en los países adelantados de occidente, el planeta explota en una semana. Este estilo de vida es imposible para todos, luego es inmoral. De la misma manera, ¿qué pasaría si llegáramos al poder en todas partes al mismo tiempo?. ¿Qué haríamos con aquellos que se nos opusieron y se nos sigan oponiendo?. ¿Los mandaríamos a la luna? Para ser moralmente aceptables, tenemos que tender a organismos sociales sanos, que generan sus propios mecanismos de convivencia y de defensa.

LUCHO: Yo diría que un cuerpo social sano es uno esperanzado, en el que la gente no sólo sabe que tiene su lugar hoy, sino que también sabe que lo va a tener mañana.

JORGE: Concuerdo plenamente. Las capas medias tienen la experiencia y la capacitación para manejar el aparato administrativo y técnico del país. No se puede prescindir de ellas. La izquierda de las capas medias hoy está viviendo lo que podríamos llamar una enfermedad infantil de la socialdemocracia.

LUCHO: ¿Te refieres a las posiciones expresadas en el torneo de Chantilly en 1982 (1)?

JORGE: Sí, en general a todas esas expresiones de desilusión, de desengaño con ideas de izquierda. Un partido de las capas medias progresistas podría expresar los valores innegables que este grupo tiene, y con los que han contribuido no poco al desarrollo del país. Pero al mismo tiempo tendría que ser muy crítico de los sectores medios más voraces, sectores amorales. Hasta la clase alta tiene valores de comportamiento, algunos principios. Pero esa clase media aculturizada, esa "clase mediocre" o "lumpen medio" carece de ellos. Son capaces de vender a su madre por una citroneta.

LUCHO: En el pasado, muchos que provenían de esos sectores, al pasar a la izquierda, tomaron las banderas de la clase obrera y abandonaron las propias.

JORGE: Yo no quiero ser general después de la batalla, pero en nosotros creo que no se produjo ese proceso. Nosotros descubrimos a la clase obrera y fue un proceso fascinante, pero no intentamos siquiera proletarizarnos. De aquí que no creo que hayamos abandonado las banderas de las capas medias. Fuimos y somos aliados de la clase obrera. La verdad es que yo veo a la clase obrera como un fenómeno histórico pasajero, producto de la sociedad industrial. No le veo un carácter permanente. En nuestra Utopía, la clase obrera libera a todas las clases, pero si tú miras la realidad contemporánea, los intereses de la clase obrera de Alemania Occidental son contradictorios con los de la clase obrera chilena, por ejemplo. Los primeros tienen un nivel de vida que está basado en la explotación de seres humanos en otras partes del mundo. De aquí que yo crea que en esta lucha el arma fundamental es la acción organizada en torno a valores más bien absolutos, como por ejemplo la lucha por la dignidad del ser humano, por que ninguna persona viva como parásito de otra.

LUCHO: ¿Tú crees que la nueva problemática es post-marxista?

JORGE: La problemática contemporánea es post-marxista sólo en sentido cronológico, pero yo no veo a la ecología, al feminismo, etc. como contradictorios con las ideas revolucionarias. Como señalé en una conversación anterior, yo me considero marxista, ya que veo al marxismo como un cuerpo vivo, en desarrollo, que debe ir descartando aquello que la realidad ha demostrado ser falso e incorporando lo nuevo. No le veo ni le pongo límites y concuerdo con que es imposible encontrar en el marxismo respuesta a todo.
Lo que está ocurriendo en la Unión Soviética es un ejemplo de este carácter vivo. Gorbachov demuestra que la idea de un anquilosamiento de la fuerza motriz que creó la Unión Soviética era precipitada y creo que ese es un sistema de convivencia humana que nos puede dar todavía muchas sorpresas agradables. Y tiene tal fuerza que bastó la llegada de Gorbachov con sus ideas renovadoras y se produjo de inmediato un tremendo sentimiento de esperanza en el mundo. Como alguien ya mencionó, el cristianismo se expresó por siglos de manera brutal, al lado del cual el stalinismo era juego de niños. Y sin embargo las ideas subyacentes eran de tal fuerza que han sobrevivido a las atrocidades. En la URSS se vive una etapa totalmente nueva. Los crímenes de Stalin fueron traumáticos, pero hay algo muy sano, muy grandioso en el impulso que echó a andar ese país.
Tenemos derecho a esperar que los secretarios generales del PCUS dejen de ser perfectos hasta el día de su muerte. Y que tengan que morirse para ser reemplazados. Cuando Gorbachov habla de democracia, me parece a mí que habla de los mecanismos de generación del poder, un problema no resuelto en la URSS.

LUCHO: Ni en ninguna otra parte.

JORGE: Así es. Ojalá el socialismo encuentre los mecanismos de regeneración del tejido del poder en ese país inmenso y vitalísimo. Lo otro que deberíamos aprender es a ser críticos sin temor a ser tachados de enemigos de la causa revolucionaria mundial.

