FRAGMENTOS DE UN SUEÑO

LOS AÑOS DE LA ESPERANZA



LUCHO: Los años 60 fueron uno de esos escasos períodos en la historia en que las ideas de la cultura progresista se transforman en dominantes. Fueron años de grandes esperanzas, optimismo y movilización. En Chile se habló de la "revolución de las aspiraciones".

JOSÉ: Retrospectivamente, esos años se ven como exaltantes, pero aterrizando la memoria te puedo decir que yo los viví desde el barrio Brasil-San Pablo en Santiago. Un barrio como muchos, con su clase media equilibrista, pichangas en la calle, las huelgas de los mapuches de la panadería española, su peluquero chino, sus billares, sus borrachos, sus cesantes o trabajadores ocasionales. Entre la plazoleta y el "conventillo del diablo", se jugaba a la guerra, y después de la revolución cubana, a los barbudos rebeldes, que desplazaron a los cowboys yanquis en el rol de héroes. Pero era impensable un grado mayor de conciencia del fenómeno que vivíamos. A todos nos aunaba un porvenir incierto, un horizonte chato. Esa monotonía "feliz" se conmovía a veces con la aparición de una muchacha del barrio en revistas de fotorromances, o con el Mes de María o los campeonatos deportivos con elección de reina de belleza, o con los terremotos.
En ese tiempo, los malones del sábado contaban sólo con música rock en inglés. Nadie entendía nada, por cierto, ni del inglés ni de la vida de esos ídolos remotos. Pero la energía adolescente se desenfrenaba por allí, bailando, intentando piruetas o imitando, como yo, a los cantantes famosos.
A comienzos de los sesenta participé en protestas y manifestaciones estudiantiles para conseguir el desalojo de los prostíbulos que rodeaban el Liceo Mixto No. 10. Por primera vez me sume, anónimamente, a esas multitudes juveniles que contaron con el apoyo de los sindicatos y comprometieron, así, nuestra conciencia y participación en la lucha social.

LUCHO: ¿Te impactó a ti el Campeonato Mundial de Fútbol que tuvo lugar en Chile en 1962?

JOSÉ: Mira, yo nunca fui seguidor del fútbol profesional y en general no me siento interesado en el deporte comercial. Me impactó más por la televisión, que llegó a Chile ese año. Hubo una consideración desmesurada de la importancia de haber sido Chile la sede del campeonato mundial. Como que llegamos a existir ante el mundo...

MAX: El campeonato cambió mi vida, ya que yo era muy aficionado a ese deporte y por eso viajé a Chile en 1962. Una vez allá decidí quedarme a estudiar y entré en un mundo nuevo. Si no hubiera sido por el mundial, yo no habría llegado a Inti-Illimani.

LUCHO: Otro ingrediente de los 60 fue el rock and roll.

RENATO: El rock fue esencialmente un lenguaje nuevo en manos de la juventud.

JOSÉ: Es que el rock fue una alternativa a la música "de los viejos", el tango, el vals peruano, el bolero, el mambo. Holly Near me contaba que Elvis Presley fue su ídolo no sólo desde el punto de vista musical, sino que también como un revolucionario, con una connotación popular, similar a lo que hoy es Bruce Springsteen, pero mayor. Yo concuerdo con John Lennon en que el servicio militar castró a Elvis. En su época original fue un creador por excelencia.
Pero mirando a la distancia, los buenos valores fueron una excepción, ya que lo preponderante fue una comercialización salvaje de los rockeros estadounidenses que se movían en un esquema estrechísimo en lo musical, con sólo tres o cuatro acordes y la repetición hasta el cansancio de frases tales como "if you leave me, I will surely die".
El rock de entonces, como los films yanquis que veíamos cada domingo (y que habían desplazado a los mexicanos y españoles), se sumaban de una manera compleja a la propaganda de la "guerra fría", que retomaba algunas banderas nazis, para justificar los desembarcos de marines donde hubiera intenciones de independencia o nacionalización de riquezas. No obstante eso, algunas figuras, las más auténticas, dejaron a mi parecer su semilla: Fats Domino, Ray Charles, Frankie Laine, Aretha Franklin.

RENATO: Las cosas generalmente llegan a América Latina con cierto retraso, pero el rock llegó de inmediato. Los éxitos eran número uno en todo el mundo. Recuerdo a Bill Haley, Buddy Holly, Brenda Lee y a otros. El rock estaba estrechamente ligado a la música negra, al jazz; es un blues con más tempo.