LUCHO: Los partidos de izquierda han hecho poco por fomentar esa discusión, y no sólo en condiciones negativas, sino que incluso en la época en que había en Chile una amplia libertad de discusión a nivel social, como en los 60.

JORGE: En esto hay mucho de la contagiosa mentalidad de sitio en que han vivido la URSS y otros países socialistas, el salvaje bloqueo contra Cuba. Cuando se les critica a los viejos dirigentes obreros chilenos el ser un poco cerrados, se olvida que han pasado una buena parte de sus vidas presos, bajo amenaza de prisión o en el exilio. Se les pide una apertura tal que es casi inimaginable que la tengan.

LUCHO: ¿Tú ves una diferencia entre el socialismo cubano y el de otros países?

JORGE: Nosotros hemos estado pocas veces en Cuba, pero es claro que Cuba es un país marciano en América Latina. Sin analfabetismo ni extrema pobreza, con una baja mortalidad infantil, sin mendicidad o prostitución infantil, con un sistema extenso de seguridad social, con el mayor número de médicos per cápita en el "tercer mundo", con un sistema educativo de lujo, etc.
Los problemas conflictivos se encuentran en el otro extremo, caro a los intelectuales: la libertad de expresión por ejemplo. Esta es el área dominada por el fantasma de la contrarrevolución y la intervención foránea, que son más que fantasmas. Es aquí donde se ha optado, algunas veces, por cortar por lo sano y no permitir ninguna disidencia, ni bien ni mal intencionada.

LUCHO: ¿Qué le pedirías tú a Gorbachov?

JORGE: En primer lugar, que le restituya a la Unión Soviética esa imagen mítica que ha tenido, un faro que ha alumbrado la historia contemporánea, y que ha perdido brillo en los últimos 20 años. En segundo lugar, que mantenga a la URSS como un punto de referencia de los pueblos que luchan, de los que quieren cambiar el mundo, junto a los movimientos de liberación; en tercer lugar que desarrolle y ponga en práctica su concepción de la democracia socialista, que le quite a la URSS todo vestigio de socialismo ruso, de zarismo.
En todo esto, la personalidad de Gorbachov es muy importante. Nosotros hemos tendido a veces, por oponernos al culto a la personalidad, a negar la importancia de las personalidades en la historia, pero yo creo que los individuos son muy importantes, sobre todo en momentos de decisión. Yo creo que hay que luchar contra la despersonalización del poder, como ha ocurrido en los Estados Unidos donde ya no importa quien sea el presidente. Están colocando en ese lugar a individuos que interpretan el rol cinematográfico de presidente, pero que en el fondo son grotescamente intrascendentes. Esto de que sea el aparato quien decida en lugar de la gente, que es una acusación que siempre se le ha hecho al socialismo, se está ahora dando vuelta, y es en los países capitalistas desarrollados donde vemos al aparato decidiendo en toda instancia trascendente.
A veces, cuando se habla de "socialismo real" a mí me suena un poco como queriendo decir "Uds. sueñen lo que quieran, pero esto es todo lo que en la realidad se puede conseguir". A mí no me convencen con esa argumentación. Un concepto interesante es el de pluralismo. Yo creo que tradicionalmente se ha asociado con las democracias occidentales, contra las que debo decir que yo no disparo tanto, ya que junto a las debilidades a las que nos hemos referido repetidamente, tienen también sus méritos.
Y hablando del futuro, va a ser necesario definir cuál es el futuro que queremos para Chile. ¿Vamos a proponer la industrialización, cuando la sociedad industrial está en juicio en todas partes y gravemente cuestionada?. ¿Automóviles para todos los chilenos?

LUCHO: Para optimizar el envenenamiento del medio ambiente...

JORGE: Todos los argumentos verdes ahora cobran importancia, ya que corresponden a una sociedad que ha llegado a un tope histérico en muchos aspectos, como resultado lógico de un concepto de desarrollo. Esta fuente que creíamos inagotable de recursos, la tierra, está llegando a sus límites. ¿Qué queremos entonces para Chile?. ¿Y por qué vamos a luchar en el futuro?. Hemos vivido en la utopía del progreso, nosotros con la abolición de la explotación. Pero no cabe duda de que el modelo industrial está agotado. ¿Cuál es el modelo de sociedad productiva que vamos a proponer?. Esto es algo que debe preocuparnos hoy.
En las últimas dos décadas se han agudizado todos los problemas globales de la humanidad. El abismo entre el Norte y el Sur sigue creciendo. Se ha agravado la explotación del Sur por parte del Norte, la concentración del poder económico a nivel mundial, la creciente agresividad de los países desarrollados de Occidente. Muy luego el muro de Berlín va a ser una alpargata vieja al lado del que van a tener que construir los EEUU para evitar el ingreso de inmigrantes de América Latina y el Caribe, y de los que van a tener que levantar todos los países desarrollados para evitar que el "tercer mundo" se les venga a vivir acá en masa.
Y allí toda la "libre circulación de personas e ideas" y otras bonitas frases helsinkianas se van a ir al agua, ya que se aplican sólo como propaganda contra los países socialistas, pero se olvidan cuando se trata de la problemática Norte-Sur.

LUCHO: ¿Y cómo ves tú el futuro de nuestra generación?

JORGE: Bueno, nuestra generación se caracterizó por las grandes esperanzas que alentamos, pero ellas quedaron truncas. En aquellos años éramos muy jóvenes, no jugamos un papel dirigente en los procesos más trascendentes. De haber continuado ese desarrollo, hoy estaríamos gravitando decisivamente en nuestro país. En cambio, estamos en Londres en casa de John Williams, lo que no es un mal resultado (risas).

LUCHO: Para qué vamos a decir una cosa por otra...

JORGE: No fuimos protagonistas decisivos y no sabemos si alguna vez lo vamos a ser. Creo que aún no es demasiado tarde para nosotros... el futuro dirá. Pero creo que donde se nos puede medir es en los logros personales, profesionales.
Sin la Utopía no se puede vivir. Es como navegar sin brújula. Somos muchos los que hemos mantenido los principios fundamentales y no hemos sucumbido a un "realismo" paralizante. Nuestros principios pueden ser como una supernova, que surgió hace millones de años pero de la que recién nos enteramos. El resplandor de lo que nos animó y nos anima puede sobrevivir en canciones, libros, cartas. Nuestro papel aún no ha terminado. Quién sabe si vamos a poder realizar nuestros proyectos, pero las ideas van a sobrevivir.

LORO: Ha habido últimamente en Italia una tendencia a aminorar, a trivializar el significado de la generación de los 60. Yo, sin embargo, he heredado, y lo digo con mucha ternura, una humanidad muy fuerte, que proviene de haber abrazado ideales que no he abandonado. Y aún cuando algunos de ellos siguen viéndose como algo lejano, nos han ayudado a formarnos estética y éticamente. Debemos seguir nuestra vida orgullosos de esos valores, que son muy nobles.

LUCHO: Pienso que nuestra generación trató de modificar las instituciones, creyendo que ese era el camino más efectivo para cambiar el mundo, pero en muchos países no se consiguió ninguna transformación institucional, y en aquellos en que sí las conseguimos, ellas fueron estrictamente reversibles. Sin embargo, lo que sí logramos, en buena medida sin proponérnoslo, fue un cambio irreversible en las actitudes individuales de millones de personas, en la manera de enfocar la realidad y de reaccionar ante ella.

JORGE: Yo también valoro ese logro, y acepto que las personas cambien, porque yo he cambiado. Cuando tú me dices que dejaste de considerarte un marxista, yo respeto tu desarrollo, ya que no tengo una visión religiosa de estos problemas, pero si alguien me dijera que después de haber luchado por la dignidad humana por años se encuentra hoy en una posición de indiferencia, ahí sí que le perdería todo respeto. Nosotros, como San Pablo, fuimos fulgurados en el camino al Oriente y hemos continuado por ese sendero. Yo no creo tener alternativa.

JOSÉ: A nivel continental, podemos colaborar en promover el estudio de las tradiciones igualitarias, libertarias, comunitarias que, provienen de las culturas indígenas precolombinas. Como dice Galeano, nuestro socialismo americano pareciera nacer de la tierra misma.

LUCHO: En suma, podríamos decir que hemos aprendido a "terminar con los mitos y mantener la Utopía", a tratar de comprender la realidad tal cual es, nos guste o no, a mantener una actitud esperanzada frente al futuro, basada en las mejores tradiciones de nuestra cultura mestiza; a esforzarnos por generar una visión que abarque toda la problemática planetaria, reconociéndole el derecho a un lugar en esta empresa a todos aquellos que deseen integrarse. Y, sobre todo, entendiendo que la complejidad de la realidad contemporánea exige un esfuerzo mayúsculo de comprensión, de persuasión, de trabajo unitario, de generosidad y respeto. ¿Somos, entonces, optimistas?

JORGE: Inmensamente optimistas.

LORO: Tremendamente optimistas.

JOSÉ: Desvergonzadamente optimistas (risas).


NOTAS

(1) El Encuentro de Chantilly (septiembre de 1982) fue una reunión de intelectuales chilenos que tuvo por objeto "proceder a una reflexión sobre la nueva realidad y sobre la necesidad de renovar el pensamiento y acción de la izquierda". Las intervenciones fueron publicadas por la revista Chile-América. Opiniones críticas sobre las ponencias allí presentadas aparecieron en el Boletín del Exterior del PC de Chile durante 1983-84. Hubo un segundo encuentro de Chantilly en septiembre de 1983.