JOSÉ: Que yo recuerde, rock en español hubo a fines de los 50, primero en México y después en Argentina. Los Teen Tops y Enrique Guzmán se dedicaron a traducir los hits norteamericanos. En Chile se cantaba rock en inglés, e incluso se componía en inglés. Me acuerdo de un cantante llamado Danny Chilean que componía canciones con su inglés de escuela secundaria. Y con éxito. La primera crítica que escuché fue de un argentino que fustigó a los "coléricos" chilenos (como entonces se les llamaba) por cantar en inglés.

LUCHO: ¿Cómo te impactaron los Beatles?

JOSÉ: Un ex-miembro del grupo rock Los Ramblers nos hizo clases de guitarra a ocho o diez cabros de mi barrio. Entre otras canciones nos enseñó "La nochera", una zamba argentina. Esa fue la canción más difícil que supe hasta que aparecen los Beatles. Ellos rompieron las cuatro posturas y ensayaron armonías más complejas. Con el tiempo, uno se da cuenta de que ellos correspondieron a un nuevo nivel del desarrollo tecnológico musical y de organización de las multinacionales del disco. Grabaciones de mayor calidad, mejor publicidad, etc. Yo estuve en un grupo que hacia mímica de las canciones de los Beatles.
Si tú revisas su desarrollo musical te das cuenta de que ellos siempre fueron introduciendo algo nuevo, enriqueciendo las orquestaciones y el timbre sonoro, con un trabajo de composición honesto, espontáneo, no condicionado por las leyes divinas de la oferta y la demanda.

MAX: A mí me llegaron mucho sus temas más románticos, la dulzura de esa música, sus arreglos vocales. Fueron un trasfondo de mis propios amores.

JORGE: La fuerza del rock reside, a mi modo de ver, en su carácter primitivo, tribal, cercano a los instintos. Los Beatles fueron los primeros en darle una forma más sofisticada. Fueron como una provocación musical. Yo había sido un opositor al rock, pero después reparé en que se había convertido en un lenguaje universal.

JOSÉ: Hubo canciones geniales como "The fool on the hill", "She is leaving home"... Ellos dijeron alguna vez que se habían alimentado de elementos yanquis y los habían elaborado. Pero en medio de la fiebre de los Beatles llegó la moda italiana, con Doménico Modugno, Edoardo Vianello, Rita Pavone, etc. Ellos también ejercieron una gran influencia. Especialmente temas salidos del Festival de San Remo: "Volare", "Il nostro concerto", de Umberto Bindi, etc. Luego Gilbert Becaud, que propuso, tal vez inconscientemente, la primera canción de la distensión, "Nathalie", además de interpretaciones novedosas que se ubican en la corriente de actores-cantantes, en la onda del espectáculo de cabaret. Un caso aparte es la irrupción de Joan Manuel Serrat, que vino a dignificar la música popular con sus canciones basadas en textos de los grandes poetas españoles.

LUCHO: Otro proceso apasionante de los 60 fue el que se dio en torno al movimiento estudiantil. ¿Podrías tú referirte a tus experiencias en este terreno, Jorge?

JORGE: Yo comencé a participar en la enseñanza media, cuando era estudiante del Grado Oficios de la Escuela de Artes y Oficios. Yo fui así testigo del proceso de radicalización que se dio en los 60. Creo que hasta el 73 los que estábamos metidos en la izquierda no sabíamos lo que era perder, ya que ella creció y ganó influencia permanentemente en todo ese período (1). Se formó así una generación de dirigentes jóvenes, con grandes expectativas y que no conocían la derrota. Existía la convicción de que teníamos las armas de la razón más absoluta.
Uno de los frentes en que yo participé fue el Movimiento Universidad Para Todos (MUPT), impulsado por la FEUT y que tenía por objeto difundir el problema de los estudiantes secundarios, que eran en su gran mayoría preparados para seguir estudios universitarios para luego encontrar limitado su acceso a la educación superior. Fue también un vínculo entre el movimiento estudiantil universitario y el secundario. El MUPT fue resultado de una escuela de dirigentes.
Posteriormente, el MUPT se expresó en escuelas de verano de preparación para el ingreso a la Universidad, íntegramente organizadas y administradas por la FEUT y a la que asistían anualmente dos mil o más jóvenes. Yo, como cientos de otros estudiantes, hice clases en esas escuelas. Simultáneamente se organizaban los Trabajos de Verano, que consistían en construcción de escuelas, clínicas, etc. en las regiones rurales y más atrasadas del país. Estos fueron financiados por el gobierno de Frei y luego el de Allende. Los trabajos de verano fueron una fuente extraordinaria de experiencias sociales, políticas y culturales.
Creo que el "secreto" estos logros era lo atractivo de las ideas generadas por el movimiento estudiantil, que capturaban un entusiasmo masivo, y a que parecíamos tener un plan maestro de cambio y avance multifacético de la sociedad chilena, en el cual cabían todas las tareas individuales. Queríamos colocar a la Universidad en resonancia con la voluntad de la gran mayoría de los chilenos. Nunca se pudo decir, por el tremendo apoyo que estas ideas tenían, que ellas fueran de tipo proselitista o estrecho.
Yo participé intensamente en la etapa de ascenso del movimiento por la reforma, el que llevó a la ruptura del viejo orden. Después ya la vida del conjunto nos envolvió y fui más bien un espectador que un actor. Advertí sin embargo que el movimiento fue demasiado autosuficiente. Hubo poco aporte desde afuera y esto sin duda fue una limitación. Habría sido conveniente estudiar otras experiencias.
Un aspecto que a mí siempre me ha llamado la atención es la idea de alguna gente de que estos grandes procesos sociales eran de alguna manera manejados por los partidos políticos. La verdad fue que todos ellos, incluido el movimiento estudiantil, tenían su dinámica propia, las cosas encajaban espontáneamente.
Comunistas, socialistas, etc. seguían al movimiento estudiantil. Era tal la velocidad de incorporación de gente a estas actividades que no había ninguna posibilidad de adoctrinar ni manipular.
Una vez, conversando con Esteban Tomic en un largo viaje a Bulgaria, él se manifestó muy interesado en esto y me dijo "no creas que esta es una pregunta capciosa, la verdad es que quiero saber ¿organizó el Partido Comunista el movimiento de la Nueva Canción?". Yo le respondí que aunque el PC hubiera querido dirigirlo, no habría podido...

LUCHO: Horacio, tú también participaste en actividades estudiantiles, cuéntame algo de tus experiencias.

HORACIO: Mi participación fue como un estudiante más y no como protagonista central. El año 66 encabecé una lista del MUI (movimiento universitario de izquierda) en el Depto. de Química de la que luego fue la Facultad de Ingeniería y fui elegido presidente, pero lo cierto es que la actividad musical me absorbió por completo y creo que mi gestión como dirigente estudiantil fue un fracaso. Casi todo el trabajo recayó en otros compañeros.
Mi colaboración se dio en los marcos de la peña y luego del conjunto. Yo participé de todas las actividades, pero como un soldado más. Éramos número fijo en todas las actividades de la FEUT, en la huelga por el presupuesto universitario, el 66 y luego en la ocupación de todas las dependencias universitarias el 67, que terminó en la renuncia del Rector y la formación de la Comisión de Reforma.
Antes de la reforma, siempre tuvimos muchos problemas con las autoridades universitarias en torno a la peña, que era considerada una suerte de antro de perdición (risas). Siempre quisieron desalojarnos de los locales que ocupábamos y de aquí que funcionáramos en varios lugares distintos, siempre dentro de la Universidad.

LUCHO: Poco después se desencadenó el movimiento que llevó a la renuncia del Rector y al comienzo del proceso que transformaría a la UTE.

HORACIO: ¡No nos paraba nadie!... El conjunto sentía el respaldo de toda esta tremenda fuerza de los estudiantes y éramos, a lo mejor, un tanto antipáticos como resultado.

LUCHO: Loro, tú también fuiste estudiante de la UTE y tuviste una relación con la Universidad desde antes de ingresar. Yo te recuerdo llegando a la UTE con tu uniforme de estudiante secundario y tu guitarra a tocar melodías de Falú...

LORO: Yo ingresé a la Universidad sin tener una conciencia clara de mi vocación. Al mismo tiempo, estudiaba guitarra en el Conservatorio. Aún cuando yo sentía una responsabilidad de estudiar matemáticas, física, etc. la verdad es que yo andaba siempre con mi guitarra, desde que era alumno del liceo Lastarria.
Mi principal recuerdo de la Universidad es la diversidad de actividades que se veía. Los casinos (cafeterías) eran focos de actividad, como los jardines, las aulas. Era una Universidad extremadamente interesante para vivir los años formativos. No había semana que no se hiciera alguna actividad artística o de otra índole. La reforma universitaria fue una verdadera epopeya del afán libertario que nos animaba.
Muchos de los dirigentes eran personalidades de gran calibre, gente que incluso no sólo eran buenos dirigentes, sino también buenos estudiantes. Y recuerdo con satisfacción las numerosas actuaciones que hicimos con Horacio en 1968, durante la campaña eleccionaria que llevó a la rectoría a Kirberg. Cuando nos encontramos con él en los EEUU siempre comentamos esos días. Luego me vi envuelto en el proceso de formación y desarrollo de la Unidad Popular y dejé de ser estudiante de la UTE, pero en 1971 me transformé en funcionario.

LUCHO: Uds. ya tocaban entonces "Campanitas" y "Mis llamitas"...

LORO: Y las vamos a seguir tocando hasta que salgan bien... (risas).

LUCHO: Otra experiencia interesante de los años 60 fue la creación y desarrollo de las peñas folklóricas. Horacio, tú participaste en varias de ellas...

HORACIO: Sí. Yo era alumno de la Universidad Santa María, de Valparaíso cuando supe de la formación de la peña de la Universidad de Chile de Valparaíso, el 20 de agosto de 1965. Yo fui designado por la federación de la Santa María para participar en ella.
Esta peña agarró un vuelo tremendo. De ahí salieron Payo Grondona, el Gitano Rodríguez y una serie de otros intérpretes que después integraron grupos conocidos. Y llevamos a Violeta Parra a la peña, con un éxito inmenso. Hubo cinco actuaciones a local lleno y la gente hacía cola por cuadras.
Yo primero participé en la peña limpiando, sirviendo las mesas, etc. Luego fui nombrado vicedirector artístico, y viajaba a Santiago a buscar artistas. La peña fue una gran pasión para mí, un gran descubrimiento y se inició allí mi vida artística. En ese tiempo no me iba bien en la universidad y me había costado ubicarme en Valparaíso, de modo que la peña fue una instancia de realización.
Allí escuché tocar charango por primera vez, y me enamoré del instrumento. Al año siguiente me fui a la UTE a Santiago y me integré de inmediato a la peña de la FEUT. Por ese tiempo llegó a mis manos el primer charango y un compañero de la Universidad me enseñó las primeras cuatro posturas y luego aprendí de los discos de Jaime Torres, el charanguista argentino. Yo nací en Antofagasta y estudié en la escuela "República de Bolivia", de manera que desde pequeño estuve escuchando música altiplánica. En Antofagasta hay festividades folklóricas de origen indígena y este tipo de música se escucha con frecuencia.
La otra peña fundamental, fundada en abril del 65, fue la peña de calle Carmen 340, "La Peña de los Parra" en Santiago. La de Valparaíso debe haber sido la segunda. Nunca hubo una peña estable en la Universidad de Chile, aunque se hacían en forma ocasional en todas las escuelas. La peña "Chile ríe y canta" fue fundada por René Largo Farías en 1967. La nuestra, la de la FEUT, había sido fundada en abril de 1966.
En las sedes provinciales de la UTE se formaron también peñas estables, especialmente en Valdivia y Antofagasta. Ambas tuvieron una existencia regular y muy exitosa por varios años. La peña de la UTE de Valdivia tuvo trascendencia en todo el sur de Chile. Creo que todas tendieron a imitar a la de los Parra, que entregó la estructura básica, y en la cual hicieron sus primeras armas artistas de la categoría de Víctor Jara, Pato Manns, Rolando Alarcón y otros.

LUCHO: ¿Quiénes actuaban en la peña de la FEUT?

HORACIO: Una gran atracción era don Ismael Villouta, el recitador, quien hizo toda una creación de "La cueca larga", así como de la "Oda al Aire", de Neruda; el dúo Hernán y Marcia tuvo muchos seguidores. Roberto Parra, hermano de Violeta, cantaba a menudo en la peña y había artistas permanentes, tales como Jorge Coulón, Claudio Sapiaín y otros estudiantes de la UTE. Los Quilapayún iban a menudo y nunca nos fallaron en las grandes ocasiones; allí comenzó su asociación con la UTE, la que luego resultaría en la integración de Hernán Gómez, Willy Oddó y Rodolfo Parada, todos ellos estudiantes de ingeniería.

LUCHO: Y tú también cantabas en la peña...

HORACIO: A veces. Tenía una superexclusividad, una canción del Chango Rodríguez que se llamaba "Prohibido", y que nunca jamás la he escuchado cantar a nadie más (risas). Claro que, como consecuencia, algunos amigos me molestaban y me decían "prohibido" (risas)... Pero en un momento dejé de cantar como solista, especialmente debido a que nunca me ha gustado mi voz.

MAX: Las peñas fueron un gran foco de atracción, de discusión, de aprendizaje. A mí me gustaba ir a la Peña de los Parra a conversar con el tío Roberto (Parra) que era muy entretenido. Nos contábamos cuentos y anécdotas. Es un excelente poeta popular, muy ingenioso, y el creador de las "cuecas choras". Las Peñas tuvieron un papel importante en la difusión de la música folklórica y de la música que reflejaba la problemática de los 60, lo que posteriormente se llamó Nueva Canción Chilena. Sirvieron de trampolín para la profesionalización y desarrollo de varios conjuntos y solistas. En ellas se estrenaban las canciones nuevas.

JOSÉ: Yo tuve una muy buena escuela en la "Peña estudiantil" de Santiago, donde, a diferencia de otras, se cantaba de todo, no sólo folklore, y en común con otras, se sostenía con el trabajo voluntario de artistas y organizadores. En La Peña Estudiantil casi todos éramos estudiantes secundarios que participábamos en el programa de radio "La juventud canta".

LUCHO: Yo recuerdo que tú llegaste a grabar discos antes de ingresar a la Universidad...

JOSÉ: Sí, grabé dos singles. Una de las canciones, "Porque te quiero", de la que fui coautor, se hizo muy famosa en América Latina en la versión del conjunto chileno Los Ángeles Negros. Pero lo más divertido fue la grabación de un jingle publicitario para una marca de chicles dobles (risas). Al mismo tiempo, nos interesaba la música folklórica y tratábamos de cantar temas de la naciente Nueva Canción, que venían del grupo matriz de la Peña de Los Parra.
Cuando en 1968 ingresé a la UTE de Valdivia, me enteré de inmediato que había allí una peña funcionando, con local, un equipo directivo y todo. Yo comencé a cantar y me metí de lleno en la organización. Hernán Bravo, un estudiante de la Universidad era el principal organizador, con un entusiasmo contagioso. La peña tenía una gran vitalidad. Varias veces tuvimos que cambiar de local y se hizo sin problemas. Otras peñas desaparecieron después de enfrentar dificultades similares.
Además debo indicar que en Valdivia yo tuve mi primer contacto directo con la izquierda organizada. Yo en ese tiempo no pertenecía a ninguna organización, pero veía como los jóvenes de izquierda participaban con entusiasmo en las actividades gremiales y culturales. Conocí allí también a Choño Sanhueza, el inolvidable dirigente juvenil asesinado por la dictadura. Choño, que era de un origen social muy humilde, era conocidísimo en las poblaciones y en los centros obreros; especialmente en ese lado de la ciudad que se inundaba cada vez que la lluvia se hacía permanente, y tú sabes que buena parte de Valdivia es lluvia, lluvia horizontal de esa que te moja las orejas y los bolsillos. Bueno, Choño siempre expresó un gran respeto por nuestro trabajo artístico. Nos ayudó a reforzar nuestra convicción de que lo que hacíamos era significativo. Nosotros teníamos una gran admiración por su calidad humana y sus dotes de dirigente. Posteriormente nos volvimos a encontrar en Santiago, donde el siguió alentando el trabajo de los artistas de izquierda.

LUCHO: Cuéntame de la Peña de la UTE de Valdivia.

JOSÉ: En la peña de Valdivia había siempre bastantes números, conjuntos, dúos, cómicos, grupos de teatro, de danza, lectura de poesía... Participábamos también en las Escuelas de Temporada de la UTE, dando clases de guitarra y danza. Así fuimos al extremo Sur de Chile, a Aysén y Magallanes. La Universidad siempre nos integró a sus actividades extramurales, con lo que también demostraba una valoración por nuestro trabajo. Se nos dio acceso a programas en la radio de la UTE de Valdivia y organizamos, además, encuentros con grupos musicales provenientes de Santiago, donde intercambiábamos experiencias de todo tipo. Así fue como llegué a entrar en contacto con Inti-Illimani, que visitó Valdivia cuatro o cinco veces en el período en que yo fui estudiante.
Valdivia tenía la suerte de contar con dos universidades, la UTE y la Austral. El estudiantado de la UTE era en general de origen social más modesto que el de la Austral. Eso le daba a la UTE un carácter solidario. Para nosotros, por ejemplo, era natural ir a las regiones campesinas, donde nadie se iba a meter. Yo siempre había querido conocer el Sur, un deseo de mi niñez, ya que mis abuelos maternos habían emigrado desde allá. Los campesinos se sorprendían de ver llegar estudiantes.
Participamos, por ejemplo, en la constitución de los Consejos Campesinos, organismos electos que eran la base de la reforma agraria de Allende. Llegábamos con nuestro grupo de baile que era muy auténtico. El grupo de la Austral tenía más gente alta, rubia, y usaban trajes completos de huaso. Nosotros jamás hubiéramos podido financiar esto, de modo que nos vestíamos simplemente como los campesinos que veíamos en las afueras de Valdivia.
La gente de la peña tenía un gran entusiasmo. Nosotros estábamos aprendiendo a ser adultos y llevábamos una vida bien bohemia. Nos íbamos a un bar con Jorge Negrón, otro de los artistas y organizadores de la Peña, pedíamos dos cervezas y nos poníamos a cantar. Luego llegaban más cervezas y luego platos de comida, etc., gentileza del dueño o de los parroquianos (risas). Conversábamos mucho; era la época de nuestro despertar intelectual. En esas tertulias nos asomamos a la historia no escrita, no oficial, que transmitida por las bocas de la memoria nos hablaba de antiguas luchas, conquistas y tragedias de ese tronco popular del que éramos descendientes. Discutíamos sobre los avatares de nuestra universidad y su permanente lucha por un presupuesto adecuado. No podíamos explicarnos que los gobiernos anteriores hubieran decidido mantener ese retraso de las instituciones de educación superior tecnológica, que hacía más evidente y peligrosa nuestra dependencia.
Había un gran despliegue de energía bondadosa, cosas que nos llenaban de esperanza en el género humano. Gente que ayudaba a otros sin ningún interés personal y con una generosidad increíble. Un año después que llegué a Valdivia conocí a Anita Pradenas. Ella había estado, en la escuela secundaria, en un conjunto femenino que cantaba canciones de los Beatles. Como solista, cantaba canciones folklóricas. Ahí formamos el dúo "Anita y José", con el que nos hicimos conocidos en todo el Sur y llegamos a ser invitados a Santiago, donde después grabaríamos un LP acompañados por varios miembros del Inti. Cantábamos música latinoamericana, zambas, huaynos, joropos y también canciones de Jacques Brel y de Gilbert Becaud.
En una oportunidad los integrantes de la peña fuimos invitados a cantar para el personal de una compañía cervecera, con motivo de la Navidad o el año Nuevo. Esto quedaba lejos del centro de Valdivia, detrás de la isla Teja. Llegamos a un gran galpón donde estaba toda la gente en absoluto silencio. Eran los obreros del aserradero con sus familias. El primer contacto con el campesino siempre es difícil para el artista. La mirada y el silencio del chileno tienen algo de inexplicable, de observación, de timidez y una actitud de introversión que se confunde con la desconfianza.
Comenzamos a romper el hielo buscando conversar con las señoras y jugando con los niños. Así, poco a poco se abrió el diálogo y nos fuimos enterando de detalles de su vida difícil en ese lugar aislado. Se produjo una atmósfera de comunicación que duró hasta que entró un representante de la empresa: de pronto se congeló el ambiente. Fue una reacción extraordinaria. Este señor hizo un discurso de etiqueta en representación del dueño de la compañía, un famoso oligarca. "Lamentando no estar con ustedes... "; el aire se cortaba con un cuchillo. Había allí dos mundos opuestos y nosotros cantando, tratando de reganarnos la confianza de esa gente, que bien podía meternos en el mismo saco con el representante. En este tipo de actuación siempre cantábamos canciones de la zona, cuecas valdivianas y tratábamos de hacerlos bailar. Cuando eso se conseguía, era un triunfo total... .Esa vez sólo lo conseguimos cuando se retiró el emisario de la pulcritud. Hasta nos prestaron sus caballos...

LUCHO: ¿Hicieron Uds. algún trabajo de recopilación folklórica?

JOSÉ: Sí. Una vez Hernán conoció, en un bar que frecuentaban los remeros que transportaban leña por el río Calle-Calle, a un viejito que sabía muchas canciones tradicionales. Vivía en el pueblo de Futa y allá lo fuimos a ver. Cantaba cuecas con una melodía que no he encontrado en ninguna otra región chilena. Hernán se aprendió tres, que luego cantaba en la peña y yo le puse música a un texto de tonada que el viejito sabía. La peña era extraordinariamente exitosa y cuando actuábamos en el estadio municipal, asistían cuatro o cinco mil personas.
Eso nos daba una gran seguridad en nuestro propio juicio, porque además se desmoronaba así la recurrida explicación de los medios de comunicación de que programan música comercial porque, sostienen, es eso lo que la a gente le gusta. Yo considero fundamental la diversificación de los estímulos artísticos, informativos, culturales y dejar la posibilidad de elección, de selección crítica al auditor, aún a riesgo de poner a prueba la propia proposición musical.

LUCHO: Existe la creencia de que los 60 fueron un fenómeno exclusivamente europeo y norteamericano, y se insinúa que los sucesos en otros países fueron, de alguna manera, copias o reflejos de lo que sucedió en los países desarrollados.

LORO: Esa afirmación la consideró problemática, ya que una condición necesaria para una copia es que ocurra después que el original (risas)... y una gran parte de la actividad estudiantil fundamental en Chile se desarrolló antes del 68, que para algunos parece tener una importancia extrema. Hubo grandes batallas estudiantiles el año 66 y en la segunda mitad del 67 se desencadenó la etapa más dramática de la reforma universitaria.

LUCHO: En mayo de 1968, cuando se desatan los acontecimientos en París, ya había una Comisión de Reforma con participación estudiantil en la UTE y estaba en marcha la campaña para elegir rector en claustro pleno de académicos y estudiantes. Los sucesos del 68 en Europa fueron, para nosotros, una mera confirmación de nuestro rumbo.

MAX: Algunos sucesos que me llegaron mucho fueron la muerte del Che en Bolivia, la guerra de Vietnam y la invasión de Checoslovaquia. Todos estos eventos me provocaron grandes reflexiones. En varias oportunidades llegaron a Chile delegaciones de Vietnam invitadas por los sindicatos o los partidos de izquierda y yo me asombraba de ver a estos hombres y mujeres pequeñitos enfrentando y derrotando a una nación gigantesca.

JORGE: La guerra de Vietnam tuvo un gran impacto, sobre todo por la brutalidad e ilegitimidad de la agresión norteamericana. La educación chilena tenía en esos años un fuerte carácter anticolonialista e independentista, y esto facilitó por lo menos mi toma de posiciones. Me acuerdo de que ya en mi infancia se hablaba de Indochina como una nación combatiente. En la prensa chilena se siguió con atención la batalla de Dien Bien Phu, que marcó la derrota final del colonialismo francés en el sudeste asiático.
Yo creo que mi formación religiosa de la infancia reforzó mi sentimiento de indignación contra los agresores y de apoyo al agredido. Y toda la izquierda y el movimiento obrero llevaron a cabo una campaña sostenida de solidaridad con Vietnam. Marcelo y yo donábamos sangre para el Vietnam regularmente, y, junto a miles de jóvenes, participamos también en la Marcha por el Vietnam entre Valparaíso y Santiago. Muchos jóvenes, especialmente en las filas de la izquierda, atesoraban peinetas y otros objetos fabricados con el material de aviones yanquis derribados sobre Vietnam. Fue un símbolo de lucha por la dignidad.

LUCHO: Al parecer tú fuiste el único Inti que tuvo una fuerte formación religiosa...

JORGE: Sí. Y me marcó con un gran interés por la problemática ética, que otros integrantes del grupo adquirieron por otros caminos. Pero como a los 14 o 15 años dejé de creer en Dios. Fue un proceso espontáneo, muy íntimo y que sería largo detallar.
Pero volviendo a nuestro tema, los 60 fueron una especie de edad de oro, ya que la economía mundial paso por un período de crecimiento. Como resultado, muchos gobiernos de ese período se ven ahora como buenos. Fue la época de Kennedy en los EEUU, de Jruschov en la URSS, de Juan XXIII en el Vaticano...

LUCHO: Y de Frei en Chile...

JORGE: Precisamente. Creo que la izquierda debería revalorar el gobierno de Frei. Fue el primer gobierno, después del de Aguirre Cerda a fines de los 30, que rompe la inercia de la política chilena y efectúa cambios profundos. La izquierda no debería mirar con ningún complejo los logros de ese gobierno, ya que la DC actuó sobre una realidad social objetiva y por ello tomó algunas de nuestras banderas y muchos sentimos esas transformaciones como nuestras. Tuvo también una política exterior progresista, reanudó relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, dejando al descubierto a los que servilmente señalaban que eso era imposible, ya que provocaría la ira de los EEUU. No pasó nada, no hubo tales represalias. Yo creo que el conjunto de los aspectos más progresistas del gobierno de Frei generaron lo que se llamó "la revolución de las aspiraciones" y pienso que el gobierno de Allende habría sido inconcebible sin ese proceso previo.

JOSÉ: Pienso que la problemática social definió a nuestra generación, independientemente de posiciones políticas. La historia de las organizaciones populares, tales como los partidos, los sindicatos, maduradas en represiones tremendas, como la matanza de la escuela Santa María de Iquique en 1907, dieron a Chile un puntal irreemplazable en la lucha por la justicia social y por la independencia, que ha ido sensibilizando a instituciones formadas en pensamientos antiguos, como la Iglesia, la masonería e incluso las fuerzas armadas. La maduración alcanzada en las décadas de los 60 y 70 por las instituciones progresistas iba cuestionando a todos los sectores del cuadro político con esos valores surgidos de la lucha social de este siglo en nuestro país, y a la vez enriquecida con la visión de la Democracia Cristiana.

LUCHO: Otro fenómeno significativo de los 60 fue el movimiento hippy...

JORGE: Yo tuve poco contacto con él, ya que mi militancia me envolvió en otras actividades. Siempre lo vi como una manifestación de dependencia cultural, aunque ahora me parece que debe haber tenido una mayor profundidad. En medio de cualquier gran movimiento de masas siempre surgen santones, gurúes de todo tipo, se da una búsqueda institucionalizada y comercializada de soluciones existenciales. Creo que el mayo francés del 68 fue también visto entre nosotros como algo exótico, ya que por esos días estábamos embarcados en la campaña de elección de rector en la UTE, es decir, estábamos viendo ya los resultados de nuestra lucha de varios años.
Esto establece una cierta barrera entre nosotros y nuestros coetáneos italianos, por ejemplo, ya que para ellos el 68 fue un momento cúspide, mientras que para nosotros fue un momento de continuidad en lo que fue el proceso de cambios de los 60 y comienzos de los 70. El movimiento hippy y el 68 tuvieron para nosotros menor trascendencia. Como conjunto, tuvimos muchos seguidores hippies, esencialmente por nuestra música instrumental.

LUCHO: Muchos llegaron a las filas de la izquierda después de iniciarse en el movimiento hippie.

JORGE: Claro, este fue en muchos casos un trampolín hacia una problemática más inmediata y real en un país que vivía un estado de ebullición política. En otros casos, jóvenes provenientes de familias adineradas se vieron atraídos por el hippismo, aunque creo que lo tomaron más como un pasatiempo que como una instancia real de rebeldía ante su propia afluencia. Creo que el movimiento estudiantil y progresista había incorporado algunos procesos que, de otra manera, habrían sido banderas de los hippies. En la izquierda se dio en forma natural, por ejemplo, un proceso de liberación en lo sexual. Esto fue extraordinariamente evidente.
Quiero destacar que nosotros hicimos una buena parte de nuestro trabajo con el movimiento sindical. Para mí, el descubrimiento de la clase obrera, de su historia, de sus tradiciones, fue algo fulgurante. Cambió mi punto de vista y mi escala de valores. Yo en mi infancia en el sur de Chile, en Temuco, Victoria, Curacautín, vi mucho el mal trato que recibían los campesinos de parte de los patrones, capataces y todo tipo de funcionarios. Eso siempre me produjo una rebelión interna. En la clase obrera encontré, en cambio, una posición totalmente digna, sin servilismo alguno, que no aceptaba simplemente abusos patronales. Había un orgullo de clase y un conocimiento de la propia historia que no he encontrado en ningún otro lugar posteriormente. Para mí, el sentido de la dignidad humana que tiene la clase obrera chilena es muy superior al que tiene la burguesía, y esto es importante en muchos terrenos.


NOTAS

(1) La izquierda chilena nace institucionalmente en 1912, con la fundación del Partido Obrero Socialista. Sin embargo había antecedentes de pensamiento progresista en Chile desde antes de las guerras de la Independencia (1814-1818). Estas fueron en buena medida inspiradas por las ideas de la revolución francesa y algunos de los fundadores de la nueva República, tales como Bernardo O'Higgins, mantuvieron posiciones igualitarias y antioligárquicas ("Aborrezco a la aristocracia y la adorada igualdad es mi ídolo"). Durante el S.XIX, el pensamiento progresista tuvo manifestaciones en la obra de Santiago Arcos, Francisco Bilbao, José Victorino Lastarria y José Manuel Balmaceda, entre otros. El Partido Radical, el más antiguo aún existente en América Latina, fue fundado en 1859, con un programa, entonces, revolucionario.
Del Partido Obrero Socialista surge en 1922 el Partido Comunista de Chile. El Partido Socialista de Chile, fundado en 1932, reúne a parte de la intelectualidad marxista con elementos obreros, algunos de los cuales habían militado en el POS o en el PC. Grandes hitos en el desarrollo de la izquierda fueron el Frente Popular (una coalición del Partido Radical, el PS y el PC), que llevó a la presidencia al radical Pedro Aguirre Cerda en 1938, la formación del Frente de Acción Popular (FRAP) en 1956, que estuvo a escaso margen de elegir Presidente de la República a Salvador Allende en 1958 y la Unidad Popular, que llevó a Allende a la victoria en 1970. Ver Luis Cifuentes S., "La izquierda ante el cambio de siglo", Cuarto Propio (1997) y referencias allí contenidas.